Esa plaga bíblica que desde hace años nos gobierna a los madrileños, y que responde al nombre de Aguirre (la cólera de Dios), ha acusado más que insinuado, que tras la lamentable agresión sufrida por el presentador del informativo nocturno de Telemadrid, Hermann Tertsch, el pasado lunes, se halla una supuesta “autoría intelectual” de mi admirado Gran Wyoming.
Nada justifica la execrable agresión a don Hermann, y esperamos que más pronto que tarde se aclaren las circunstancias y móviles del hecho, se detenga al culpable y se le ponga a disposición de la justicia. Tan inaceptable como la agresión es que se acuse impunemente de inductor de los hechos a Wyoming (siempre digo que lo de Gran se le queda muy corto), dado que los que hemos visto en Tele-Espe a don Hermann podemos garantizar que las permanentes calumnias, difamaciones, falsedades, insidias, etc… que el ahora célebre propagandista ha vertido noche tras noche, le han granjeado de seguro numerosos enemigos, y también muchos amigos.
¿Y porqué la señora Führeresa osa realizar tal especulación precoz?. ¿Quién se responsabilizará de las insidias vertidas contra Wyoming si al final se trata de una confusión, del capricho de un tarado, o de un asunto particular?. ¿Qué pruebas tiene doña Espe para acusar y establecer una relación causa-efecto entre la parodia de “El Intermedio” y la agresión a Tertsch?.
Mismamente quien este blog suscribe, en una entrada del pasado 27 de Junio titulada “Hermann no controla su pedal”, mostraba un vídeo de Youtube a partir del cual, un observador suspicaz y malpensado (que haberlos “haylos”, y por docenas), podría llegar a aventurar que don Hermann ejerce su labor, llamémosle profesional, después de emular a los célebres peces del villancico.
Claro que, como se dice en la Biblia (creo recordar) no juzgues y no serás juzgado, el que esté libre de pecado ya sabe lo que tiene que hacer, y nunca digas de esta agua (con perdón) no beberé, y este cura no es mi padre.
Lo que me preocupa es que a partir de esa entrada en mi blog, doña Espe o alguno de sus esbirros pudieran tacharme de apuntador, de capo siciliano morreando a diestro y a siniestro, de señalador de don Hermann como diana móvil en la noche invernal y madrileña de la calle del Almirante, del mismo modo que lo están haciendo con el Inmenso Wyoming, aprovechando la impunidad que les confiere el ejercicio de uso y abuso de los medios de comunicación (privados y públicos) del siniestro régimen esperancil.
Espero que don Hermann se reponga pronto, y que quien tenga suficiente estómago pueda seguir escuchando sus diatribas contra la conjura judeo-masónico-atea-rojo-separatista que nos invade. Si don Hermann fuese un profesional mínimamente honesto empezaría criticando el infame trato que él mismo recibió la noche de autos, por los servicios de urgencia de la sanidad pública madrileña. De cualquier modo, sin duda mejor que la que sufrió el progenitor paterno de quien esto escribe en las urgencias del hospital 12 de Octubre hace apenas un mes. Y don Tertsch debería señalar a los responsables de la situación: esta vez sí, efectivos, reales y perfectamente identificables.
Menos mal que ahora, con la TDT podremos cambiar de canal y no tendré que ver a Hermann, aunque sea difícil sortear en Madrid las señales televisivas concedidas a Pedros Jotas, arzobispos, legionarios de Cristo (¿Ángel?), Federicos y Píos,….etc..
Decididamente, don Hermann, elevo preces por su pronta recuperación pero me quedo con su tocayo Monster.