jueves, 25 de marzo de 2010

¿Se alegró Mayor Oreja del secuestro de Miguel Ángel Blanco?, por Manuel Rico

Desde hace años, entre políticos y periodistas corre el siguiente rumor: cuando se produjo el atroz secuestro de Miguel Ángel Blanco, el entonces ministro del Interior comentó en una reunión con sus colaboradores que esa acción de ETA le supondría al PP 300.000 votos más. Tres años después del brutal asesinato del concejal del PP, la derecha sacó mayoría absoluta. Hay gente que opina que, en aquel tiempo, el PP y ETA eran “aliados potenciales” porque los extremos se retroalimentan.

Por supuesto, nunca ha aparecido ninguna prueba de que, en aquellos tristes días de julio de 1997, Jaime Mayor Oreja tradujese a términos de rentabilidad electoral el secuestro de Miguel Ángel Blanco. Y, por descontado, parece una barbaridad asegurar que un partido democrático como el PP y una banda terrorista como ETA son “aliados potenciales”. Pero, según la forma de entender la política de Mayor Oreja, no es necesario tener pruebas para acusar de enormes delitos a sus adversarios. Así que hay que suponer que no le molesterá que se le atribuya a él una gravísima indignidad moral, también sin pruebas.

Pero de algunas cosas sí hay pruebas. No había pasado ni un año desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco, cuando el Gobierno del PP se sentó a negociar con ETA. Claro que entonces los terroristas se llamaban oficialmente “movimiento vasco de liberación”. Y Oreja permaneció mudito. Sumiso. Suponemos que complacido mientras los representantes del Gobierno charlaban con los etarras.

Mayor Oreja se comporta en la actualidad, en el sentido etimológico del término, como un terrorista verbal. La Real Academia de la Lengua define el terrorismo como “dominación por el terror”. El dirigente del PP pretende aterrorizar a la población con afirmaciones falsas y disparatadas para lograr el dominio político de la extrema derecha.

Mariano Rajoy tiene la obligación, política y moral, de desautorizar con contundencia a su portavoz en Europa. Y si no lo hace, se convertirá en cómplice de sus palabras rastreras.

Es de justicia destacar, en cambio, el comportamiento del dirigente vasco Antonio Basagoiti, quien ha tenido la decencia de salir inmediatamente en clara defensa de la actuación del Gobierno socialista.

P.D.: No creo que Mayor Oreja pensase en la rentabilidad electoral del secuestro de Blanco. Resulta difícil imaginar que, en esos momentos de desolación colectiva, alguien muestre un lado tan monstruoso. Claro que, obervando su comportamiento posterior, de vez en cuando es imposible no dudar.

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