Ha llegado al trabajo 45 minutos más tarde de lo habitual, tras coger un autobús y dos trenes de cercanías, para acabar andando desde la Puerta del Sol a Ventura Rodríguez.
Estas son las primeras impresiones:
1. Después de dos años en que los trabajadores venimos recibiendo una hostia tras otra, ya iba siendo hora de que alguien diese un puñetazo sobre la mesa y demostrase que los trabajadores organizados y con resolución, somos también capaces de dar. Las cosas empiezan a cambiar: se acabó de hacer de sparring del capital transnacional y de este gobierno neofelipista que se ha convertido en un grupo de sicarios a sueldo de los poderes económicos, de los que se forraron con las vacas gordas, fueron los responsables directos de la actual crisis y a quienes ahora estamos subvencionando. El gobierno del Partido Español está haciendo el trabajo sucio a la derecha y va a facilitar que el PP se adueñe del país y lo gobierne placenteramente durante los próximos 20 años. Nada que no hayamos visto ya: los conservadores y populistas llegando al poder de la mano de Schröder, Prodi o Jospin.
2. Es significativo que la derecha económica, acomplejada en su momento por el inicio de la crisis y buscando como zombis desangelados la explicación de en qué consisten las crisis estructurales del capitalismo, su desarrollo y evolución en el tercer tomo de El Capital, haya pasado de "la necesidad de abrir un paréntesis al capitalismo" (Díaz Ferrán dixit) a poner firmes a Zapatero (cautivo y desarmado) que nos dice que "es preciso abrir un paréntesis en el Estado de Bienestar".
3. Los servicios mínimos de las huelgas (sobre todo en Madrid) no tienen el fin de garantizar el cumplimiento de servicios esenciales sino reprimir subrepticiamente el derecho constitucional fundamental a la huelga. Los servicios mínimos establecidos en esta huelga son del 50%, pero los medios de comunicación no explican que están distribuidos en un 75% para horas punta y un 25% para horas "valle"; el 50% es la media del día. El truco consiste en la imposición por parte de la Consejería de Transporte de mínimos abusivos, los sindicatos proceden a denunciarlos, y los tribunales dan la razón a éstos dos años después, cuando la huelga ha resultado irremediablemente dañada o incluso se puede presentar como fracasada por parte de la “Brunete mediática”, que decía Arzallus (aunque en Madrid, se trata más bien de la División Azul miediática).
En huelgas del transporte anteriores los tribunales han dado siempre la razón a las trabajadores, dictaminando con dos años de retraso que los servicios mínimos fueron abusivos y vulneradores de derechos fundamentales; tras recursos siempre favorables se han obtenido sentencias favorables del supremo, que han creado jurisprudencia.
Por tanto, los sindicatos al no respetar los mínimos ejercen su derecho de huelga, (conquistado en el tajo y en la calle) sabiendo que en caso de represalias, en un futuro serán respaldados por los tribunales y todas las sanciones quedarán sin efecto.
4. Ahora queda al descubierto que el emperador va desnudo: Ni mercados, ni capital, ni ingenierías financieras, ni marketing, ni nuevas técnicas empresariales (perdón, de emprendedores) tiene nada que decir cuando los trabajadores y las trabajadores se organizan, se unen, y dicen “hasta aquí hemos llegado”. No hay riqueza, ni empresas, ni sociedad, ni democracia, ni futuro si en el centro de todo no está el TRABAJO.
Estamos a la espera de que los señores de la Cámara de Comercio de Madrid y la Cepyme, con centenares de miles de trabajadores dando vueltas por calles, estaciones de cercanías y carreteras, y toda la economía madrileña paralizada llamen a Espe para darle instrucciones de que acepte las condiciones sindicales.
Y don ZP ya puede ver quién crea realmente la riqueza, o que llame a sus señores de la Comisión Europea y del FMI para que conduzcan el Metro de Madrid.
5. Esta tarde juega la selección de fútbol, pero quienes nos han dado la verdadera lección han sido los compañeros del Metro. Es Verdad: PODEMOS.
Un fuerte abrazo, y todo mi apoyo y solidaridad a los compañeros/as del Metro de Madrid.
Nos vemos el 29 de septiembre