No es ni siquiera pasado
¿Sigue siendo necesaria la
reparación de las víctimas del franquismo?
elestado. net, 25-06-2020
"El pasado nunca está muerto. No es ni
siquiera pasado" escribió
William Faulkner. En los 70, les dijeron a nuestros padres y madres que era
demasiado pronto para pedir cuentas al franquismo. Ahora, los mismos nos dicen
que es demasiado tarde.
El actual sistema político
y nuestra sociedad se han construido sobre la impunidad de los crímenes
franquistas, el no cuestionamiento de sus consecuencias, y a partir de
políticas públicas de silencio y olvido sobre todo lo que tiene que ver con las
vícitmas del franquismo, los defensores de la 2ªRepública y los resistentes
antifranquistas.
Las víctimas, por
definición injustas, que se produjeron en la retaguardia republicana durante
los meses iniciales de la guerra civil, producto del colapso del estado
republicano a partir del golpe militar del 18 de julio de 1936, fueron
beneficiarias (tanto los supervivientes como todas sus familias) de unas
políticas de reparación intensivas que tomaron múltiples formas:
indemnizaciones; pensiones; privilegios en el acceso a empleos públicos;
concesiones de gasolineras, estancos, despachos de quinielas y otros negocios;
facilidades de acceso a titulaciones académicas, etc… Pero sobre todo,
recibieron un reconocimiento público multiforme y unívoco. Y todo ello desde el
primer momento, a pesar de las difíciles circunstancias de la posguerra y de la
guerra mundial, que por ejemplo, no impidieron la exhumación rápida y completa
de todos los enterramientos de víctimas afines al nuevo régimen. Si alguien
realizó políticas de memoria colectiva apabullantes, que se prolongaron durante
cuarenta años, ese fue el franquismo, adoptando múltiples formas para
interferir en los más habituales actos de la vida cotidiana de todos los
españoles y españolas.
Por el contrario, las
víctimas del franquismo y sus familias, no sólo han tenido que soportar décadas
de políticas públicas de silencio y olvido que apenas se corrigieron tras el
fin de la dictadura, sino que además siguieron padeciendo durante muchos años
múltiples formas de represión y perpetuación de la injusticia. Miles de
personas siguen enterradas clandestinamente en cunetas y despoblados, víctimas
de desaparición forzada, y ni siquiera conocemos cuántas son ni muchos de sus
nombres. Todas las sentencias de los ilegales consejos de guerra y tribunales
represivos siguen siendo, a día de hoy, firmes y legales.
Sus familias jamás
obtuvieron reparación, y mucho menos, Justicia. Pero aún hoy, tienen que
escuchar cómo los mismos que revindican a sus muertos bien enterrados y los
homenajean o beatifican, les acusan de querer reabrir heridas. Exigir el olvido
sin que haya habido previamente Verdad, Justicia y Reparación es un nuevo
ejercicio de violencia sobre las víctimas. Las víctimas del franquismo y sus
familias están obligadas a perdonar sin que nadie jamás les haya pedido perdón.
Se exige a las víctimas
generosidad, perdón y olvido, y nunca se ha exigido a los asesinos que
reconozcan sus crímenes. La reconciliación no significa tampoco perdón y
olvido, sino justicia para todos. No se habla de la falta de libertad e
intimidación a la que sometieron a toda la sociedad, pero por el contrario sí
se apunta a que las víctimas tienen que ser generosas y comprensivas
presentándolas como revanchistas. No podemos seguir soportando que los que
torturaron, mataron o ayudaron a matar se ufanen de lo que hicieron, que
consideren acciones heroicas los crímenes y que se llame héroes a los asesinos.
La represión franquista no
sólo afecta a hechos producidos durante la guerra civil y la posguerra. La
dictadura y sus políticas represivas se extendieron hasta, al menos, la
recuperación de las libertades democráticas 1978. Es decir, que múltiples
hechos criminales como torturas y asesinatos, son coetáneos con las violaciones
de derechos humanos que siguen siendo perseguidos, que son juzgados y están
terminando generalmente con contundentes condenas penales, en otros países del
mundo, como los crímenes de las dictaduras del Cono Sur americano.
Hace falta primero
Justicia (en primer lugar, penal), luego reparación material aunque también
simbólica: señalar los lugares de Memoria de la represión y de la resistencia
al franquismo; instaurar actos regulares de homenaje a las víctimas, pero no
privados sino institucionales. Por último, siguiendo el modelo que se ha
establecido para otros colectivos de víctimas, legislar y actuar para impedir tanto
los actos de menosprecio a las víctimas del franquismo, como la apología del
golpe militar de 1936 y de una dictadura que secuestró durante 40 años la
soberanía popular, impidiendo por la fuerza el ejercicio de derechos humanos y
civiles fundamentales.
Defendemos que sólo una
Ley Integral de Víctimas del franquismo vendría a solventar definitivamente el
agravio comparativo que se ha venido produciendo sobre las víctimas del
franquismo con respecto a otros colectivos de víctimas que sí han tenido un
reconocimiento legal, una consideración justa, y se ha atendido su problemática
por parte del Estado español.