lunes, 31 de mayo de 2010

Defina terrorismo, por Hugo Martínez Abarca

Probablemente no haya una palabra más usada en la política internacional que terrorismo. Es una palabra que tiene una peculiaridad: pese a su continuo uso internacional el Derecho Internacional no ha conseguido definirla nunca. Así ha sido porque cada vez que se ha intentado los gobiernos han encontrado el mismo inconveniente: ¿cómo definir terrorismo sin incluir a muchos de los gobiernos en cuya boca está continuamente la palabra terrorismo para justificar sus violanciones de derechos humanos?

Un trágico ejemplo práctico sucede a estas horas en aguas internacionales cerca de Oriente Medio. Una flotilla de seis barcos pretendía llevar a Gaza 10.000 toneladas de ayuda humanitaria -materiales de construcción, equipos médicos y productos de necesidad básica-. La pasada madrugada el ejército israelí acosó con barcos militares y helicópteros a los barcos de esta flotilla mientras sus tripulantes agitaban banderas blancas. Los militares israelíes han disparado y según las noticias que hay a esta hora hay 10 muertos y 30 heridos.

Probad a definir terrorismo dejando fuera este crimen del gobierno de Israel. Probad a señalar a cómplices del terrorismo, a apologetas del terrorismo sin que sean señalados quienes hoy contextualizarán una nueva canallada a manos de los gobernantes israelíes, quienes expliquen hoy que Hamas es peor.

Sin necesidad de tener una definición de terrorismo estos asesinatos (repito: en aguas internacionales contra un convoy humanitario desarmado) gozarán hoy de la doble moral de siempre. En todos los medios de comunicación darán la palabra al embajador de Israel para que se intente justificar: algo que no estaría mal si ante cada atentado terrorista dieran la palabra a un portavoz de los asesinos, pero nunca es así. Nuestro gobierno puede que diga algo con aire lastimero, pero estará lejos de romper todo diálogo con la organización terrorista Gobierno de Israel, según rezan las biblias del antiterrorismo español que hay que seguir ante los terroristas (incluso a veces simplemente ante los violentos: ¿no son violentos quienes han asesinado a al menos diez personas por llevar ayuda humanitaria a un inmenso ghetto?). Nuestros barcos militares irán a Somalia a defendernos de los piratas; nunca a defender a la próxima flotilla de ayuda humanitaria. Si nuestro gobierno dice algo, por timorato que sea, el Partido Popular denunciará su antisemitismo: quien denuncie un crimen del gobierno de Israel es antisemita, incluso cuando las víctimas sean semitas.

Es mejor seguir con la letanía: en vez de definir terrorismo hacemos una lista de organizaciones terroristas y así incluimos a nuestros enemigos y excluimos a nuestros aliados independientemente de quién mate a quién. Israel se llevará hoy un pequeño tirón de orejas, como el niño travieso que dice una palabrota en el recreo. Mañana algún habitante de Gaza tirará una piedra a un tanque israelí y nos dirán que eso es el terrorismo. La piedra, digo.

http://networkedblogs.com/4mAq9

viernes, 28 de mayo de 2010

Comunicado de la Federación Estatal de Foros por la Memoria ante la celebración en Badajoz del Día de las Fuerzas Armadas

La Federación Estatal de Foros por la Memoria ha valorado de positivamente la política desarrollada durante los últimos meses por el Ministerio de Defensa, mediante la cual se han retirado numerosos símbolos y nombres de cuarteles y dependencias militares, que aún hoy, 35 años después de la muerte del dictador, seguían rindiendo homenaje a los golpistas de 1936.

Sin embargo hemos conocido con estupefacción y profunda indignación la noticia de que la edición 2010 del Día de las Fuerzas Armadas va celebrarse en la ciudad de Badajoz, durante el fin de semana del 29 y el 30 de mayo

El día 14 de agosto de 1936 las fuerzas de la Columna de la Muerte, a las órdenes del exTeniente Coronel Yagüe, que ya venían realizando salvajes matanzas contra la población civil a lo largo de su recorrido por Andalucía Occidental y Extremadura, entraron al asalto en la ciudad de Badajoz llevando a cabo asesinatos indiscriminados, saqueos y violaciones. Posteriormente, al menos 3.500 defensores de la legalidad democrática republicana fueron asesinados en la Plaza de toros y otros puntos de Badajoz, y sus restos quemados. La carnicería continuó posteriormente sin disminuir en intensidad durante la marcha de la Columna de la Muerte hacia Madrid, a través de las provincias de Badajoz y Toledo.

En las ediciones de los últimos años, la celebración del Día de las FF.AA. ha servido como escenario para la manifestación pública de la derecha más cerril y asilvestrada. Este año además podrán contemplar a la Legión y al Tercio de Regulares volviendo a desfilar triunfantes por la ciudad mártir, rindiendo honores al Jefe del Estado y al Gobierno de la Nación.

Ambos cuerpos coloniales continúan haciendo ostentación de su siniestro historial, y siguen luciendo los emblemas y condecoraciones que les otorgaron los militares perjuros del 18 de julio como premio por su adhesión a la rebelión facciosa y el posterior exterminio de defensores de la legalidad republicana.

La decisión de celebrar en Badajoz el desfile anual nos parece una muestra de descomunal torpeza, así como de insensibilidad hacia los familiares de las víctimas del franquismo. Si por parte del ministerio de Defensa la decisión adoptada es como mínimo, un grave error, para las víctimas del franquismo y sus familias constituye una provocación y un insulto.

No podemos por menos que tener presente que la Plaza de toros de Badajoz, que hoy debería ser un lugar de memoria democrática y homenaje a las víctimas del fascismo al mismo nivel que Auschwitz, el Museo del Holocausto de Jerusalén, o la ESMA de Buenos Aires, fue convenientemente derribada en 2002 y sobre ella se construyó un posmoderno Palacio de Congresos. No es un caso aislado: hace unos meses se derribó la madrileña cárcel de Carabanchel en beneficio de la especulación inmobiliaria y para impedir que se convirtiese en lugar de memoria de la resistencia a la dictadura.

Ambos actos, el desfile del próximo fin de semana y la destrucción de la plaza de toros de Badajoz, son un perfecto ejemplo de las políticas públicas activas de olvido desarrolladas por todos y cada uno de los gobiernos españoles desde la Transición: silencio cuando no humillación de las víctimas, e impunidad de los verdugos.

Reiteramos nuestra indignación ante tamaña muestra de insensibilidad y ante decisión tan torpe, máxime cuando en estos “desfiles de la Victoria” o en cualquier otro acto, ni las Fuerzas Armadas ni ninguna institución del Estado han pedido jamás perdón a los familiares de las víctimas.

Madrid, 27 de mayo de 2010

http://www.foroporlamemoria.info/2010/05/comunicado-de-la-federacion-estatal-de-foros-por-la-memoria-ante-la-celebracion-en-badajoz-del-dia-de-las-fuerzas-armadas/

jueves, 27 de mayo de 2010

"La Operación "real" y el uso de recursos públicos en clínicas privadas". En Diagonal

Los trabajadores del Clínic desmienten al rey. En esta ocasión la diplomacia ‘campechana’ del rey habría ido demasiado lejos al elogiar el funcionamiento de la sanidad pública tras ser operado en una clínica privada. Ésta usa los recursos públicos del Clínic de Barcelona, donde se ubica.

Ramón Couso / Madrid. Jueves 27 de mayo de 2010. DIAGONAL,Número 127

Cuando Juan Carlos de Borbón compareció sonriente ante los medios de comunicación para certificar su alta médica, tras una operación quirúrgica en el edificio del Hospital Clínic de Barcelona, no dudó en elogiar las bondades del sistema sanitario público. “Tenemos que estar orgullosos de la sanidad pública que tenemos, tanto en Cataluña como en Madrid”, dijo, olvidando el pequeño matiz de que estuvo ingresado no propiamente en el Clínic, sino en Barnaclínic, una clínica privada que opera en una de las plantas del edificio del Clínic.

Manicura y pedicura ‘públicas’
Esta institución privada emplea personal y recursos médicos de la sanidad pública, a los que suma una serie de servicios asistenciales adicionales de atención al paciente y sus acompañantes que incluyen peluquería, manicura y pedicura, catering externo para las comidas y servicios religiosos, entre otros, como ha denunciado recientemente la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad Pública de Madrid.

También distingue a Barnaclínic las cualidades ‘físicas’ del personal. “Las enfermeras de Barnaclínic no son las enfermeras de la pública”, señaló uno de los trabajadores del Hospital Clínic. No en vano, el rey dedicó un agradecimiento especial en su comparecencia: “Al equipo que me ha operado, a las enfermeras, a todo el mundo que me ha cuidado”.

En total, en la séptima planta del Clínic, en la que opera Barnaclínic, hay una docena de habitaciones, todas ellas individuales, que quedaron a plena disposición del rey y sus acompañantes entre el 8 y el 12 de mayo. Además, la operación en sí, la extirpación de un nódulo en su pulmón derecho, se realizó un sábado, cuando durante el fin de semana en el Clínico sólo funciona el quirófano de urgencia y no se realizan intervenciones programadas como ésta.

“La gravedad no es que utilice lo que ha utilizado, sino transmitir a la sociedad una mentira”, afirma uno de los integrantes del Comité de Empresa del Clínic en declaraciones a DIAGONAL. “Utiliza los servicios públicos... Sí claro, los mejores instrumentos, los mejores aparatos y el mejor personal lo tiene el servicio público. Lo grave está en que lo malo del servicio público –listas de espera, habitaciones con más camas– lo han subsanado poniendo una privada y diciéndote ‘si usted paga, lo malo de la pública se lo quitamos”, explicó.

El sindicato CGT ha pedido varias inspecciones de trabajo y prepara ya la solicitud de una nueva inspección porque, denuncia, se está produciendo una cesión ilegal de trabajadores de la sanidad pública en favor de una empresa privada. “Entre paciente y paciente te meten uno de la privada, y si te meten muchos te dan la opción de cobrar un extra”, indica la fuente del comité de empresa. La cuestión sería incluso más grave, ya que, hasta los propios cirujanos de prestigio que trabajan en el Clínic, estarían ofreciendo a sus pacientes reducir sustancialmente la espera para una operación acudiendo al sector privado. La misma operación, con los mismos medios y profesionales de la sanidad pública, pero con una espera de una semana o diez días en lugar de tres o cuatro meses.

Sanidad de fronteras difusas
La fórmula de Barnaclínic, legal conforme a la legislación vigente, es la exacerbación de un modelo sanitario que diluye cada vez más la frontera entre la sanidad pública y un sector privado con una presencia creciente. Catalunya se convirtió en el laboratorio de experimentación de estas prácticas con leyes como la de Ordenación Sanitaria de Catalunya, cuya reforma de 1995 incluye la aceptación del ánimo de lucro en la gestión de la sanidad pública, un planteamiento generalizado al resto del Estado con la Ley 15/97. El resultado son entidades como el Consorci de Salut i Social de Catalunya (CSC), formado por ayuntamientos, Generalitat y otros consorcios hospitalarios, con características más propias de un holding empresarial que de un sistema sanitario público, según denuncia Ramón Serna, miembro de la sección sanitaria del sindicato CATAC y experto en modelos sanitarios. Dentro del CSC está Consultoría y Gestión SA, una empresa que se comporta como una consultora sanitaria que actúa a nivel mundial y exporta el modelo de privatización sanitaria implantado ya en Catalunya.

En Catalunya, explica Serna, alrededor de un 20% de la población tiene mutuas sanitarias, un porcentaje mucho más elevado que en el resto del Estado, por lo que en un mismo centro, si ingresas como mutualista, el tiempo de espera es mucho menor, o te derivan a un centro privado.

A “DESCARGAR EN EL MUELLE”
El jefe del equipo de cirugía que operó al rey, Laureano Molins López- Rodó, es la última sensación en YouTube y Facebook. “Volver a sus actividades... Es diferente el que descarga en el muelle que el que puede ir a saludar y subir una horita al despacho, entonces yo creo que (risas) em... No... Quiero decir...”, afirmó Molins tras la intervención al ser preguntado en rueda de prensa por el plazo del alta médica. Los ‘fans del médico que dijo que el rey sólo trabaja una horita en el despacho’ son ya más de 37.000 en Facebook y ese vídeo ha sido visto por 51.000 personas en YouTube.

http://www.diagonalperiodico.net/Los-trabajadores-del-Clinic.html

martes, 25 de mayo de 2010

Nostalgia del patriotismo, por Hugo Martínez Abarca

25 May 2010

El FMI está muy contento con su marioneta en Madrid. Y el Gobierno está muy contento porque el FMI está muy contento. El FMI pide más a su marioneta. Ayer pidió con urgencia una reforma laboral radical y la conversión de facto en sociedades anónimas de La Caixa y Cajamadrid. Y la marioneta no dice nada, sólo que está muy contenta por ver contento al FMI. Supongo que tal es su contento que no querrá que en el futuro se enfade y si el FMI ha tenido este nuevo caprichito, habrá que concedérselo, que queremos que el FMI sea al menos tan feliz como Camps.

Resulta muy llamativo que en un país en el que nos sale el patriotismo por los poros cuando se trata de hablar de la unidad de la sagrada patria, convirtamos a la patria en algo perfectamente pagano cuando se trata de admitir injerencias de poderes extranjeros. No hemos escuchado a ningún patriota protestar por ver a nuestro presidente del Gobierno regalando graciosamente la política económica a instituciones extranjeras: tanto a gobiernos que no deberían ser soberanos en España (Alemania, Estados Unidos), como a instituciones internacionales cuyos órganos de decisión están al margen del control democrático de la ciudadanía española.

Uno esperaba otra cosa. Ahora que se venden banderas rojigualdas en los kioskos para preparar el mundial, ahora que estamos consiguiendo bloquear la ruptura de España en el Tribunal Constitucional, ahora que sabemos que es mejor que ETA mate porque lo contrario podría ser peor para España, ahora que aparece en las encuestas una señora con un partido detrás que sólo promete españa, españa, españa, ahora que matar toros a dentelladas es un bien de interés cultural… pensábamos que esos partidos patrióticos impulsarían una respuesta feroz ante la agresión que padecemos los españoles desde el extranjero y canalizada con amabilidad y talante: España no se rompe, sino que se disuelve porque los partidos de orden (los moderados) han decidido que los españoles no pintamos nada en la decisión de nuestros asuntos y que haremos lo que diga el señorito de fuera y cuando lo diga (en próximas horas, la reforma laboral radical).

Y las demás naciones proclamadas con tanta solemnidad se disuelven igualmente: a uno le encantaría escuchar al PNV y a CiU quejarse de que se decida en Washington o Bruselas lo que debería decidirse en Lakua y en la Plaza de Sant Jaume: esa soberanía nacional no les importa, lo que les importa es tener selección de fútbol propia. Las colonias americanas (las que darían lugar a EEUU) proclamaron su independencia porque no admitían que su política económica se decidiese al margen de su soberanía popular (no taxation without representation).

Ojalá los banderazos de cada día fueran algo más que un instrumento de distracción. Ojalá hoy sirvieran para exigir la vigencia de la soberanía nacional. Tanta banderita nacional y tanta patria y resulta que sólo las querían para regalárselas al señorito.

http://networkedblogs.com/4aS5U

lunes, 24 de mayo de 2010

¿Para qué sirve marcar la casilla de la Iglesia en la Declaración del IRP?


Resulta muy interesante la lectura del artículo de Ignacio Escolar, hoy, en Público:

Cajasur y el cura banquero

La ruina de Cajasur de momento ya ha costado 523 millones de euros en dinero público. Una bagatela, apenas un tercio de lo que el Gobierno ha recortado a los pensionistas. Demos gracias al señor, su gestor. “Por encima de todo quedará patente que la Iglesia ha actuado movida por la ética que brota del Evangelio”, dice el untuoso obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, que absuelve de todo pecado a los curas que han dirigido Cajasur hasta su exitoso final. “La Iglesia ha estado dispuesta a perderlo todo, con tal de salvar los puestos de trabajo”, remacha el señor obispo, que no detalla a qué “todo” se refiere: si pensaban tapar el tremendo agujero con el dinero de la banca vaticana, si van a compensar al Estado pagando de una vez el IBI, como todo cristo.

Pero, antes que al obispo, me gustaría escuchar la explicación del cura Miguel Castillejo, el hombre que gestionó Cajasur durante casi treinta años, el de los polvos del ladrillo de los que ahora vienen estos lodos, el mismo que pagaba dietas millonarias a los consejeros de la caja por asistir a una exposición o a la coronación de la Virgen de la Fuensanta. El cura Castillejo está callado, pero sigue cobrando una generosa pensión vitalicia de casi 250.000 euros al año que no sólo disfrutará él, sino que heredarán sus cuatro hermanas hasta que la última de ellas muera. Completa la jubilación con la presidencia de una fundación que lleva su nombre y que tiene su sede en el Palacio de Las Doblas, que donó a la causa el constructor ‘Sandokán’, involucrado en la Malaya. Castillejo, el cura banquero, es “un humanista, y entre sus grandes amistades están Averroes y Tomás de Aquino”, dice de él su hagiógrafo. En la web fundacionmiguelcastillejo.es ponen que la página está “en construcción”. Pues ya tardan en montar una nueva promotora.

http://www.escolar.net/MT/archives/2010/05/cajasur-y-el-cura-banquero.html

jueves, 20 de mayo de 2010

La Ley de Amnistía de 1977 o la Transición intransitiva

Jaime Pastor. Diagonal, 18 de mayo de 2010. Número 126

Dice el poeta Juan Gelman que desaparecen los dictadores de la escena y aparecen entonces los organizadores del olvido. Nos recuerda Reyes Mate: “La forma más perversa de olvido consiste en privar de significación y de actualidad a la injusticia pasada”. Ambas reflexiones son especialmente atinadas para hablar de la Ley de Amnistía, aprobada por el nuevo Parlamento ‘democrático’ en 1977. Casi a la vez que se firmaban los mitificados Pactos de la Moncloa: el “consenso” sobre el olvido del pasado acompañaba así a unos acuerdos destinados a respetar al bloque económico en el poder y a frenar la dinámica ascendente del movimiento obrero.

En realidad, esa ley intentaba completar las medidas de amnistía parciales que se habían tomado desdel verano de 1976 y que habían permitido ya la libertad o el retorno del exilio de un número significativo de antifranquistas. Faltaban, sobre todo, presos –y “extrañados” o deportados– de ETA, junto con algunos del Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario y del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota, condenados por delitos de sangre. Además de muchos trabajadores despedidos por motivos “políticos”. Entonces, en el tercer trimestre de 1977, se produjo la más intensa movilización en Euskadi para liberar a todos esos presos.

La respuesta a esa presión por su puesta en libertad (al final fueron en total 153, según el fiscal del Reino) llevó a la aprobación de una ley que amnistiaba “todos los actos de intencionalidad política, cualquiera que fuese su resultado, implicados como delitos y faltas realizados con anterioridad al día 15 de diciembre de 1976” (fecha del referéndum sobre la Ley de Reforma Política de Suárez). Sin embargo, la UCD aprovechó esa “concesión” obligada para introducir, con el apoyo tanto del PSOE como del PCE, la amnistía para “los delitos y faltas que pudieran haber cometido las autoridades, funcionarios y agentes de orden público, con motivo u ocasión de la investigación y persecución de los actos incluidos en esta Ley”; y “los delitos cometidos por los funcionarios y agentes del orden público contra el ejercicio de los derechos de las personas”. Se ‘perdonaron’ así tanto “delitos” cometidos por quienes habían luchado por las libertades democráticas como la represión franquista.

Se trataba de algo inédito en la Europa posterior al nazismo. Por eso, se presentó la Transición como “modélica”, pese a ser todo lo contrario, como bien recuerda Jon Elster: “El caso español es único dentro de las transiciones a la democracia por el hecho de que hubo una decisión deliberada y consensuada de evitar la justicia transnacional”. Ése fue el altísimo precio que pagó la llamada “oposición democrática antifranquista” en nombre de una ilusoria “reconciliación nacional”, bien utilizada por Suárez y los “poderes fácticos” para asegurarse el control de la Transición. Éste tendría su “consagración” en la aprobación de una Constitución que no hace mención al rechazo del Franquismo y blinda, en cambio, la monarquía, la “indisoluble unidad de la Nación española” y los privilegios de la Iglesia, herencias todas ellas de la dictadura.

Luego, se quiso convertir esa ley de “punto final” en referente para otras transiciones. Como comprobamos en Chile o Argentina, leyes similares no han resistido a la lucha por recuperar la memoria y a las conquistas logradas en el ámbito del Derecho Internacional y de la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad.

Se comprueba así por desgracia que, como escribió el ya fallecido Pepín Vidal Beneyto, “el sepultamiento de la memoria política durante la Transición, que se tradujo en una primera fase en una banalización de la dictadura, se ha transformado en una naturalización histórica del franquismo”. Hoy, pese al enorme coste que esto ha supuesto, la extensa lista de apologistas de aquella Transición todavía insiste en que la aprobación de aquella Ley era necesaria e incluso inevitable. Por el contrario, quienes nos opusimos entonces a la misma seguimos pensando que otro camino, el de la intensificación de la movilización desde abajo hasta la ruptura y la exigencia de justicia para las víctimas del Franquismo, era posible.

INTENTOS DE DEROGACIÓN
La petición de derogación de la Ley de Amnistía, expresada en enero de 2009 por el Comité de Derechos Humanos, después por el Comité contra la Tortura en noviembre y finalmente por el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzosas en diciembre, todos ellos dependientes de la ONU, sigue tropezando con la resistencia no sólo de un amplio sector del poder judicial, sino también de la mayoría de la derecha política, económica y mediática. Pero también de un sector nada despreciable de la izquierda oficial. La conocida como Ley de Memoria Histórica tampoco llegó a cuestionar la impunidad del Franquismo.

http://www.diagonalperiodico.net/La-Ley-de-Amnistia-de-1977-o-la.html

lunes, 17 de mayo de 2010

"Los puños de Rodiezmo", por Germán Temprano. Ayer en Nueva Tribuna



La obscenidad de conocer día sí y día también los beneficios de miles de millones de euros de bancos y grandes empresas o las pensiones multimillonarias de ejecutivos financieros sólo es equiparable a la indecencia que supone que el desastre económico que ellos generaron se trate de sofocar con las estrecheces de quienes han sido las víctimas de su brutal avaricia.

La caligrafía del socialismo no se ciñe a saberse más allá del estribillo de La Internacional ni a levantar el puño en Rodiezmo para pegar luego la foto en el álbum justo después de las de la boda del primo Enrique. La liturgia acaso sea más cómoda y emotiva para quien considera que uno es lo que es simplemente por decirlo o por aparentarlo. Sólo desde este fanfarronismo ideológico se entiende que un gobierno que se pregona de izquierdas haya acometido un recorte social que hubiera indigestado el té de las cinco a la propia Thatcher.

De nada sirve ese gesto compungido de Zapatero para hacernos partícipes de que él lo siente como el que más. Seguro que mucho más lo lamentan aquellos socialistas de a pie que no tratan de tú a Botín en la intimidad del Palacio de la Moncloa pero que conocen el nombre de todos y cada uno de los pensionistas de su pueblo y les resulta ahora más difícil mirarles a la cara. Y mucho más aún explicarles, a pesar de la doctrina del señor Blanco desde el púlpito de La Noria, cómo es posible que sus ya de por sí escuálidas nóminas se congelan mientras el impuesto que gravaba a quienes más tienen sigue suprimido por orden y decreto de quien hoy pide sacrificios a aquellos que menos tienen.

La obscenidad de conocer día sí y día también los beneficios de miles de millones de euros de bancos y grandes empresas o las pensiones multimillonarias de ejecutivos financieros sólo es equiparable a la indecencia que supone que el desastre económico que ellos generaron se trate de sofocar con las estrecheces de quienes han sido las víctimas de su brutal avaricia.

Ni el aluvión de siglas bajo las que se pretende sepultar este disparate social, llámese FMI o UE o BCE, ni las tesis interesadas de estas eminencias de la economía que cobran por dos horas de conferencia el triple de lo que se paga al mes por esas pensiones de viudedad que aconsejan recortar, alivian en nada esta descomunal falta de vergüenza política y de atributos ideológicos. Está visto que para gobernar hace falta algo más que dos talantes.

Aún así hay quien cree que, por el contrario, este atropello es todo un ejemplo de valentía y audacia. Entre los primeros el ex ministro Solbes para quien es todo un acto de osadía limítrofe con la temeridad que el gobierno de ZP baje el sueldo a un maestro rural en vez de subir los impuestos a los beneficios empresariales. Algo tan revolucionario que, en ese país en el que antes íbamos a comprar albornoces y ahora algunos deberían ir a aprender algo de justicia social, ya se ha hecho con un aumento del dos por ciento para aquellas compañías que rebasen los dos millones de euros de saldo positivo. También en Portugal se subirán de manera progresiva en función de los salarios.

Lo mismo que aquí a los casi 600 ejecutivos de las empresas del Ibex que ganaron el año pasado una media de un millón de euros pese que algunos sumaron a su currículo haber arruinado la vida de los muchos empleados que, a causa de su pésima gestión, dejaron en la calle. Eso ni tocarlo aunque, claro está, se les encarecerá unos centimillos la barra de pan por el aumento del IVA que, pese a lo que se diga, no afecta a todos por igual. Una cosa es que suban con carácter general dos puntos y otra bien distinta que eso melle lo mismo la economía del rentista que del jubilado. Por tanto más impuestos para todos, menos recursos para la mayoría y los mismos privilegios para los de siempre. Lo dicho. Socialismo en estado puro. Aquí y en Rodiezmo.

Germán Temprano es escritor y periodista

http://www.nuevatribuna.es/noticia/34787/OPINI%C3%93N/pu%C3%B1os-rodiezmo.html

domingo, 16 de mayo de 2010

jueves, 13 de mayo de 2010

Tertulia: “Recuperación de la memoria histórica: El Salvador y Estado Español”

Tertulia: “Recuperación de la memoria histórica: El Salvador y Estado Español”
Miércoles 19 de mayo, a las 20.00h. Tertulias de ACSUR Madrid:


Hola a todas y todos:

ACSUR Madrid, con sus habituales espacios de debate y reflexión, os invita a participar en una tertulia sobre el proceso de recuperación de la memoria histórica en El Salvador y su contraste con el caso del estado español.

Aprovechamos la visita a Madrid de Ester Alvarenga, representante de la asociación PRO-BUSQUEDA DE NIÑOS Y NIÑAS DESAPARECIDOS, quien nos introducirá en la memoria histórica del pasado reciente de su país.

Igualmente contaremos con la participación de Arturo Peinado del Foro por la Memoria de Madrid que contará la actualidad sobre el cuestionamiento que está existiendo en El Estado español sobre la recuperación de la memoria histórica.

La tertulia tendrá lugar el próximo día 19 de mayo, a las 20.00h., en la Champanería-Librería María Pandora. Plaza Gabriel Miró, 1 Las Vistillas Madrid


Olga Manso Ramírez
ACSUR – Las Segovias Madrid
C/ Cedaceros, 9. 3º Izq.
28014 Madrid
Tel.: +34 914291661
madrid@acsur.org
ww.acsur.org

http://www.probusqueda.org.sv

http://mariapandora.com/

http://foromemoriamadrid.blogspot.com/2010/05/tertulia-recuperacion-de-la-memoria.html

"En tres párrafos. Cómo comprender que la derecha gane elecciones", por Pascual Serrano

El gobierno que se llama socialista congela las pensiones, recorta las ayudas a la natalidad y a la atención de los dependientes. Zapatero dice que no ha descartado subir los impuestos a las rentas más altas durante 2011, pero la verdad es que no ha anunciado ninguna medida al respecto. Tampoco se toca el presupuesto del Ejército, ni las ayudas a la Iglesia ni el de la Casa Real. La Junta Directiva de CEOE considera que muchas de las medidas anunciadas ayer por el presidente del Gobierno español para reducir el déficit público son positivas y van en línea con las que la Confederación Empresarial ha propuesto siempre.

La derecha, tras llevar semanas pidiendo un recorte del gasto público, ahora acusa al presidente de acometer un "gran recorte de derechos sociales". También dijo Rajoy que la "incapacidad" del Gobierno la van a pagar "todos los españoles", entre ellos "pensionistas y futuras madres".

Conclusión, el gobierno socialista se encarga de aplicar las medidas de la derecha y cargar con la indignación popular que provocan esas medidas. Por su parte, la derecha puede permitirse abanderar el discurso social que nunca aplicaría si gobernase. Para quienes no entendían por qué los partidos de derechas ganan las elecciones, lo sucedido ayer es la prueba más pedagógica para poder comprenderlo.


Pascual Serrano es periodista. Sus últimos libros son "El periodismo es noticia" (Icaria) y Desinformación (Península).

http://www.pascualserrano.net

miércoles, 12 de mayo de 2010

"Los mercados financieros contra la democracia", Carlos Berzosa en SinPermiso. 9 de mayo

En diciembre de 1997 Ignacio Ramonet publicó un editorial en “Le Monde Diplomatic” con el título “Desarmar los mercados financieros” en el que decía, entre otras cosas muy sabrosas, lo siguiente: “El desarme del poder financiero debe convertirse en un interés cívico de primera magnitud, si se quiere evitar que el mundo del próximo siglo se transforme en una jungla donde los predadores impongan su ley”. Ya entrados en el siglo XXI podemos contemplar que estas palabras han resultado premonitorias y que, efectivamente, por no haber desarmado ese poder financiero se ha desatado la gran crisis que estamos atravesando, y lo que es peor, que los mercados siguen imponiendo su ley a la hora de buscar una salida a esta situación.

Aquel editorial inició el movimiento ATTAC. Desde entonces este movimiento ha defendido la necesidad de implantar la Tasa Tobin y eliminar los paraísos fiscales, entre otras reivindicaciones, para atenuar ese gran poder del mundo financiero y sentar algunas de las bases para construir un mundo más justo. Se ha conseguido movilizar a mucha gente a lo ancho del mundo, pero sin éxito a la hora de lograr que las propuestas se llevaran a cabo. El estallido de la crisis ha puesto sobre el tapete la importancia de las propuestas de ATTAC, y las que eran reivindicaciones de un movimiento social han llegado a formar parte del discurso de los gobiernos más influyentes de la economía mundial. No obstante, nada de lo que se propuso en el G-20, como combatir los paraísos fiscales, se ha plasmado en actuaciones concretas.

Los mercados causantes de la crisis siguen imponiendo su ley sobre los derechos de ciudadanía y la democracia, lo que va a tener consecuencias muy negativas de cara a la salida de la crisis. La situación resulta tan escandalosa que hasta una persona tan moderada como Miguel Boyer ha escrito un artículo, “Ganar dinero apostando al desastre” (EL PAÍS, 30-04-2010), en el que denuncia con lucidez lo que está pasando.

En este artículo pone de manifiesto cómo las agencias de valoración tuvieron una gran responsabilidad en el periodo anterior a la actual crisis sobreponderando activos, empresas y solvencias y, por tanto, contribuyendo en primera línea a la generación de burbujas desmesuradas en el sector inmobiliario y en las Bolsas en general, así como a alentar una errónea confianza de los inversores y de las entidades de crédito. Fue aquel sin duda -junto a la política de intereses bajísimos de la FED, la desregulación financiera y los blindajes de ejecutivos- uno de los factores principales de la crisis.

En estos primeros meses de 2010, sigue diciendo Boyer, la orientación ha cambiado: los que exageraron el optimismo y la confianza en el auge pasado ahora exageran notoriamente el pesimismo sobre la solvencia de las deudas públicas y privadas de un cierto número de países. La propagación del pesimismo aumenta las primas de riesgo de los prestamistas de toda clase. Como resultado, los que ganaron con el auge, ahora siguen ganando con la caída.

Mientas esto sucede, los trabajadores pierden su empleo o se reducen sus salarios, muchos pequeños, medianos empresarios y autónomos cierran sus negocios, y los gobiernos no tienen autonomía para realizar políticas económicas propias, sino que éstas vienen dictadas por los poderosos mercados financieros. El pesimismo no solamente influye en tener que pagar más por la deuda pública emitida para financiar el déficit, lo que hipoteca el futuro de los países con pagos excesivos de amortización de la deuda, que no pueden así tampoco realizar otro tipo de gastos sociales, sino que obliga a reducir el déficit con las políticas de ajuste consiguientes.

La economía griega está viviendo un calvario con el ajuste que se la obliga a hacer para afrontar tanto el déficit como la deuda, que se considera excesiva. La contestación social que está provocando este ajuste ya ha causado muertos, y estamos asistiendo a la tragedia griega no como representación teatral, sino como trágica realidad. La delicada situación económica por la que atraviesa está conduciendo a una gran crisis social y política. No conviene olvidar los costes económicos y sociales causados por las políticas de ajuste que se obligó a aplicar a los países menos desarrollados en la década de los ochenta del siglo pasado.

Pero parece que no se quiere aprender. Los costes de la crisis los pagan los de siempre, mientras que los causantes siguen beneficiándose de la situación. Hay que acabar con las agencias de valoración, y hoy más que nunca hay que plantear con fuerza el necesario desarme de los mercados financieros, si queremos apostar por una economía más sana, más igualitaria y sostenible. Los mercados financieros con su fuerza y poder atacan a la democracia y los derechos humanos y de ciudadanía. Son un peligro para lograr la convivencia democrática y socavan los fundamentos del desarrollo económico y del estado democrático de derecho.

En este sentido, resulta muy esclarecedora la anécdota que cuenta Alex Callinicos en su libro “Contra la tercera vía” (Crítica 2002). En un momento determinado Blinder y otros economistas asesores del presidente Clinton le dicen a éste que lo más urgente no era llevar a cabo las reformas económicas para las que había sido elegido, sino disminuir el déficit público para calmar al mercado de bonos. Ante esto Clinton, con la cara encendida por la cólera y la incredulidad dijo: “¿pretenden decirme que el éxito del programa y de mi reelección depende de la Reserva Federal y de un puñado de comerciantes de bonos?”. Hubo asentimientos en toda la mesa. Ni una negación. Le pareció a Blinder que entonces Clinton entendió que su suerte pasaba por las manos del no elegido Alan Greenspan y el mercado de bonos. Si esto pasa en la economía más fuerte del planeta, qué no nos pasará a los más débiles.

Carlos Berzosa Alonso-Martínez, nació en Madrid en el año 1945, es Catedrático de Economía Aplicada e imparte la enseñanza fundamentalmente en las disciplinas de Estructura Económica Mundial y Desarrollo Económico. Licenciado y Doctor por esta misma Universidad. Actualmente es el Rector de la Universidad Complutense de Madrid, cargo en el que tomó posesión el día 23 de junio de 2003.

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3298

lunes, 10 de mayo de 2010

"La condición miserable", por Almudena Grandes. Ayer en "El País"

En algún momento de la década de 1960, Luis Cernuda acudió a una universidad norteamericana para ofrecer una lectura de poemas. Al terminar, un hombre de su edad se acercó a él y le contó que era un antiguo soldado de la Brigada Lincoln, que había luchado por la República en la Guerra Civil. El encuentro perturbó de tal manera a Cernuda, que esa misma noche, en su cuarto del hotel, escribió un poema memorable que se titula 1936, aunque la mayoría de sus lectores lo identifican por su primer verso, que se ha hecho célebre: Recuérdalo tú, y recuérdalo a otros. Igual de imborrable es su última estrofa: Gracias, compañero, gracias / por el ejemplo. Gracias porque me dices / que el hombre es noble. / Nada importa que tan pocos lo sean; / uno, uno tan sólo basta / como testigo irrefutable / de toda la nobleza humana.

En 1992, cuando su porvenir político en el Partido Socialista Obrero Español estaba intacto, Joaquín Leguina escribió una novela sobre la Guerra civil, titulada Tu nombre envenena mis sueños. Aquel libro arrancaba de la actuación de la quinta columna, los fascistas emboscados que se dedicaban a sabotear la retaguardia republicana en la capital, y en concreto, de los llamados “coches fantasma”, que circulaban por la noche con las luces apagadas, recorriendo las calles hasta encontrar un objetivo apetecible, una terraza llena de soldados del Ejército Popular, por ejemplo, a los que ametrallaban mientras estaban tomando tranquilamente el fresco, antes de darse a la fuga.

En aquella novela, como en la inmensa mayoría de las obras de ficción escritas a favor de la causa de la legitimidad republicana, desde Max Aub en adelante –incluidos el propio Leguina de 1992 y la autora de este artículo–, se recogían también los crímenes propios. Ningún autor republicano español ha dejado de acusar la vergüenza de las checas y las patrullas de limpieza que –siempre por su cuenta y nunca jamás, es importante recordarlo, bajo mandato gubernamental– desataron el terror, aprovechando el caos que supuso un golpe de Estado que diezmó casi por completo las escalas de mando de las fuerzas de orden público de la República. La mayoría de los oficiales del Ejército, la Policía y la Guardia Civil apoyaron ese golpe, y pasaron unos cuantos meses antes de que el Gobierno pudiese reestructurar dichos cuerpos. Cuando lo consiguió, las checas se cerraron y las patrullas pasaron a ser, al menos oficialmente, perseguidas por la ley. Esto es tan bien conocido, está tan exhaustivamente documentado y explicado, tantos historiadores lo han dado ya por tema concluido, que no debería ser necesario mencionarlo una vez más.

Sin embargo, Joaquín Leguina escogió el 24 de abril de 2010, fecha en la que se habían convocado las primeras manifestaciones en democracia contra la impunidad del franquismo, para publicar una tribuna en la edición diaria de este mismo periódico, trayendo de nuevo a primer término el tema de la represión republicana. Centró su discurso en un criminal –Agapito García Atadell– a quien el Gobierno de la República consideró como un simple delincuente común al ponerlo en busca y captura, y en una novela de 1977 titulada Días de llamas, cuya lectura produjo una inconmensurable inquietud en la autora de estas líneas. Tan inconmensurable, que desde hace ocho años, por lo menos, ha buscado en todos los libros que están a su alcance, un solo ejemplo real en el que pueda basarse la experiencia del protagonista de esta novela, un juez republicano de simpatías socialistas, con un cuñado oficial del Ejército Popular, un maestro tras el que se puede vislumbrar la figura de Julián Besteiro, y una amante comunista –o sea, el Frente Popular al completo–, detenido ilegalmente en una checa de Madrid en una época que parece posterior a enero de 1937, y al que nadie, ni su partido, ni su cuñado, ni su maestro, ni su amante, consigue sacar de allí. Hasta la fecha, ella no ha encontrado a nadie que, en una situación parecida, sufriera una experiencia semejante. Si Joaquín Leguina puede aportar una identidad concreta, con nombre y apellidos, que avale el argumento de esa obra de ficción, esta autora le estará eternamente agradecida.

Dejando a un lado esta cuestión personal, hay que celebrar que Luis Cernuda no haya vivido para leer la tribuna que firmó Joaquín Leguina. Él, que escribió en aquel poema memorable que un solo hombre basta como testigo irrefutable de toda la nobleza humana, se habría estremecido al comprobar que un solo hombre basta también para expresar todo lo contrario. Entre 1992 y 2010 caben 18 años, sucesivas derrotas políticas y la gratitud a una presidenta autonómica, Esperanza Aguirre, que le ha arreglado un puestecito. Cabe, también, la traición a un poeta, a su causa y a su espíritu.

Porque Tu nombre envenena mis sueños, antes de ser el título de una novela de Joaquín Leguina, fue un verso. ¿Y saben de quién? De Luis Cernuda.

http://www.elpais.com/articulo/portada/condicion/miserable/elpepusoceps/20100509elpepspor_15/Tes

miércoles, 5 de mayo de 2010

"Tra(ns)iciones"

JOSEP FONTANA, hoy en Público

Un amigo de Salamanca me envía la fotocopia de dos documentos del verano de 1936 que certifican dos asesinatos causados “por las fuerzas de Falange Española”. Resulta alucinante que esta misma entidad se haya atrevido a acusar en la actualidad a un juez por denunciar estos crímenes. Esto parece ser consecuencia de la Ley de Amnistía de 1977, que sobrevive al cabo de más de 30 años, en abierto contraste con las leyes de impunidad de la República Argentina de 1986 y 1987, que fueron declaradas nulas en 2003 y 2005, lo que permitió juzgar los crímenes de su dictadura. Si, como se nos dice, esta aberración es necesaria porque la ley de 1977 fue una de las bases en que se asienta la Transición, tal vez sea la Transición misma la que necesite ser revisada.
Ocurre, sin embargo, que en cuanto se expresa cualquier duda sobre las excelencias de estos pactos, quienes ayer los firmaron reaccionan hoy con irritación, negándose a discutir su naturaleza y oportunidad. El mes pasado, en Revista de libros, Ignacio Sotelo, un intelectual orgánico del PSOE, se despachaba con cierta ferocidad contra un libro (El mito de la transición, de Ferran Gallego), por atreverse a plantear un análisis crítico de lo sucedido.

Lo cual resulta tanto más sorprendente por cuanto acababa aceptando el punto central del planteamiento de Gallego: “Que el proceso transcurrió en todo momento dirigido y controlado desde el régimen”.

Sotelo nos regala de paso afirmaciones tan estupendas como la de que “Franco había estado siempre muy lejos de ser un inmovilista”; algo que hubiera sorprendido al propio autor del “lo dejo todo atado y bien atado”. Le guste o no, la imagen mítica de la Transición que se nos ha estado vendiendo durante más de 30 años no se sostiene hoy. Hemos recuperado, por ejemplo, la realidad de la violencia que se empleó para imponerla. Sophie Baby ha calculado que, de octubre de 1975 a diciembre de 1982, murieron 178 personas como consecuencia de la violencia policial, y Mariano Sánchez Soler, en La transición sangrienta, denuncia que estas víctimas fueron además sistemáticamente silenciadas para preservar la imagen del “éxito casi inmaculado de un pacto en las alturas entre caballeros providenciales y clarividentes”.

Un silencio que, por otra parte, resultaba conveniente para disimular la mayor de las miserias del trato: el precio de la renuncia a sus principios que los dirigentes de los dos grandes partidos de la izquierda, PCE y PSOE, pagaron para que se les permitiera entrar en el juego parlamentario en las condiciones fijadas por el ex ministro secretario general del movimiento Adolfo Suárez. Y digo los dirigentes, y no los partidos, porque, como señaló Abril Martorell, “nuestra Transición la protagonizaron individuos y no partidos”. Esto es, que las renuncias se hicieron a espaldas de los militantes.

Cualquiera que se moleste en analizar las diferencias que existen entre lo que PCE y PSOE ofrecían en los programas de la Junta Democrática de 1974, de la Plataforma de Convergencia Democrática de 1975 y de la Platajunta de 1976 –que definían un proyecto para una auténtica recuperación de la democracia y no para la revolución– y lo que votaron en la Constitución de 1978, habrá de concluir que o en 1976 estaban engañando a sus militantes, o en 1978 los traicionaron. La afirmación de Sotelo de que, salvo aceptar la continuidad del Gobierno posfranquista y de la monarquía, “se consiguieron todos los demás puntos” no resiste un ejercicio de lectura comparada de estos textos.

No se trata tan sólo de que hicieran concesiones dictadas por la necesidad coyuntural de acelerar el desmontaje del aparato dictatorial. Sino que tanto el PCE como el PSOE dieron un giro a la derecha, renegando de buena parte de cuanto venían predicando, y se han mantenido desde entonces en esta misma línea, que es lo que explica que sigan obligados, 33 años después, a defender medidas como la Ley de Amnistía de 1977.

En una tesis doctoral presentada en diciembre de 2009 en la Universidad de Extremadura, El PCE y el PSOE en (la) transición, que conviene que se publique cuanto antes, Juan Antonio Andrade ha estudiado cómo PCE y PSOE “vivieron su propia transición dentro de la Transición”, y cómo se procuró reeducar a los militantes para que olvidasen los viejos principios por los que habían luchado y se adaptasen a los nuevos. El proceso fracasó en el PCE, que entró en una rápida crisis, pero tuvo más éxito en el PSOE. Andrade muestra, por ejemplo, que en sus “escuelas de verano” los socialistas enseñaban en 1976 “fundamentos del marxismo”, y que en 1977 hablaban de la “superación del Estado burgués”, pero que en 1981 eliminaron toda referencia doctrinal de sus programas, que se reorientaron con el fin de preparar a sus militantes para la tarea de gestionar el “Estado burgués”.

“Quis custodiet ipsos custodes?”. ¿Quién amnistiará a los que siguen empeñados en amnistiar los crímenes del franquismo?

http://blogs.publico.es/dominiopublico/1996/transiciones/

"Si le importan las víctimas, empiece por su despacho"

Isaac Rosa, en Público, 4 de marzo

“Todas las víctimas, también las del Franquismo, si creen o tienen indicios de que estén en algún sitio, les vamos a ayudar a encontrarlos.” -Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid-


El perejilillo de todas las salsas no podía perderse una de las que más cuerpo ha cogido en los últimos años: la memoria de la represión franquista. Mucho estaba tardando ya Esperanza Aguirre, pero se ve que la gran manifestación de hace una semana la ha despertado.

Por supuesto, su ofrecimiento de ayuda ha sido recibido por los familiares con desconfianza, cuando no indignación. Tienen motivos para ello: tanto por sus convicciones históricas, que dejó claras hace poco en la Asamblea de Madrid, como por sus prácticas políticas: no extrañaría que acabase privatizando las exhumaciones y entregándolas a las mismas constructoras que ya gestionan los hospitales.

Si Aguirre quiere vencer esa desconfianza, y que nos tomemos en serio su sensibilidad con las víctimas del franquismo, no tiene que irse muy lejos para demostrarlo. No tiene ni que salir de su despacho, pues como bien sabrá, la sede oficial de la presidencia ocupa el mismo edificio que durante la dictadura fue la temida Dirección General de Seguridad, donde tantos fueron detenidos, encerrados y torturados. Algunos no salieron vivos, en un tiempo en que los detenidos tenían la manía de tirarse por la ventana.

La antigua Casa de Correos de la Puerta del Sol, famosa por las uvas de fin de año, era la casa del terror. Pero nada lo recuerda hoy, pues no hay ni una placa en su fachada. Una obra teatral de hace unos años, El arquitecto y el relojero, de López Monzó, reflejaba bien la manera en que la democracia hizo borrón y cuenta nueva del franquismo, a partir precisamente de la rehabilitación de este edificio, que convirtió los calabozos en almacenes y las salas de interrogatorio en modernos despachos.

Otros países han convertido sus espacios de represión en lugares de memoria (caso de la ESMA argentina, o la Gestapo en Berlín). No así en España. Y no estamos hablando de víctimas de la guerra, ni de hace setenta años: muchos que pasaron por allí siguen vivos, y recuerdan aquellos calabozos. ¿Les pondrá Aguirre al menos una placa?


http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2010/05/04/si-le-importan-las-victimas-empiece-por-su-despacho/

"La Transición contada a mis padres"

Juan Carlos Monedero, en Público, el 28 de abril

A la memoria de Pepín Vidal Beneyto


Mil veces oímos una petición de silencio que hoy resuena con cuento de furia y ruido: “Abuelo, deje de contar batallas”. Ignoraban los guardianes de los tiempos apacibles que la verdadera batalla no era esa que los viejos apuntaban. Era otra, apenas susurrada, que se contaban a ellos mismos en un silencio de décadas, con complicidad de café, trinchera y cuitas compartidas. “¡Deje de contar batallas, abuelo!”. Y los apaciguadores, al tiempo, contaban incontables veces su cuento incontinente: “La democracia nos la inventamos nosotros”. Lo dijeron, lo escribieron, lo repitieron, lo exportaron y, quizá –sólo quizá–, hasta se lo creyeron. Sociólogos corrieron a decir que antes de la Transición no hubo democracia y que, de pronto, ya éramos iguales al resto de Europa; filósofos cambiaron panfletos contra el todo por panfletos por lo que me caiga; historiadores oficiales dieron el pasado como inocuo pasto abierto sólo a anticuarios; sabedores de la política hicieron taxonomías borgianas para que encajara la democracia con un campo sembrado de fosas comunes y desmemoria; matemáticos trazaron la topología que permitía transitar en vez de retornar a la democracia perdida; periodistas y filólogos encontraron en el decir “consenso” una palabra mágica que contentaba a tirios y troyanos (a unos porque no cuestionaba ningún fruto de su victoria; a otros, porque les entregaba una excusa perfecta para explicar por qué eran tan vociferantes y tan poco consecuentes). Burlón este espíritu de la Transición democrática.
La Transición redujo la explicación dolida del pasado a un problema de derechos humanos. En la distancia, todos somos bienintencionados. Por eso era relevante explicar aquella época como una locura colectiva fruto del calor y los tiempos duros. Otras explicaciones sacan el hilo al ovillo y llegan hasta palacios reales, catedrales, cámaras bancarias y mansiones donde siguen los que nunca se fueron.

Recuerdo de la madre. Hija robada por la posguerra a un herrero anarquista –linchado cabeza abajo, colgando de un olivo, por el jefe de Falange, luego alcalde del pueblo–. Nueva vida en Madrid. Pudo estudiar. Su colegio tenía dos puertas, una principal para las niñas ricas y otra lateral para las hijas de la caridad. Recuerdo a la madre subiendo, junio de 1977, la calle del colegio donde estudiaban sus hijos. A suplicar un precio en los caros ejercicios espirituales. Carteles electorales en las paredes. Entendí cuando el cura afirmó: “Si no podéis permitíroslo, buscad otro colegio”. El franquismo fue una dictadura de clase. Pero nunca acepté el tuteo arrogante a la madre derrotada. Porque los mataron mil veces. En aquellos años de la guerra y la posguerra, y también en cada humillación, durante cuatro interminables décadas (las cartas que llegaron y las que no llegaron; compartir mesa con el verdugo; suplicar trabajo o limosna de lo que fue el propio patrimonio; los labios mordidos; pisar el suelo donde reposan los abandonados; las placas santas ensalzando al sayón; la impunidad de los togados, los purpurados, los condecorados; el interminable usted no sabe con quién está hablando…).

“Con la Transición, los demócratas vencimos”, y le cargaron al búnker toda la memoria del franquismo. Derrotado el búnker, derrotado el franquismo. ¿Un nuevo inicio? ¿Sin restitución? Hasta que un juez quiso llevar a juicio aquella etapa y se cayeron las caretas. El juicio al franquismo ha separado a los demócratas gratuitos de los demócratas con todas las consecuencias. “Las virtudes de la Transición son los vicios de la democracia” se reescribe: “Los vicios de la Transición son los vicios de la democracia”. Un sistema electoral indigno; Bartolín llamando a la Guardia Civil desde un maletero porque lo había secuestrado ETA. Cospedal y la Caudillesa gritando ¡golpe de Estado! por una reunión política en sede universitaria; un juez escondiendo residuos franquistas bajo alfombras progresistas; el filósofo de la ética para adolescentes recibiendo el premio literario más amañado de la historia de los premios; el ministro de Información de Franco, el que afirmó tras el asesinato en la Puerta del Sol de Julián Grimau que ese “caballerete” merecía morir, redactando la Constitución de la democracia que apuntaló a un rey de origen franquista, a comisarios de origen franquista, a catedráticos de origen franquista, a periodistas de origen franquista e, incluso, a franquistas de origen franquista. Ahí reposa nuestro miedo. Franco es más peligroso muerto que vivo. Vivo por lo menos se le veía venir.
Dudo de que la Transición hubiera podido ser radicalmente diferente. En 1973 fue el golpe contra Allende. Unos meses después, la Revolución de los Claveles alertó a los guardianes de la guerra fría. Y 40 años de exilio, represión y miedo. Lo reprochable es la falta de honestidad de sus voceros. No decir: “Hicimos lo que pudimos, lo que nos dejaron, lo que nos atrevimos”. Esconderlo tras “nos corresponde la mayor hazaña democrática de la historia de España”. Una Transición perfecta que no deja entender una democracia tan imperfecta.

Lo han tenido que recordar desde fuera: aquí hubo un propósito de genocidio. Hubo guerra porque los franquistas, aun ayudados por Hitler y Mussolini, no tuvieron la fuerza suficiente. Cuando ganaron, la intención genocida se consumó. Hoy se siguen repartiendo culpas con la excusa de la guerra. Para una lectura democrática, los luchadores por la República dieron todo para frenar el genocidio. Y los olvidamos.
Por eso, abuela, abuelo, perdonad por lo que no os dejaron hablar en estos años. Y contadme otra vez, desde el principio, todas aquellas batallas.

Juan Carlos Monedero es profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid
http://blogs.publico.es/dominiopublico/1982/la-transicion-contada-a-mis-padres/