martes, 3 de enero de 2023

Intervención en Zamora. 27 de Diciembre de 2022

 


Amigos y amigas. Os transmito un saludo de parte de la Federación Estatal de Foros por la Memoria y de las compañeras y compañeros de los foros y asociaciones federados. Es un honor y un placer que hayáis contado con nosotros/as para celebrar hoy este acto.

Hace unos años constituimos el Encuentro Estatal por la Memoria, que reúne a más 100 colectivos de todo el Estado y de diverso tipo y ámbito de actuación. En octubre de 2020 consensuamos y publicamos un amplio documento de Conclusiones donde recogíamos las posiciones del movimiento memorialista sobre cómo tenía que ser una LMD. Este documento fue entregado a partidos políticos, instituciones y colectivos sociales. Desde entonces hemos mantenido reuniones frecuentes con grupos parlamentarios; hemos realizado diversas concentraciones y movilizaciones en apoyo a nuestras posiciones; hemos organizado reuniones y debates sobre diversos temas, como las bases jurídicas de la impunidad del franquismo; la situación de los archivos de la represión; el caso de los bebés robados; la represión específica ejercida sobre las mujeres; la Memoria histórica en la enseñanza, etc… (todos  los debates están en YouTube y la web del Encuentro).

Sobre la LMD que se publicó en el BOE el pasado 19 de Octubre, valoramos que la redacción final de la misma ha tenido un mayor alcance del que esperábamos en un principio. Desde el Proyecto de Ley inicial que presentó el Gobierno; posteriormente los acuerdos entre los socios de Gobierno, PSOE y Unidas Podemos; finalmente el trámite de enmiendas de los diferentes grupos parlamentarios que han apoyado de un modo u otro la Ley, en cada paso se han ido produciendo producido avances, y creemos sinceramente que hemos tenido bastante que ver en el resultado final, gracias al trabajo colectivo de un amplio sector del movimiento memorialista que ha celebrado múltiples reuniones con los grupos políticos, y se ha dotado de capacidad de propuesta, al mismo tiempo fundamentada, crítica y constructiva.

 

La Ley de Memoria Democrática supone un claro avance con respecto a la LMH de 2007, y recoge unas medias concretas de reconocimiento de las víctimas y condena del franquismo, que con matices, van en la buena dirección. Fundamentalmente abre un amplio espacio a futuras políticas públicas de memoria.

El resultado final dependerá mucho de que se elabore y apruebe pronto un Reglamento de aplicación, de que se pongan inmediatamente en marcha diversos organismos recogidos en la Ley actual para aplicar esas políticas de memoria, de la definición concreta de las competencias de la Fiscalía... En definitiva, dependerá mucho de la voluntad política de los gobernantes.

 

Como decimos, el articulado de la Ley permite abrir en el futuro un amplio espacio para las políticas de memoria públicas, y para el trabajo del movimiento social por la memoria y los colectivos de víctimas: hablamos de reconocimiento de lugares de memoria, bases de datos de víctimas, banco de ADN, la memoria histórica en planes de estudio…

La declaración de nulidad de las sentencias y del carácter ilegal de los tribunales represivos es un avance importante con respecto al Proyecto inicial de la Ley, que las definía como ilegítimas (lo que es un concepto moral), frente a nulas (que es un concepto jurídico). Nuestra presión, apoyada por diversos grupos políticos, dio finalmente fruto, aunque el hecho de que se niegue la posibilidad de exigir la responsabilidad patrimonial del Estado (Artículo 5.4), nos hace albergar dudas del alcance real de esta anulación. Parece que se pretende una anulación técnica y formal, porque legalmente, la anulación de una sentencia nunca puede dejar de tener consecuencias jurídicas.

Los avances en el tema de los archivos son importantes, pero quedan relativizados por diversos aspectos. En primer lugar el carácter profundamente regresivo de la Ley de Secretos oficiales en vigor, y en segundo lugar porque es indispensable que los archivos sean dotados de medios y de personal, para garantizar la conservación, la catalogación y el tratamiento correcto, y el derecho de acceso efectivo a todos los archivos de la represión.

Sobe el tema de la inclusión de temas de Memoria Histórica en diferentes niveles del sistema educativo es un tema esencial para el futuro, de cara a dotar de principios y de señas de identidad democráticas a las nuevas y futuras generaciones. En este asunto sí constatamos un importante avance en la Ley de Memoria Democrática, al menos como declaración de intenciones, porque en paralelo se está avanzando en legislación sobre el sistema educativo, y esperamos que los principios de Memoria democrática y antifascistas impregnen también esa futura Ley de Educación.

La recuperación de la Memoria de miles de represaliados económicos y trabajadores esclavos también está recogido en el texto de la nueva Ley. Pero no sólo es un tema de memoria formal, debería serlo también material: hay docenas de instituciones y empresas privadas, aparte del Estado español que se lucraron con el trabajo esclavo forzado de miles de presos republicanos. Esas empresas e instituciones deberían reconocer públicamente su responsabilidad, y colaborar con indemnizaciones y con el conocimiento público de la Memoria de esos presos. Para nuestro país puede sonar raro, pero se ha hecho sin mayor problema en lugares como Argentina, o como Alemania.

 

El problema que encontramos en la Ley, es que frente a nuestras propuestas hemos encontrado unas Líneas Rojas, impuestas por el PSOE fundamentalmente pero no sólo por esa fuerza política. Nosotros/as siempre hemos definido que la IMPUNIDAD del franquismo es uno de los pilares centrales del llamado Régimen del 78.

En ese sentido, Ley de Memoria mediante, España sigue sin cumplir sus compromisos con los derechos humanos, haciendo caso omiso de las recurrentes recomendaciones de diversos organismos y comisiones de la ONU. La impunidad permanece, y la LMD ni la supera ni la cuestiona. Ese es nuestro principal fracaso como movimiento social y como sociedad, y el gran reto de futuro. El problema no es lo que pone la Ley de Memoria sino que ésta no ha afectado a un aspecto central del problema: la plena vigencia a día de hoy de lo que organismos internacionales de derechos humanos definieron hace tiempo como “el modelo español de impunidad”.

La impunidad del franquismo no es sólo la impunidad penal de los golpistas y represores. También se trata de que algunas familias, instituciones y empresas sigan a día de hoy disfrutando de un status social, económico y poder político obtenido gracias a su victoria en la guerra, y a la represión y terror subsiguientes; a la explotación brutal de una clase trabajadora derrotada; a la corrupción intrínseca al franquismo; al robo de propiedades y el uso de mano de obra esclava. Si los beneficios obtenidos, y de los que han disfrutado 3 ó 4 generaciones, fueron tan grandes y jamás han sido cuestionados, ¿por qué no lo van a intentar repetir en un futuro si lo consideran necesario?

El principal déficit de esta Ley es que no permite el acceso a la Justicia. Hace apenas 3 meses en Argentina se juzgó y condenó en 2 procesos diferentes a varios represores, y actualmente hay casi un centenar de procedimientos judiciales abiertos. Hechos como los que recoge la película “Argentina 1985”, aquí siguen siendo inviables: Seguimos sin poder llevar a juicio en el Estado español a torturadores, jerarcas de la dictadura, perpetradores de crímenes contra la humanidad, etc. por crímenes similares y coetáneos a los realizados aquí durante los últimos años del franquismo y principios de la Transición, en la DGS, en comisarías, cuartelillos, que en Argentina y en otros países se juzgaron, y se siguen juzgando y dictándose sentencias y condenas,

El problema no es de la Ley de Memoria en sí, sino que no ha venido acompañada una derogación o anulación de Ley de Amnistía de 1977, asimilable a aquellas leyes de Punto final y Obediencia Debida de las dictaduras sudamericanas, que allí fueron sí derogadas o anuladas. Los crímenes del franquismo están prescritos porque en España no se aplica el Derecho Internacional sino el derecho Interno. Los tribunales españoles tampoco reconocen que haya crímenes contra la humanidad antes de 2004, cuando ese tipo penal fue incluido en nuestro Código Penal. Para los organismos internacionales de derechos humanos, esos crímenes jamás prescriben.

Nosotros/as defendemos una declaración de nulidad íntegra de la Ley de Amnistía, porque frente a las directrices para su interpretación que se definen en la Ley de Memoria, que nos parecen irreales, la de Amnistía se ha aplicado sistemáticamente, en todos los casos desde 1977, como una ley de punto final.

 

Llevamos años reivindicando para las víctimas del franquismo un reconocimiento jurídico e institucional, y unas políticas públicas activas de Memoria, similares a las que el Estado español ha dado a otras víctimas de la violencia política, como las del terrorismo. Esa desigualdad de trato entre unas víctimas y otras es algo que venimos denunciando desde hace años, y en esta posición también coinciden algunos juristas de prestigio y determinados colectivos de víctimas del terrorismo.

En el fondo, en cuanto víctimas de la violencia política como tales conforme a la definición de los organismos de Derechos Humanos, no hay diferencia entre unas víctimas y otras. Lo que las diferencia realmente, y define el trato dado a unas y a otras por parte del Estado, es la identidad de los victimarios.

 

Somos conscientes de que esta nueva ley puede llegar a ser efímera si las derechas ganan las elecciones generales. Su intención explícita es derogarla y sustituirla por una llamada “ley de concordia” (¿Por qué lo llaman concordia cuando quieren decir Impunidad?). Los colectivos de Memoria en torno al Encuentro Estatal queremos que el Gobierno empiece a tomar medidas inmediatas, para que en caso de que sea la LMD derogada en un futuro, ya se hayan llevado a cabo cambios irreversibles, como ejemplo: la retirada del callejero y la simbología franquista, o la declaración y monumentalización de Lugares de Memoria. Es fácil derogar un texto legal, pero es más complicado derribar un monumento o reponer unas calles franquistas.

 

¿Qué podemos hacer? seguir trabajando por el fin de la impunidad, y que el Estado español asuma las recomendaciones de diversos organismos internacionales, entre ellos el Consejo de Derechos humanos de la ONU y sus diversos comités, que han elaborado informes sobre el caso español, señalando que los derechos humanos de un amplísimo colectivos de víctimas de diversa tipología vienen siendo vulnerados sistemáticamente por el Estado español.

Vamos a tener que trabajar también por llevar lo más lejos posible las posibilidades que abre la LMD, promoviendo cambios que resulten irreversibles ante la posible llegada en el futuro de la derecha revisionista y negacionista al gobierno. Ya vimos lo que pasó con la Ley de Memoria de 2007 y el tema de la simbología franquista, por poner un solo ejemplo: puesto que no se aprobó un Reglamento que desarrollase la Ley, las instituciones retiraron la simbología y el callejero franquista sólo donde hubo voluntad política de hacerlo. La tipología de lo que había que quitar no estuvo nunca clara, no había plazos, ni régimen sancionador para los incumplimientos. Esto no puede pasar con la LMD de 2022.

Recientemente hemos presentado una iniciativa a la Secretaría de Estado para que se inscriba en cada expediente represivo una certificación de que dicha sentencia ha quedado anulada a todos los efectos por la LMD: La Federación considera inaceptable que, cuando en el futuro las víctimas del franquismo o sus familiares, historiadores o cualquier ciudadano interesado en el pasado colectivo común accedan a esos expedientes y sentencias, éstos permanezcan inalterados tal y como los elaboraron los organismos policiales, militares o judiciales, que dirigieron la política de represión sistemática, como si tales sentencias siguieran siendo firmes y justas.

 

En resumen y para finalizar: el objetivo central del movimiento memorialista y de cualquier demócrata digno de tal nombre sigue siendo acabar con la impunidad, llevando a los verdugos y represores que quedan vivos ante los tribunales, y conseguir que las víctimas del franquismo tengan el mismo reconocimiento por parte del Estado y de la sociedad, que otros colectivos de víctimas de la violencia política para los que se ha legislado convenientemente y se han aplicado intensas políticas públicas de memoria.

Por otro lado, debemos seguir trabajando para que la Memoria de los y las defensoras de la República y los resistentes contra el franquismo sean patrimonio de la sociedad, y una obligación de todas y cada una de las instituciones del Estado a todos los niveles. Porque no se puede ser demócrata sin ser antifascista.

Muchas gracias por habernos recibido y escuchado.