domingo, 10 de julio de 2011

Rubalcaba y Zapatero o la cuadratura del círculo, por Juan Torres López

10/07/11

El vicepresidente del gobierno que suprimió el impuesto sobre el patrimonio deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que va a establecer el impuesto sobre el patrimonio.

El vicepresidente del gobierno que hizo el recorte de derechos sociales más grande de la democracia deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que lo suyo es "la igualdad de oportunidades".

El vicepresidente del gobierno que se puso de acuerdo con el Partido Popular para no cambiar una ley electoral que chirría con la democracia deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que va a cambiar la ley electoral para que haya más democracia.

El vicepresidente de un gobierno que ha reducido la carga fiscal de los bancos y del gran capital y que hizo oídos sordos cuando los propios inspectores del Banco de España denunciaban la irresponsable acumulación de riesgo de los bancos, o que ha votado en el parlamento varias veces contra la dación de pago, deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que "habrá que pedirles a las cajas y a los bancos que den una parte de sus beneficios para la creación de empleo".

El vicepresidente de un gobierno que en cuanto comenzó la crisis renunció a todos los de por sí escasos avances en materia de igualdad de género (incluso lo que estaba obligado a realizar por mandato legal como el permiso de paternidad) y que liquidó el Ministerio de Igualdad deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que hay que acabar con "la intolerable brecha salarial entre las mujeres y los hombres" y que a él "le gusta el contrato a tiempo parcial, creo que debemos incentivarlo", cuando esa es la forma con que se está procurando que las mujeres entren por la puerta de servicio en el mercado de trabajo..

El vicepresidente de un gobierno que no ha evitado que los salarios, y por tanto el poder adquisitivo de los trabajadores, hayan dejado de disminuir desde que tomó posesión, que va a regalar las cajas de ahorros al capital privado o que va a privatizar empresas públicas a bajo precio deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que "tenemos que estar ahí para asegurarnos que los españoles no pierden ni un solo euro".

El vicepresidente de un gobierno que ha dejado que los especuladores apenas tributen manteniendo las SICAV o que el impuesto sobre la renta llegue hasta el 45% en el tipo de gravamen sobre las rentas del trabajo mientras mantiene uno tipo proporcional del 19-21% para las ganancias de capital en bolsa, intereses financieros, etc. deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que "tenemos que defender a los que progresan con esfuerzo y no a los que lo hacen especulando y engañando".

El vicepresidente de un gobierno que acaba de votar hace unos días en el Congreso de los Diputados contra de la persecución contra las grandes fortunas y los paraísos fiscales, contra la necesidad de hacer público el listado de denunciados por delito fiscal, de aplicar un gravamen especial sobre movimientos de fondos con paraísos fiscales en la normativa del IRPF y del Impuesto sobre Sociedades o de prohibir a las entidades bancarias españolas tener filiales o sucursales en ellos, deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que "es intolerable, es indecente, es absolutamente inmoral que el mundo viva con los paraísos fiscales" y que hay que acabar con ellos.

El vicepresidente de un gobierno que se puso de acuerdo con el Partido Popular para endurecer y dificultar la presentación de iniciativas populares o candidaturas no partidarias a las elecciones deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que "no es razonable que los ciudadanos solo se pronuncien cada cuatro años".

El vicepresidente de un gobierno que cambió de la noche a la mañana en mayo de 2010 la política y sus principios de gestión sin consultar a sus votantes ni ofrecer resistencia alguna deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que esos principios "siempre los hemos mantenido".

El vicepresidente de un gobierno que ha dado miles de millones a la banca sin exigir el más mínimo control deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que "si el Estado pone dinero tiene que estar ahí para gestionar bien ese dinero, para asegurarse que va realmente para aquello para lo que se destina que es el saneamiento".

El vicepresidente de un gobierno cuyo presidente afirma que "bajar impuestos es de izquierdas" y cuyo ministro de economía Pedro Solbes afirmaba que su principal orgullo era "no haber aumentado el gasto público" deja un día el gobierno y al siguiente se presenta como candidato a presidente del gobierno diciendo que "no voy a acordar nada que debilite nuestro sistema de salud. Y nada es nada", sin explicar cómo piensa cuadrar ese círculo.

Y al acabar este discurso del nuevo candidato, al presidente del gobierno que ha hecho todas esas cosas, José Luis Rodríguez Zapatero, le preguntan su opinión estas promesas totalmente contrarias a lo que él ha hecho, según ha dicho en varias ocasiones con plena convicción, y afirma que le parece "magnífico".

A mí me gustaría creer que Rubalcaba va a hacer todas esas cosas, que no llevará a cabo lo que hasta ahora ha realizado en el gobierno y que conducirá a España por la senda contraria a la que ha transcurrido cuando él ha sido vicepresidente. De verdad que me gustaría creerlo y creer también que para ello no se rendirá vergonzantemente y en silencio ante los poderes financieros, como ahora, sino que será valiente y que se enfrentará a ellos con dignidad y decisión.

De verdad que me gustaría creerlo, pero es que no puedo. No puedo creer que alguien pueda tener un cambio tan radical de opinión de un día para otro. O se engañaba a sí mismo estando en ese gobierno o nos está engañando ahora.

Juan Torres López es catedrático de economía aplicada en la Universidad de Sevilla

miércoles, 6 de julio de 2011

Subvenciones a los sindicatos. Por Francisco Javier López

Artículo de opinión de Javier López, secretario general de CCOO de Madrid

01-07-2011. A raíz de los ataques permanentes de los poderes económicos, políticos y mediáticos contra los sindicatos, utilizando argumentos recurrentes como el dinero que se embolsan en concepto de subvenciones, son no pocos los que me han pedido que escriba sobre este tema.

Un artículo elaborado por nuestra Federación de Servicios Financieros y Administrativos me brinda la oportunidad de dar respuesta a estas demandas, partiendo del hecho de que la Constitución Española reconoce a los sindicatos de trabajadores el derecho a constituirse, participar en las políticas públicas y en la planificación económica del Gobierno. Los sindicatos, en función de su representatividad, representan a sus afiliados, pero también al conjunto de los trabajadores. Las elecciones sindicales permiten determinar la representatividad de cada sindicato, cosa que no ocurre con las organizaciones empresariales, en las que no hay elecciones libres.

CCOO ha ganado en las elecciones sindicales el derecho a participar en la negociación de la gran mayoría de los convenios colectivos que regulan los derechos y condiciones de trabajo en las empresas.

Los sindicatos reciben del Estado por esta acción sindical que desarrolla las leyes y las adapta a cada sector y empresa 15,7 millones de euros. Hablamos de más de 4.000 convenios y la mayoría de los trabajadores y trabajadoras.

Las organizaciones empresariales, todo hay que decirlo, reciben ayudas similares. Los partidos políticos reciben 84,4 millones de euros, la Casa Real 8,9 millones y la Iglesia Católica, sin reconocimiento constitucional en un Estado laico, recibe 252 millones de euros.

Las asociaciones juveniles reciben 7,8 millones. La Federación Española de Futbol 4,8 millones. Las empresas privadas de prensa escrita y las televisiones privadas reciben 360 millones de euros, el cine español 89,6 millones de euros.

Los curas que trabajan en instituciones públicas como hospitales, cárceles y el ejército, reciben lo mismo que los sindicatos, 15 millones de euros.

Los profesores de religión nos cuentan 600 millones de euros y las subvenciones a los toros 564 millones de euros, aunque sólo merecen el interés del 28 por ciento de los españoles.

No parece mucho, así pues, la cantidad que reciben los sindicatos. Sin embargo siguen abundando los ataques, según los cuales, los sindicatos están comprados y no defienden los intereses de los trabajadores.

Veamos el caso de CCOO. Los más de 1.200.000 afiliados y afiliadas, con el pago de las cuotas, cada mes, aportamos 118 millones de euros cada año al sindicato. Los servicios jurídicos para afiliados y no afiliados, apartan unos 20 millones de euros. Las subvenciones del Estado no llegan a suponer ni el 10 por ciento del total de nuestros ingresos.

Los poderes económicos, salvados de la crisis por el Estado. Los poderes políticos que mantienen sueldos públicos, subvenciones públicas y una corte injustificable de cargos a dedo, asesores, gabinetes, etc. Los poderes mediáticos, que viven de la subvención y la publicidad de las Administraciones públicas, saben todo esto, conocen la realidad.

Pero siguen atacando a los sindicatos, porque saben que son la barrera más sólida para frenar la avaricia, la especulación, la corrupción y los cambios que pretenden introducir para, a base de ajustes y recortes, hacer pagar a los trabajadores y sus familias, el coste de la crisis.

Para ello no dudan en utilizar dos tácticas muy ensayadas por los regímenes totalitarios, autoritarios y fascistas: "Las grandes masas sucumben más fácilmente a una gran mentira que a una pequeña", "una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad".

Nosotros elegimos cada día caer o no caer en esta trampa.