lunes, 25 de noviembre de 2019

La memoria histórica y la extrema derecha en las instituciones



La memoria histórica y la extrema derecha en las instituciones

Artículo publicado en "Siempre es 26". 25-11-2019


Por: Arturo Peinado Cano- @apces. Presidente de la Federación Estatal de Foros por la Memoria. 

Uno de los grandes déficits y pecado original de nuestra democracia, es que la derecha española no es antifascista. La derecha de Europa occidental participó en la lucha y en la victoria contra el nazismo y los fascismos, y posteriormente, en la construcción de las democracias de la posguerra y en el proceso fundacional de la unidad europea. Sus referentes son Adenauer, De Gasperi, De Gaulle,  Monnet… El referente de la derecha español es Manuel Fraga, quien tras la detención de Julián Grimau elaboró un dossier inculpatorio ad hoc, para legitimar las torturas, la defenestración, y finalmente, el asesinato “legal”  del dirigente comunista.

Durante más de 40 años el llamado franquismo sociológico ha estado representado políticamente en el Partido Popular, fundado como Alianza Popular por los llamados “siete magníficos”, el grupo de exministros franquistas en torno a Fraga. No es un sector de la sociedad minoritario o marginal: Franco no hubiera ganado la guerra ni se hubiera mantenido en el poder durante 40 años sin contar con un importante respaldo social. Muchos de aquellos que vivieron con “extraordinaria placidez” durante la dictadura lo hicieron gracias al estatus alcanzado mediante su participación o complicidad con las diferentes formas que adoptó la represión durante la guerra y la posguerra –algunos historiadores han hablado del  “pacto de sangre”-.

Posteriormente fueron los grandes beneficiarios de un sistema caracterizado por la corrupción a todos los niveles, y se aprovecharon de las condiciones brutales de explotación a las que se sometió a la clase trabajadora derrotada y diezmada en 1939. Hoy, muchos herederos de aquellos franquistas disfrutan de los réditos y la herencia de lo expoliado durante la dictadura, lo que explica en buena parte su actual estatus social y económico, así como la continuidad de tantos apellidos franquistas en la política, la justicia, los consejos de administración…

La crisis sistémica aún no cerrada, la crisis de Estado generada a raíz del Procés catalán, ha brindado a la extrema derecha que antes estaba dentro del Partido Popular, ahora desacomplejada, una oportunidad. El ascenso del nuevo partido fascista, Vox, se ha sustentado en el espectáculo indecente de blanqueo del franquismo por buena parte de los medios de comunicación. Esos a quienes regalan impúdicamente espacios y tribunas en platós, columnas de prensa y emisoras, no tendrían escrúpulos en cerrar los mismos medios y silenciar por la fuerza a los periodistas, si tuvieran oportunidad de hacerlo.

Los acuerdos previos a la constitución de las instituciones municipales y autonómicas gobernadas a raíz de las elecciones de mayo por coaliciones de derechas, así como las primeras iniciativas adoptadas, han puesto el punto de mira en los derechos y conquistas de las mujeres, de los colectivos LGTBI, los migrantes económicos y los refugiados. También en la memoria histórica, cuyas reivindicaciones de Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas del franquismo, señalan simultáneamente a los responsables de los crímenes cometidos entre 1936 y 1977, y dejan en evidencia el grado de impunidad del que han gozado.

Uno de los elementos a los que se achaca al éxito de la extrema derecha en las elecciones del pasado 10 de noviembre ha sido la exhumación de Franco. Ciertamente la retransmisión televisiva en directo de más de cinco horas ha contenido imágenes de explícita exaltación del franquismo con la consiguiente humillación a sus víctimas, y ha terminado por convertir el acto de exhumación e inhumación posterior un producto televisivo obsceno. Lo natural en una sociedad democrática es que se hubiese llevado a cabo de manera privada, discreta, y expeditiva, no subordinada a los cálculos electorales del partido en el gobierno.

Un ejemplo significativo -por tratarse de la capital del Estado- de políticas de agresión sistemática contra la memoria histórica, son las decisiones adoptadas desde su toma de posesión por el nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid, renunciando a levantar un memorial programado en el lugar donde se ubicaba la antigua Cárcel de Carabanchel en reconocimiento a todas los presos políticos durante el franquismo, y cerrando la Oficina municipal de Derechos Humanos. Que la responsabilidad de memoria histórica de la nueva corporación recaiga en un concejal apellidado Fanjul, es mucho más que una anécdota.

Asimismo, el ayuntamiento presidido por Martínez Almeida tiene decidido modificar radicalmente el Memorial proyectado en el Cementerio del Este -que paralizó el pasado 17 de julio-, donde ya estaban instaladas buena parte de las placas con los nombres de cerca de 3.000 personas ejecutadas en los primeros años de la dictadura. El actual equipo de gobierno ha manifestado su intención de arrancar las lápidas y de cambiar completamente la significación del Memorial, modificando el criterio con el que fue erigido para reconvertirlo en un falso homenaje a la concordia. Supone una nueva humillación contra miles de demócratas que fueron asesinados/as en aplicación de las sentencias de unos consejos de guerra carentes de las mínimas garantías procesales, incluyendo el derecho a la defensa.

También el pleno del Ayuntamiento de Madrid del pasado 30 de Octubre, aprobó una declaración cuya exposición de motivos constituye un compendio de tópicos franquistas burdos y majaderías históricamente infumables. Presentada por el concejal Ortega Smith, fue aprobada con el voto a favor de Ciudadanos y del Partido Popular (1).

No vamos a repetir los exabruptos emitidos recientemente por el mencionado concejal madrileño sobre las Trece Rosas, o por la presidenta de la Comunidad de Madrid sobre la quema de iglesias, pero no podemos por menos que calificar esas palabras como expresión de indigencia intelectual y de bajeza moral. Es también impunidad que representantes políticos y publicistas de los mitos franquistas digan esas barbaridades, e incluso peores, sin consecuencias penales ni políticas. Falsificar la historia, mentir y calumniar sale gratis en España, especialmente cuando se ataca a los defensores de la 2ª República, a los luchadores antifranquistas, o a las víctimas de la dictadura.

Lo que los demócratas debemos preguntarnos es ¿porqué lo hacen? Y la respuesta es simple: porque pueden. Cuando hablamos de impunidad no sólo nos referimos a la impunidad penal de los criminales franquistas; O a que la familia Franco y tantas otras puedan seguir disfrutando aún del producto del expolio y de la corrupción.

¿Porqué la derecha cuando llega al poder actúa sin el menor escrúpulo, y la izquierda gobierna con pies de plomo, entre apelaciones al consenso no correspondidas? Todavía estamos esperando una declaración de condena del franquismo por parte del pleno municipal, que solicitamos en varias ocasiones durante la anterior legislatura, cuando gobernaba Ahora Madrid con apoyo del PSOE  (sí se aprobó, por ejemplo, una moción sobre la revolución húngara de 1956, y se erigió un monumento). También seguimos aguardando respuesta a dos cartas dirigidas a la exalcaldesa Carmena, pidiéndole que el Ayuntamiento de la capital se manifestase públicamente contra la pretensión de trasladar los restos de Franco a la catedral de La Almudena.

Las políticas de extrema derecha suponen una agresión contra la democracia, la convivencia, los derechos humanos, las libertades civiles y las conquistas sociales. Es enormemente grave que partidos autodenominados “constitucionalistas” negocien y gobiernen con partidos de extrema derecha, dejando claro que mezquinos intereses económicos y de poder priman sobre los principios democráticos de los que alardean. Que las derechas conservadoras o liberales se avengan a pactar y gobernar con la extrema derecha, asumir sus valores y su discurso, sólo puede entenderse a partir de deficiencias heredadas de nuestro “peculiar” modelo de transición a la democracia: la banalización del mal en el debate político y mediático; carencias en educación y en políticas públicas de memoria democrática; ocultación de las víctimas del franquismo; y la impunidad histórica y penal de los crímenes franquistas.

Sería deseable que, siguiendo el ejemplo alemán,  todas las fuerzas políticas y sociales democráticas establecieran “cordones sanitarios” para impedir la entrada de la extrema derecha en las instituciones y que lleguen a aplicarse sus aberrantes políticas. Es lo viene haciendo la derecha democrática europea desde la derrota de los fascismos en 1945.

Los colectivos a los que este nuevo/viejo fascismo y sus aliados han señalado, no vamos a permanecer con los brazos cruzados, contemplando cómo se hacen efectivos los proyectos de los franquistas y sus aliados: recortes de libertades, supresión de derechos sociales y civiles que ha costado conseguir décadas de lucha y sacrificios de miles de compañeras y compañeros.

Acabar tanto con comportamientos como con políticas incompatibles con los derechos humanos y las recomendaciones de los organismos internacionales, con la impunidad de las calumnias e  insultos dirigidos a las víctimas del franquismo y a los combatientes por la democracia, no tiene una solución judicial, sino fundamentalmente política: sólo el reconocimiento jurídico de las víctimas del franquismo a partir de una Ley Integral de Víctimas, permitirá que, al igual que sucede con las víctimas del terrorismo, aquellos que calumnien o menosprecien a los víctimas del franquismo, puedan acabar condenados por un tribunal. Y que las políticas de Verdad, Justicia y Reparación dirigidas a las víctimas del franquismo y a los verdaderos responsables de la llegada de la democracia, sean incuestionables, y obligación y patrimonio de la sociedad y de todas las instituciones.

Noviembre 2019

ENLACES
(1) “El Ayuntamiento de Madrid y su peligroso revisionismo histórico”, Ramón Górriz y José Babiano. Público, 09-Noviembre-2019

https://blogs.publico.es/verdad-justicia-reparacion/2019/11/09/el-ayuntamiento-de-madrid-y-su-peligroso-revisionismo-historico/

“El libro negro de la Villa y Corte: apuntes sobre una resolución municipal delirante”, Fernando Hernández Sánchez. El Salto, 08-noviembre-2019

https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/el-libro-negro-de-la-villa-y-corte-apuntes-sobre-una-resolucion-municipal-delirante



https://siemprees26.wordpress.com/2019/11/25/la-memoria-historica-y-la-extrema-derecha-en-las-instituciones/

sábado, 9 de noviembre de 2019

"El libro negro de la Villa y Corte: apuntes sobre una resolución municipal delirante", por Fernando Hernández Sánchez


El libro negro de la Villa y Corte: apuntes sobre una resolución municipal delirante


FERNANDO HERNÁNDEZ SÁNCHEZ
FACULTAD DE FORMACIÓN DE PROFESORADO Y EDUCACIÓN, UAM.

El Salto, 2019-11-08


El documento presentado el 30 de octubre de 2019 por el portavoz de Vox, Francisco Javier Ortega Smith, al pleno del Ayuntamiento de Madrid para la adopción de una resolución de condena de los crímenes de la izquierda excluye calificar a su autor como perteneciente a la categoría de los inteligentes, los que procuran el bien propio y el de los demás.

Dice Carlo M. Cipolla en Las leyes fundamentales de la estupidez humana que los individuos malvados se caracterizan por procurar el mal para los demás al tiempo que se garantizan el bien para sí mismos. Eso les diferencia de los incautos y de los estúpidos: los primeros, porque se hacen mal a sí mismos para beneficiar a otros; los segundos, porque socializan el mal propio convirtiéndolo en general.

El documento presentado el 30 de octubre de 2019 por el portavoz de Vox al pleno del Ayuntamiento de Madrid para la adopción de una resolución de condena de los crímenes de la izquierda —pues a esto se reduce, aunque lo plantee como una trasposición de la Resolución del Parlamento Europeo del 19 de septiembre pasado— excluye calificar a su autor como perteneciente a la categoría de los inteligentes, los que procuran el bien propio y el de los demás.

No lo es por la intención y mucho menos por el contenido, que no pasaría una evaluación positiva en cualquier institución académica que no fuera una mera expendeduría de títulos previo pago. Es meritorio, eso sí, condensar en tan poco espacio como dos folios semejante florilegio de lugares comunes del negacionismo y el revisionismo histórico. Francisco Javier Ortega Smith fusila —en la segunda acepción de la RAE— una colección de patrañas, lugares comunes, medias verdades y mentiras completas, marca de la casa, que sirven a sus propósitos de armar ruido mediático y modelar un maniqueo: el de la izquierda criminal y antiespañola. Un clásico revisitado.

Ortega Smith se asemeja al buhonero de las películas del Oeste que exhibe su mercancía, adobada con verbo simple, rudo y eficaz, ante un círculo de almas de cántaro proclives a dejarse engañar. No falta ni un frasco de crecepelo, ni un ungüento milagroso, ni una vajilla desportillada que el exboina verde deje de sacar del fondo de su carromato, aunque se le pille pronto el truco. Por ejemplo, en los fundamentos de su petición expone que el nazismo y el comunismo fueron ideologías criminales que ocasionaron, respectivamente, “seis y cien millones de muertos”. Nuestro hombre acredita con ello que leyó la portada del Libro Negro del Comunismo, de Stephan Courtois, pero no el contenido; y que minusvalora injustamente la capacidad letal de los amigos de sus amigos.

El libro negro fue un auténtico best seller allá por 1997, cuando comenzaba a asentarse la polvareda ocasionada por el derrumbe del muro de Berlín y el mundo parecía adentrarse en la era feliz del capitalismo global sin historia. Sus asertos, entre ellos el número áureo de los cien millones de muertos ocasionados por el comunismo, hicieron fortuna y se replicaron por doquier.

Sin embargo, el copyright de la cifra no le correspondía a Courtois: era de Alexander Solzhenitsin, que aventuró en ciento diez millones las víctimas del sistema soviético. En cosas de cifras, El libro negro… es un buen ejemplo de ese sistema de cómputo variable —“contabilidad macabra de comerciante al por mayor”, la denominó Daniel Bensaid— en el que los guarismos van disminuyendo según se va de las tapas del volumen a sus tripas, para no fatigar al motivado cliente pero desganado lector: cien millones de muertos en la faja promocional, ochenta y cinco millones en el cómputo global de los contribuyentes al volumen, quince millones para el propio Courtois que, interpelado por sus fuentes, confesó que lo suyo era una “apreciación personal”.

La mezcla de países, épocas y circunstancias, la amalgama de la guerra civil alimentada por la intervención exterior, las hambrunas, las bajas de la guerra mundial, la represión estaliniana, los crímenes del despotismo burocrático maoísta o del delirio khmer, concluye Bensaid, tienen “algo de cínico y de profundamente irrespetuoso hacia las propias víctimas”.

Según Ortega Smith, el nazismo solo fue responsable de la décima parte de los muertos estimados de la Segunda Guerra Mundial, estrictamente de aquellos que fueron víctimas del Holocausto. Ni uno más. Una rebaja imbatible. Resulta impropio de una posición de derecha dura que desprecia orgullosamente a las opciones cobardes parapetarse detrás de las víctimas de la Shoá tomadas a modo de rehenes para una argumentación tramposa. Como si los  millones de muertos ocasionados por el desencadenamiento de la guerra, la invasión de diez países, la alianza con Japón que extendió el conflicto a cuatro continentes y a los cinco océanos, el desplazamiento y la aniquilación de poblaciones enteras hubieran sido efectos de una ciclogénesis explosiva o de la mala suerte y no de la guerra de agresión y de los crímenes contra la Humanidad tipificados en Nuremberg.

El abogado Ortega Smith debería estar familiarizado con la jurisprudencia. Si, además, hubiera echado un vistazo a algo más que los subproductos de Arcadi Espada o Jiménez Losantos, sabría que exonerar al franquismo de su complicidad con el Eje es una apuesta arriesgada. Miguel de Muguiro, Ángel Sanz Briz, Sebastián Romero Radigales y otros diplomáticos llevaron a cabo su humanitaria labor de salvar judíos por convicción propia y muchas veces al margen de, o contra, las directivas de su departamento. Muguiro fue cesado por el ministro Lequerica cuando los alemanes y los colaboracionistas húngaros protestaron por su actuación y Sanz Briz escribió a quien le sucedió en la gestión de la embajada en Budapest: “No olvide usted que la decisión de meter gente en los locales de la legación fue de mi propia iniciativa, sin previo permiso de Madrid, y motivada por el terror que entonces reinaba en la capital húngara”.

Ortega Smith, que se refiere a la dictadura como “el gobierno español y sus funcionarios”, como si fuese un ente invariable, neutral e intemporal, haría bien en ser más prudente porque hay constancia documental de las consecuencias que la vinculación entre Franco y Hitler a través del Pacto de Acero tuvieron para los deportados españoles a los campos de exterminio, y los archivos, tanto los extranjeros como los españoles que se van abriendo con parsimonia, albergan las pruebas de la colaboración entre los agentes de la Brigada Social, los espías de la Segunda Bis, el Abwehr y la Gestapo y de sus barrabasadas en el sur de Francia y la frontera andorrana.

También las hay en los archivos del Banco de España acerca de los pagos a la División Azul, cuya conmemoración en el callejero madrileño sigue avergonzándonos ante una Europa donde no hay calles que celebren a la Legión Valona o a la Legión Francesa de Voluntarios contra el Bolchevismo.

Cuando llega el momento de adentrarse en el asunto del callejero madrileño, terreno abonado por la proverbial incuria del anterior equipo de gobierno, Ortega Smith nos muestra sin complejos su faceta de consumidor bulímico de baratijas adquiridas en los bazares de todo a 0,60 regentados por historietógrafos: Largo Caballero, Prieto y el “golpe de estado” de 1934; Carrillo y Paracuellos; las Brigadas Internacionales como divisiones de Stalin; Pablo Iglesias Posse incitando al atentado contra Maura... Se echan de menos clásicos del género como Pasionaria mordiendo la yugular de sacerdotes o la quema de conventos. No faltan las ensoñaciones húmedas con una Margarita Nelken mitad virago, mitad gorgona, ni el ilustre abogado pierde la ocasión de demostrar la calidad de su formación forense dando por buenos los cargos contra Marcos Ana tomados de la Causa General, hija de aquellos monstruos jurídicos que fueron la Ley de Responsabilidades Políticas y el Dictamen de la Comisión sobre ilegitimidad de poderes actuantes el 18 de julio de 1936, bases instituyentes de la justicia al revés —los sublevados acusando a otros de sublevación— y de la punición con efectos retroactivos.

Nadie crea, sin embargo, que el portavoz de la extrema derecha en el Ayuntamiento de Madrid es persona ajena a las novedades editoriales. Ahí está la referencia al último juguete: el supuesto fraude de las elecciones de febrero de 1936 y el uso de la presión en la calle para que el frentepopulismo consiguiera sus espurios fines, solo frustrados a medio plazo por la viril reacción de la media nación que se resistió a morir.

Explicar al portavoz de Vox, como han hecho Eduardo Sánchez Calleja y Francisco Sánchez Pérez, los entresijos que desmontan la tesis del pucherazo generalizado sería, sin duda, tiempo perdido: el caramelo de un estudio académico “no militante” que hace reverdecer las teorías de Tomás Borrás, Manuel Aznar o Eduardo Comín Colomer es demasiado apetecible como para desecharlo por un quítame allá esas fuentes.

La resolución de Vox rinde tributo al Instituto de Estudios Históricos del CEU San Pablo, dirigido con mano diestra —nunca mejor dicho— por Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Eugenio Togores, hagiógrafos, respectivamente, de esos grandes referentes democráticos que fueron José Calvo Sotelo —el jefe político de la trama conspirativa contra la República, como ha demostrado Ángel Viñas— y el general Yagüe —el carnicero de Badajoz, cuyas andanzas glosó Francisco Espinosa—.

El Instituto perpetró una impagable serie sobre la Cruzada, Mitos al descubierto, emitida por Telemadrid bajo el esperanzato en 13 capítulos que, a buen seguro, Santiago Abascal seguiría en los descansos que le dejaba su extenuante trabajo al frente de la Fundación para el Mecenazgo y el Patrocino Social. También es responsable de Checas de Madrid, un exhaustivo escaneado del entramado urbano de sedes políticas y sindicales sobre las que la Causa General extendió aquella denominación genérica con una economía de medios conceptual muy propia, como decía esa Falange a la que Ortega Smith profesa admiración en sus escritos, del “recio laconismo de nuestro estilo”.

Hay que suponer que la vocación de servicio pregonada en la web de la institución —“es preciso ofrecer a la sociedad una visión completa y verdadera de la recuperación de la memoria histórica y el reconocimiento de las víctimas de la Guerra Civil”— no se agotará con este proyecto.

Aquí van algunas sugerencias de continuidad: un geolocalizado y escrupuloso catálogo de centros de detención y tortura de los Servicios de Información de FET de las JONS, de colegios religiosos convertidos en cárceles, de sedes de tribunales de depuración, de cuartelillos de la Guardia Civil y de comisarías de la Brigada Político Social; o la colocación de placas informativas en la calle del Reloj, sede del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, en la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol y en el solar de la cárcel de Carabanchel. Por ideas, que no quede.

A pesar de todo lo expuesto, no todo va a ser disenso. No se puede sino estar de acuerdo con la invocación final del secretario general de Vox a la declaración de Naciones Unidas que proclama que los pueblos deben promover “mediante la enseñanza y la educación, el respeto a los derechos y libertades fundamentales y asegurar su reconocimiento”.

Solo un prurito suspicaz podría llevarnos a desconfiar de que esta sea su verdadera intención, porque no cabe pedirle peras al olmo. El problema no es suyo: los fascistas siempre tenderán a obtener el máximo beneficio propio a costa del mal ajeno. Lo peor es que los sedicentes conservadores y liberales los normalicen, se apoyen en ellos para gobernar y compren su mercancía ideológica. Son estos los que se encuentran haciendo funambulismo en la disyuntiva de ocasionarse un mal solo a ellos mismos o a todos los demócratas en general. Es decir, sobre la sinuosa línea divisoria que separa a los incautos de los estúpidos. Para aclararse, deberían leer a Cipolla.


https://www.elsaltodiario.com/memoria-historica/el-libro-negro-de-la-villa-y-corte-apuntes-sobre-una-resolucion-municipal-delirante

martes, 5 de noviembre de 2019

Lo exhumado y lo que queda por exhumar



Lo exhumado y lo que queda por exhumar
Publicado por 65yMás, 5 de noviembre de 2019

Arturo Peinado Cano, @apces. Presidente de la Federación Estatal de Foros por la Memoria


El pasado 24 de octubre se produjo la salida de los restos de Franco del Valle de los Caídos. Fue una noticia largamente esperada, recibida con alegría por el movimiento social por la recuperación de la memoria y de víctimas del franquismo, y por buena parte de la sociedad española.

Cada día que Franco ha pasado en Cuelgamuros ha supuesto un insulto a la democracia y un menosprecio a sus cientos de miles de víctimas. La exhumación de los restos mortales del dictador ha sido un acto de Justicia, y una medida de reparación moral y simbólica de sus víctimas. Además, ha supuesto cumplir con un requerimiento de diversos organismos internacionales de derechos humanos, que así lo habían solicitado a España.

Ciertamente la exhumación ha tenido aspectos discutibles, tanto porque hayan tenido que pasar 44 años desde la muerte física del dictador para que se culmine, como por haber convertido el acto de exhumación e inhumación posterior un producto televisivo obsceno: una retransmisión televisiva en directo de más de cinco horas, que ha contenido imágenes de explícita exaltación del franquismo con la consiguiente humillación a sus víctimas. Creemos que debería haberse llevado a cabo de manera privada, rápida, discreta, y más expeditiva.

Supone también un éxito innegable para el movimiento social por la Memoria. Hace un año constituimos la Campaña #NiValleNiAlmudena, respaldada por más de 100 organizaciones y colectivos memorialistas y de víctimas del franquismo, organizaciones vecinales, feministas, cristianas, ecologistas, políticas, sindicales, culturales, etc... Se han celebrado varios actos públicos, concentraciones y manifestaciones, hemos enviado cartas a responsables políticos y al arzobispado de Madrid, exigiendo tanto la salida de los restos de Franco de Cuelgamuros, como que fueran trasladados a un emplazamiento que no pueda convertirse en lugar de homenaje y exaltación de su figura, ni de la dictadura que encabezó.

Asimismo, desde hace trece años, el Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid junto a otros colectivos sociales de la Sierra de Guadarrama, ha venido convocando una concentración en torno al 20 de Noviembre frente a la entrada de Cuelgamuros. Una de las exigencias, la primera pero no la única, era la salida de los restos del dictador.

La denuncia y la labor de difusión durante años de sus reivindicaciones por parte del movimiento social por la recuperación de la memoria histórica y de víctimas del franquismo, han terminado convenciendo y consiguiendo el apoyo de buena parte de la opinión pública, lo que explica porqué Pedro Sánchez ha hecho lo que ni siquiera se plantearon gobiernos anteriores.

Si bien la importancia real de la exhumación de Franco es relativa, tiene una evidente carga simbólica. Además, ha constituido una prueba de fuego de la calidad de la democracia española: si la labor obstruccionista de la familia Franco y sus abogados, de la Fundación que lleva su nombre, de algunos jueces y los benedictinos del Valle, hubiera tenido éxito, habría significado una gran derrota democrática. Durante este año y medio los opositores a la exhumación han confrontado con los tres poderes del Estado: primero con el Legislativo, que había aprobado una Proposición No de Ley que instó a sacar al dictador del Valle en mayo de 2017 y convalidó un real decreto-ley en septiembre de 2018 con sólo dos votos en contra; después con el Ejecutivo, que lo marcó como prioridad en junio de 2018 sin esperar las trabas de todo tipo que encontraría en un proceso escrupulosamente garantista; y por último con el Judicial, que el pasado 30 de septiembre desestimaba con una votación unánime en el Tribunal Supremo el último recurso de los Franco y daba luz verde a la exhumación.

La salida de Franco de Cuelgamuros ha supuesto, de cualquier modo, sólo un peldaño en la ya larga lucha contra las pervivencias del franquismo en nuestra sociedad, y contra la impunidad de sus crímenes. Seguimos exigiendo una solución integral y satisfactoria al Valle de Cuelgamuros que pase por su desacralización; la entrega a sus familias de los restos secuestrados de los republicanos; por el desmantelamiento de simbología fascista y nacional-católica; y finalmente, por una resignificación integral del Valle, en línea con otros lugares de memoria destinados a servir de recuerdo y homenaje a las víctimas de las agresiones a los derechos humanos, tales como la ESMA de Buenos Aires, Casa Grimaldi en Chile, o el Memorial de Auschwitz.

En los próximos meses tendremos que valorar , en relación con los resultados electorales y la composición del próximo Gobierno, qué efecto tienen sobre el futuro del Valle, tanto la salida de los restos de Franco como la indignación de una parte sustancial de la opinión pública tras un año de continuas trabas dirigidas a entorpecer el proceso.

La actuación provocadora de los Franco y de sus abogados, ha tenido la virtud de poner en candelero el tema del poder económico y político que conserva la familia el dictador. Creemos que, después de los 44 años transcurridos, es indispensable naturalizar una situación (la rendición de cuentas y eliminación de privilegios de la familia de dictador) como ha sido norma habitual en los países que han pasado de una dictadura a una democracia. Estamos viendo recientemente a  la Justicia de Chile, exigiendo a la familia Pinochet la devolución de fincas irregularmente apropiadas y las cuentas bancarias en el extranjero.

La labor obstruccionista que ha tenido posibilidad de ejercer el prior de los benedictinos del valle, demuestra también la necesidad modificar urgentemente el estatus legal del Valle. Algo similar puede decirse sobre la pervivencia de la Fundación que lleva el nombre del dictador, algo inconcebible en los países democráticos de nuestro entorno que derrotaron a los fascismos en 1945.

Queda aún mucho por hacer: como muestra, el cadáver de Franco descansa hoy en un panteón pagado con dinero público. Y su familia es una privilegiada porque sigue teniendo un lugar al que llevar unas flores, que es un derecho del que no pueden disfrutar los familiares de miles de víctimas de su dictadura.

https://www.65ymas.com/opinion/arturo-peinado-exhumado-queda-exhumar_10049_102.html

domingo, 3 de noviembre de 2019

La caída de la Ciudad y del Ángel




La caída de la Ciudad y del Ángel
Madrid, 3 de Noviembre de 2019

Hace unos años, durante la presentación de un libro, el catedrático de Historia Contemporánea de una universidad madrileña explicaba que, entre los historiadores profesionales que trabajan sobre el franquismo y la guerra civil y la nómina de publicitas recauchutadores de mitos franquistas, hay la misma distancia que entre los astrónomos y los astrólogos.

La materia prima es la misma: los acontecimientos del pasado. El resto difiere radicalmente: honestidad, profesionalidad, formación, metodología de trabajo, fines y objetivos...

De la afortunada comparación, que tiene varias lecturas, se pueden extraer diversas conclusiones. La principal es que, por supuesto, cada uno es libre de leer lo que quiera, pero si lo que pretendes es conocer el origen, composición, estructura y evolución del Universo tienes que leer e interesarte por el trabajo de astrónomos y astrofísicos. Si lo que buscas es que te digan que te va a tocar la Primitiva o que te vas a echar novia, tendrás que llamar de madrugada a un señor que sale por la tele vestido con túnica brillante y unas cartas, arriesgándote a que te metan un buen viaje en la próxima factura telefónica.

Con la Historia de la II República, la Guerra civil y el franquismo, pasa algo parecido.

Todo esto viene a cuento porque en el pleno municipal del Ayuntamiento de Madrid del pasado 30 de Octubre, se aprobó una declaración cuya exposición de motivos constituye un compendio de tópicos franquistas burdos y majaderías históricamente infumables. Presentada por el concejal Ortega Smith, fue aprobada con el voto a favor de los liberales de Ciudadanos y del típico centro progresista que representa el Partido Popular. Esta vez ni tan siquiera se ha producido el típico "discurso Pimpinela" del tripartito madrileño: cada uno cantando una letra diferente dentro de una misma canción.

Uno de los grandes déficits y pecado original de nuestra democracia, es que la derecha española no es antifascista. La derecha de Europa Occidental participó en los combates y en la victoria contra el nazismo y los fascismos, y posteriormente, en la construcción de las democracias de la posguerra y en el proceso fundacional de la Unión Europea. Sus referentes son Adenauer, De Gasperi, De Gaulle,  Monnet… El referente de la derecha español es Manuel Fraga, quien tras la detención de Julián Grimau elaboró un dossier inculpatorio ad hoc, para legitimar las torturas, la defenestración y finalmente, el asesinato legal del dirigente comunista.

Volviendo a la metáfora de los astrólogos: la declaración del consistorio madrileño del 30 de octubre pudo perfectamente, haber sido elaborada por Paco Porras con cinco solysombras entre pecho y espalda.

¿Qué nos ha pasado, qué le ha podido suceder a esta ciudad para que nos hayamos desplomado (como el Ángel Caído de Bellver en El Retiro) desde los Bandos del Alcalde Tierno Galván, a estas declaraciones demenciales de cara... a la galería?

¿Porqué la derecha cuando llega al poder actúa sin el menor escrúpulo, y la izquierda gobierna con pies de plomo, entre apelaciones al consenso que no son correspondidas? Todavía estamos esperando una declaración de condena del franquismo por parte del pleno municipal, lo que solicitamos en varias ocasiones durante la anterior legislatura, mientras gobernaba Ahora Madrid con apoyo del PSOE. Es más, aún seguimos aguardando respuesta a dos cartas dirigidas a Manuela Carmena, pidiéndole que el Ayuntamiento de la capital se manifestase públicamente contra la reinhumación de Franco en la catedral de La Almudena, en pleno centro de Madrid.