viernes, 29 de agosto de 2014

La flaqueza del menchevique, por Sebastián Martín


La flaqueza del menchevique
Sebastián Martín . El Diario.es, 28/08/2014 

El PSF no ha hecho más que volver a consumar la esencia de la praxis socialdemócrata, tal y como ésta ha ido decantándose, al menos, en los últimos treinta años.

Hace ya demasiado tiempo que la socialdemocracia europea ratifica los mandamientos del liberalismo capitalista más exigente.


En un acto cargado de sentido, el primer ministro francés, Manuel Valls, afirmó el pasado miércoles ante lo más granado de la patronal: «Francia lleva más de cuarenta años viviendo por encima de sus posibilidades». Acatamiento tan explícito de las máximas de la Troika no pudo menos que merecer el aplauso entusiasta del auditorio.

Tras deshacerse de los ministros díscolos, quienes, con Arnaud Montebourg a la cabeza, habían rechazado la aplicación en Francia de la doctrina de la austeridad, Valls justificó las flamantes medidas del gobierno: una rebaja para el empresariado de 43.000 millones de euros en cotizaciones sociales, el consiguiente recorte del gasto público y una mayor desprotección del trabajo (la «flexibilización de la contratación y del despido», por expresarlo en su jerga), son, al parecer, los sacrificios necesarios para que las empresas comiencen a crear empleo. Entre las medidas, sin embargo, no se mencionó ningún mecanismo que permita garantizar coactivamente ese aumento de la contratación laboral, que queda a merced de la buena voluntad de los empresarios.

Las simbólicas declaraciones de Valls han sido recibidas con decepción por numerosos militantes socialdemócratas en España. Las consideran un «giro a la derecha» que arruina, otra vez, las esperanzas del socialismo europeo. No obstante, atendiendo a los antecedentes de la socialdemocracia, el PSF no ha hecho más que volver a consumar la esencia de la praxis socialdemócrata, tal y como ésta ha ido decantándose, al menos, en los últimos treinta años.

Una de las primeras formaciones en adherirse a ella fue precisamente el PSOE fundado en Suresnes. Su líder indiscutible, Felipe González, en el revelador obituario que dedicó a su amigo Carlos Andrés Pérez, el presidente venezolano responsable de la masacre del Caracazo, lo expone sin rodeos. Recuerda en él que, ya en 1983, Pérez le llamaba para censurarle desde la ortodoxia socialdemócrata las medidas que estaba adoptando: «Reconversión industrial, ajuste económico, reformas de fondo, le parecían un seguro definitivo para la catástrofe electoral. Salvaba siempre la amistad cargando las culpas en los ministros de Economía, Boyer y Solchaga, en aquella dura época de los comienzos del mandato». Pero, a juicio de González, el tiempo vendría a darle la razón, pues, en cuanto el mandatario venezolano accedió a la presidencia en 1989, «emprendió políticas de reformas estructurales y de ajustes económicos» que «se parecían a las políticas que habíamos hecho nosotros y que él criticó con dureza en 1983, 1984 y 1985».

Así aplaudía González las «reformas estructurales» que Carlos Andrés Pérez realizó desde 1989, en plena concordancia con el fundamentalismo neoliberal y con bien conocidas consecuencias de pobreza y violencia institucional. La confesión no debe extrañar. El de González fue un gobierno que volvió a consagrar la especulación, el capitalismo de casino, las oligarquías pendidas del BOE, el clientelismo y la corrupción estructural como modelo político-económico para España. Y lo hizo adhiriéndose a las consignas del neoliberalismo. No lo dice quien suscribe, sino intelectuales de la propia órbita del PSOE, como, por ejemplo, Ignacio Sotelo: «Sin la menor querencia por una socialdemocracia, que ya habían criticado al inicio de la transición, apelando a modelos harto vagos de socialismo, al llegar al poder los socialistas de repente descubren que la única política eficiente para crear riqueza sería la neoliberal que predican Reagan y Thatcher. El keynesianismo […] sería agua pasada».

El PSOE se colocó así en la vanguardia de la disolución liberal-capitalista de las organizaciones socialdemócratas. En la década de los 1990 empezó la teorización de esas prácticas, con la Third Way de Anthony Giddens, y prosiguió su plasmación en políticas nacionales, con el New Labour de Tony Blair y Gordon Brown, que comenzó a gobernar Gran Bretaña en 1997. Tan intensa fue la liberalización de la economía, tan extendido el alcance de las privatizaciones, tan profunda la desregulación de las relaciones laborales, y tan perceptible la agresión a un Welfare State que ni siquiera Thatcher se había atrevido a socavar hasta ese punto, que, con olvido del precedente español, el blairismo pasó a constituir la figura más nítida de esta desnaturalización de la socialdemocracia.

Los ejemplos, naturalmente, continuaron. A principios del presente siglo, Gerhard Schroeder, con su Agenda 2010, volvió a recurrir a las mismas recetas: bajada de impuestos y «flexibilización» de la contratación y del despido como estímulos para las empresas, por un lado, y privatizaciones, aumento de la edad de la jubilación y recortes en servicios y prestaciones, por el otro.        

Se trata de una senda de la que tampoco quiso escapar, de nuevo, el propio PSOE, ya durante los gobiernos de Zapatero. Desmintiendo el insostenible relato convencional, según el cual el presidente renunció a sus principios socialistas en mayo de 2010, cuando anunció los famosos recortes, la realidad de su política económica demuestra otra cosa: fue la reforma fiscal de Pedro Solbes, en vigor desde 2007, y centrada en una sustanciosa rebaja de impuestos a las grandes sociedades y a las rentas más altas, la que evidenció con claridad que la agenda era prácticamente desde el comienzo la propia del que llaman socioliberalismo.

El Estado dejó entonces de ingresar cuantiosas sumas. El mismo Rubalcaba llegó a reconocer el serio quebranto que había supuesto esta reforma para las arcas públicas. Los más condescendientes atribuyeron la decisión a una humana confusión de un superávit coyuntural, que se disfrutaba por el boom inmobiliario, con un superávit estructural, que, de existir, habría permitido tal descenso impositivo. La verdad, sin embargo, es que no se trataba más que de la aplicación dogmática de una doctrina interiorizada por la dirigencia socialista.

Cabría incluso aludir a la nueva estrella del centro-izquierda italiano, Matteo Renzi, quien, con la retórica eficientista, pragmática y desenfadada del blairismo, también presume de recortes, privatizaciones, desprotección laboral y desmantelamiento del sector público.

Sobran más ejemplos. Los enumerados hasta ahora bastan para pensar que lo de Hollande y Valls no ha sido un accidental «giro a la derecha», un acto de traición a los principios esenciales socialdemócratas. A estas alturas, la verdad, no vale llamarse más a engaño. Hace ya demasiado tiempo que la praxis de la socialdemocracia europea ratifica los mandamientos del liberalismo capitalista más exigente. Sus principios ideológicos históricos, ya muy diluidos, siguen ejerciendo su papel, ante todo de reclamo sentimental para cierta militancia leal y masoquista, aunque también llegan a inspirar medidas aisladas, de naturaleza civil, cultural y hasta remotamente económica, que, sin embargo, en nada afectan al grueso de la agenda económico-social y laboral, de contenido solo regresivo.

La identidad de la socialdemocracia europea ha abrazado sin reservas los dictados liberales. Sus propios fundamentos culturales, de carácter idealista e individualista, son indistinguibles del liberalismo, a despecho de cualquier acercamiento materialista o comunitario a las relaciones sociales. Su concepción última de la política, como actuación que para ser «responsable» debe plegarse a un contexto social objetivo, fruto del desenvolvimiento espontáneo de las jerarquías privadas, es la genuina de los liberal-conservadores, que siempre han amenazado con el caos ante cualquier medida de transformación social sustantiva. Y su política económica, fiada al estímulo de la oferta (incluso en un momento de obvia depresión de la demanda interna), responde con exactitud a las indicaciones del interés capitalista.

Se trata de un mimetismo consecuente con la colonización que de los partidos socialdemócratas europeos han realizado las oligarquías económicas, las verdaderas y coherentes portadoras de esa cosmovisión, hoy secundada por los principales dirigentes socialistas. Hay que reconocer, con todo, que el dato no carece de ironía y dramatismo: les ha bastado con poner al frente de las formaciones socialdemócratas a varones jóvenes de apariencia resolutiva, trasuntos políticos del yuppismo económico, para lograr que el Estado social muera nominalmente a manos de las mismas organizaciones que más hicieron por fundarlo.

http://www.eldiario.es/contrapoder/impaciencia_menchevique_6_297180297.html

Algo sobre Willy Toledo, por Luis García Montero

Algo sobre Willy Toledo

Luis García Montero
Público.es, 28 de Agosto de 2014


1.- Este artículo no es para defender a Willy Toledo. Este artículo no es para atacarlo.

2.- Willy Toledo es uno de los actores españoles que más me gustan. Un gran actor. Merece respeto por la calidad de su trabajo. Aunque la situación me incomoda, también merece respeto que esté sacrificando su carrera por defender ideas políticas. Y este sacrificio no es cuento. Conozco muchos poetas, novelistas, actores, profesores de Universidad y cantantes que se han acostumbrado sin pudor a decir que no tienen éxito profesional por culpa del capitalismo. Conozco también a muchas voces que van de intelectual comprometido para ver lo que sacan de la política. Más que apoyar una causa con su prestigio público y laboral, se ponen en la tribuna para alcanzar la notoriedad que no les da la poesía, o la novela, el escenario, la cátedra, la música… Este tipo de personas, más perseguidas por la falta de talento que por el capitalismo, no se pueden ni imaginar la factura real que se paga cuando uno decide defender causas poco simpáticas para el poder. Hablo de pérdida de trabajo, silencios, desprecio en los periódicos del sistema y distancias temerosas de los que no quieren codearse con personas conflictivas. Pues bien: Willy Toledo es un ejemplo dignísimo de actor grande que está sacrificando su trabajo. Los productores no se arriesgan a perder público y subvenciones. Sobran, pues, todos los desprecios e insultos que han desatado sus declaraciones negativas sobre Podemos. La verdad es que los insultos y las calumnias sobran casi siempre, más aún cuando meten a la familia por medio. Pero en este caso resultan especialmente mezquinas.

3.- Admirar como actor a Willy Toledo y respetar su militancia no significa estar de acuerdo con él. Dar la vida en una batalla o por una idea no legitima la razón de tu ejército o de tu causa. Ya nos enseñó Albert Camus que la muerte puede ser admirable, pero no hace justa por sí misma una opinión.

4.- Willy Toledo es una persona con la que se puede contar. Siempre ha dado la cara en actos sobre la República, las víctimas del franquismo, la causa palestina, la libertad saharaui y las huelgas generales convocadas por el movimiento obrero para defender el derecho a un trabajo digno. Descalificar sus opiniones como consecuencia de una falta de compromiso real es una licencia de manipulación inadmisible. Si no se está de acuerdo, basta con afirmar que uno no comparte las opiniones de Willy Toledo. Yo, por ejemplo, no comparto cosas que ha dicho sobre Izquierda Unida, CCOO y otros asuntos de “candente actualidad” con los que suele quemarse. No me gustan ahora demasiado sus declaraciones sobre Podemos. Tampoco sus críticas a la gente que opina desde un sofá. Hay gente que en su butaca, después de leer mucho, informarse de la realidad y pensar las cosas bien, es capaz de emitir opiniones muy dignas de ser tenidas en cuenta. Más angustia me provocan las personas que salen por peteneras sin pensárselo dos veces.

5.- Creo que nadie está en condiciones de ponerse a repartir carnés de verdadera izquierda. Me parece más sensato cultivar preocupaciones comunes para ver cómo nos ponemos de acuerdo y cómo inventamos una alternativa a lo que está ocurriendo en España y en Europa. El vicio de considerarse el dueño del tesoro de la izquierda sólo desemboca en el sectarismo y en la inutilidad. No se trata de repetir que somos muy de izquierdas, sino de elegir bien los lugares donde actuamos contra un poder injusto.

6.- Existen motivos para sentirnos ilusionados porque algo está pasando. Podemos es una parte importante de esa ilusión como síntoma de una sociedad que ha reaccionado frente a una rutina política sometida a la banca. Pero tenemos también motivos para estar preocupados. Sería un error que Izquierda Unida, con su tradición organizada y su experiencia histórica, se diluyera en un movimiento popular desorganizado. Sería también un error que Izquierda Unida no se tomara en serio lo que significa la irrupción de Podemos. Y sería un error más que los responsables de Podemos permitiesen en sus filas un aluvión de viejos rencorosos de la política, víctimas de las guerras internas del PSOE, el PCE y los sindicatos. Evitar el personalismo significa articular una organización, no abandonarse a una asamblea perpetua de indignados.

7.- Más preocupaciones. Es peligroso que la ausencia de la palabra izquierda abra el camino a un movimiento electoral de consumidores indignados por las carencias de una coyuntura, incapaz luego de plantearse una transformación de la sociedad. Es peligroso que la presencia de la palabra izquierda sirva sólo para conservar algunos cargos y evitar una reflexión profunda sobre los comportamientos burocráticos que han separado a los ciudadanos de la ilusión política.

8.- Una preocupación más. Me preocupa que a Willy Toledo le nieguen trabajo por su compromiso. Es una consecuencia más del descrédito de la política. Creo que nos merecemos ver a Willy Toledo en los escenarios, en la pantalla y en la calle.

9. Y una confesión. No me gusta el buenismo. Mis amigos saben que tengo muy mala leche. Pero prefiero encauzar mi mala leche contra los enemigos de verdad. Pongamos pie a tierra contra la banca y el Ministerio de Economía, por ejemplo.

http://blogs.publico.es/luis-garcia-montero/1231/algo-sobre-willy-toledo/

Por qué yo no puedo, por Guillermo “Willy” Toledo

Por qué yo no puedo.

26 de agosto de 2014

Hace pocos días publiqué un twit -malditos 140 caracteres, que, como dice nuestro amigo Pascual Serrano en su libro “La comunicación jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes”. Ed Península-Atalaya, donde explica cómo este tipo de redes sociales sirve a los intereses de los que mandan, que pretenden un mundo en el que cada día simplifiquemos más los mensajes y, por tanto, entendamos menos los contenidos, la realidad – establecí una analogía entre el “fenómeno” Podemos de nuestros días, y el PSOE de finales de los 70 y comienzos de los 80.No califico a este último de “fenómeno”, pues considero que, en términos generales, y pasado el tiempo, es mucho más fácil de entender y, por tanto, de descifrar que el primero.

Considerando lo dicho en el párrafo anterior, pienso que, para un mayor entendimiento – empezando por mí- del contenido de fondo de dicho twit, creo necesario escribir este texto con la intención de aclarar las cosas. Mucha gente me lo ha pedido, por tanto es para mí una obligación, pero es también un deseo. No he sido nunca de tirar la piedra y esconder la mano, por lo tanto…aquí están mis argumentos.

Soy muy consciente de que una revolución comunista libertaria, en la coyuntura actual, es una utopía- que, por otra parte, como dice Eduardo Galeano, es como perseguir el horizonte, “cada dos pasos que das, él se aleja dos más, entonces… ¿Para qué sirve la utopía?. Sirve para eso: para caminar”.- , pero si tengo claro que, las únicas opciones que tenemos de alcanzar unos mínimos de Libertad, solidaridad, justicia social, derechos políticos y civiles para tod@s, minorías varias y mayorías –las mujeres, la clase obrera, l@s pobres – son abordar discursos y políticas valientes y decididas, también instructivas, enriquecedoras, que generen conciencia y por tanto militancia, en torno al anticapitalismo en todas sus vertientes, –“ libre” mercado, militarismo, educación, explotación obrera, cultura, patriarcado, monopolio en los medios, sobreexplotación de recursos caros y finitos, destrucción ecológica, imperialismo, violencia, competitividad, transgénicos, Wall Street y otras bolsas, especulación inmobiliaria y alimentaria, trata de mujeres, malos tratos y torturas policiales, explotación infantil, privatizaciones de lo público, de los recursos estratégicos, banca privada depredadora y usurera, puertas giratorias, corrupción…etc.

Mi analogía entre Podemos y la PSOE –como dice mi amigo Diego Cañamero: está la Telefónica, está la Repsol, está la PESOE- sin ser literal, y no debiéndose tomar como tal – malditos 140 caracteres- si opino que tienen muchos elementos que los hacen similares.

El pueblo trabajador explotado – no todo -, harto de soportar años de explotación y falta de justicia -37 años en ambos casos, Dictadura- “Democracia”- , de reducción, cuando no agresión, a sus derechos colectivos e individuales, de represión, de observar como la oligarquía capitalista gana siempre a costa del sudor y el trabajo de la clase obrera, harto de que las clases privilegiadas los tomen por imbéciles en sus propias caras y en sus propias casas a través del televisor, deciden que ya está bien, que toca luchar, que hay que tomar partido, que toca un cambio radical, donde las estructuras de poder den un giro de 180º y caigan en manos de la mayoría social, de los trabajadores.

Y llegó la “Transición”.

La “Transición” no comenzó, como nos cuenta el relato oficial, en 1975, a la muerte del Dictador. Todo comenzó mucho antes, a mediados de los 60, cuando los oligarcas del capital, los EEUU, y la socialdemocracia europea pusieron sus ojos – sus garras más bien – en la Península Ibérica, con el objetivo de pilotar, y adaptar a sus propios intereses, los años venideros tras la muerte de los dictadores Franco y Salazar. Todo debía quedar “atado y bien atado” para dirigir desde fuera, con la connivencia rastrera y traidora de políticos vendidos en el interior, y la complicidad y colaboración interesada de la plutocracia nacional, para que ambos Estados, España y Portugal, se sometieran a las políticas económicas, financieras y militaristas de los intereses transnacionales. Debíamos ser una “Democracia homologable”, como dicen ahora, a las del resto del mundo Occidental, osea, la Democracia real – sin el YA, por favor -, cuanto más lejos, mejor. Las consecuencias están aquí, las vemos, las sufrimos todos los días. También es a finales de los 60 cuando comienzan las huelgas, las luchas de los obreros y las estudiantes, el espíritu de la Rebelión, los anhelos de una sociedad libre.

La “modélica” y “pacífica” Transición, que se cobró la vida de cientos de hombres y mujeres que optaron por dar la batalla hacia una ruptura total con el régimen fascista del Generalísimo. Quienes no cayeron, sufrieron la represión, la persecución, las torturas y la cárcel. Esa “Transición” que supuso, básicamente, el lavado de cara de todas las instituciones de la dictadura – Banca, ejército, policía (Brigada Político Social-Brigada de Información), prensa (J.L Cebrián RTVE-El País), tribunales (TOP-Audiencia Nacional), Iglesia Católica Apostólica Pederasta y Romana, políticos colaboracionistas (Fraga, Suárez)- y las convirtió, a todas y a todos, en demócratas de toda la vida.

Hubo un momento, y bien que lo sabían las clases privilegiadas, de dentro y fuera del estado, en el que el ambiente político empezó a adquirir un carácter pre-revolucionario. Los sindicatos de clase del momento – CNT Y CC.OO sobre todo, en el ámbito estatal – tenían más fuerza que nunca desde la II República – la C.N.T convocó una mitin multitudinario en Barcelona, el 2 de Julio de 1977, al que asistieron 1.500.000 de militantes, que unos meses más tarde terminó como terminó – huelgas, manifestaciones, miles de militantes concienciados y politizados que se echaban a la calle dispuestos a dejar la vida por crear un auténtico cambio rupturista…y la Revolución de los Claveles en Portugal, de carácter claramente comunista en su principio, que asustó sobremanera a las socialdemocracias europeas y a los mandamases del Imperio, y dio alas, fuerzas e ilusión a todas las revolucionarias ibéricas. Esto había que pararlo.

Y la reacción encontró su solución.

En la Transición-transacción, surgió un partido político de la noche a la mañana, de la nada más absoluta, en el que todos cabían, pues nadie era, que se tuvo que rellenar con miles de hombres y mujeres de todos los rincones, de todos los pensamientos, de todas las ideologías, de cientos de arribistas que, al olor de los miles de millones de pesetas a repartir, provenientes de la socialdemocracia capitalista y otanista alemana – Fundación Ebert – les proporcionaría un futuro más que cómodo en los también miles de cargos a rellenar, a repartir. El PSOE del interior. Inexistente hasta ese momento, pues los líderes históricos del partido se encontraban todos en el exilio. Habría que decir, que repetir, que quienes se trabajaron la lucha en el interior, quienes se comieron la persecución, las detenciones, las torturas y la cárcel, quienes fueronasesinados durante los 37 años de dictadura, fueron los militantes del PCE, y de las distintas Organizaciones anarquistas. ¿Carrillo?. Ni estuvo, ni se le esperó. Hasta que volvió, y así nos fue.

Surgió un líder, – Felipe González, alias “Isidoro”, para darse aureola del valiente militante clandestino que jamás fue – también de la nada, un mesías, un joven guapo y carismático, un abogado burgués, un “intelectual” que todo lo sabía. Que todo lo resolvería, que despreciaba profundamente a la clase obrera y que, con la condescendencia habitual en los tipos de su calaña, – no sin antes firmar todos los contratos que el capitalismo internacional le puso sobre la mesa: la monarquía – la suya, yo no tengo ni dioses, ni reyes, ni amos -, la OTAN, la UE, la desindustrialización, las ETTs, la venta, en fin, la traición a la clase trabajadora de quienes se decían Socialistas y Obreros – mirándonos por encima del hombro, nos decía: “dejadme a mí, que yo sé” .Articuló un discurso vacío y lleno de palabrería, de mentiras; a “la gente” hay que hablarle así, para que me entienda”. En fin, esto, y el resto, ya es historia, historia conocida.

La no menos “modélica democracia” posterior, se cobró, y se sigue cobrando la vida – Lasa y Zabala, por poner sólo un ejemplo – en las comisarías de las Fuerzas de Seguridad del Estado capitalista y plutócrata de cientos de obrer@s empujados de sus balcones por la Mafia bancaria, l@s jueces y las citadas “Fuerzas de Seguridad”, de miles de trabajadores en esos “efectos colaterales” que son los “accidentes” laborales, de decenas de miles de trabajadoras migrantes incapaces de sortear esos muros invisibles de la vergüenza que son sus fronteras – que no mías – y el Estrecho de Gibraltar . Se está cobrando el derecho a la digna existencia de cientos de miles de desahuciados, jóvenes sin futuro, asalariadas con salarios de miseria, explotados, perseguidas y presos políticos – Otegi, Alfon, huelguistas y cientos de ellos más…- trabajadores migrantes…y un larguísimo etcétera que ya todas conocemos.

El pueblo explotado, humillado, harto se ser siempre los perdedores de esta guerra de clases interminable, comienzan de nuevo, después de años abducidos por el discurso del “España va bien “ del señor Aznar, y el “jugamos en la champions league de la economía mundial” del señor Zapatero, tomando conciencia de que los mensajes cínicos e hipócritas, falsos, de los políticos en el poder no se correspondían con su propia realidad, comienzan también a protestar, a organizarse – no como masa explotada, como pueblo humillado, sino a nivel sectorial, manipulados por las cúpulas de los sindicatos vendidos a la patronal (CCOO, UGT), un error garrafal, en mi opinión, tan grave que nos dirigía al camino de la derrota – y a salir a la calle. La toma de conciencia – en demasiados casos de la pérdida individual de sus derechos, como sujetos, y no como masas, lo que impide la unidad, y por tanto disminuye notablemente las posibilidades de victoria – dio paso a la indignación, y esto a la movilización.

…Y surge un partido político, de nombre Podemos (“Yes we can”, Selección española de fútbol).Un partido que llevo meses analizando, y cuyas conclusiones, a riesgo de equivocarme, seguramente equivocado, son las siguientes:

Los postulados “políticos” de mayor calado surgidos del 15-M: “no somos de izquierdas ni de derechas”, “no nos representan”, “todos los políticos son iguales”, “somos los de abajo, y luchamos contra los de arriba”, “socialismo y comunismo son términos obsoletos”, “ni banderas de partidos, ni sus representantes y militantes”, “no hay pan pa tanto chorizo”, “la violencia está muy muy fea, y deslegitima la lucha”, “si viene la poli, sacad las uvas y disimulad” DRY, bailecitos, batucadas, caras pintadas del arco iris, manitas en alto mientras la policía nos corre a hostias, el triste, altivo, prepotente e ignorante desprecio a todas y todos los militantes anteriores al Mayo del 2011, día en el que empezó la “auténtica y única lucha política donde antes nunca hubo nada”, en el que “empezaron a correr los relojes”…ese movimiento en el que todos cabían, donde se celebraban “asambleas” cuyas decisiones, o son adoptadas por mayoría absoluta, por “consenso”, o son despreciadas…en fin, ese imán para manipuladores, derechistas, populistas, ignorantes políticos, infiltrados policiales, etc, etc, ese movimiento que, en mi opinión, ha sido, salvo excepciones, tan perjudicial para la lucha de clases, para la toma de verdadera conciencia política de la clase obrera, para que seamos capaces de identificar a nuestros auténticos enemigos. Ese falso asamblearismo, esa “horizontalidad”, ese claro y destructivo interclasismo, ha servido, y sido utilizado, en gran parte, por el partido Podemos.

Repasemos primero el discurso:

Es evidente que las “coincidencias” son más que visibles con el buenrrollismo “comeflores” , antipolítico, vacío y para todos los públicos del 15M, sólo que, en este caso, elaborado concienzudamente en ese laboratorio de intelectuales, profesores y alumnos universitarios de CCPP – que no CCCP – (¿dónde estaba la clase obrera?) de la UCM, “pensando” ese paso al frente llamado “Operación Coleta” (personalismo ninguno), al cobijo del reciente e inesperado –al menos para mí, cuyo discurso inmediatamente anterior era decididamente de izquierdas, aunque en su programa, La Tuerka, se empeñara en demostrar “pluralidad” invitando a sujetos de la ultraderecha sin nada que aportar – auge mediático del señor Iglesias. Este es, pero no sólo, su discurso : “ni de izquierdas, ni de derechas” (¿socialdemocracia?- tengo claro que no son de derechas-), “la gente” (¿también directores de banco estafadores, empresarios explotadores, antidisturbios ultraviolentos?) , la “ciudadanía”, (¿también Botín, la Duquesa de Alba, Lara, Amancio Ortega, Koplovitch?), los “demócratas”, (Rajoy, Solana, González, Sáenz de Santamaría, Zapatero se dicen demócratas, entonces, ¿a que “demócratas” se dirigen?), “una nueva Transición”, (miedo no, pavor), “Keynesianismo”, (¿capitalismo “humano”?), “país serio”, (Rajoy dixit, dixit y más dixit), “dación en pago”, ( sin deudas, fruto de un asalto a mano armada, que chachi, pero todas a la puta calle, que la banca manda, y no hay viviendas vacías construidas con dinero público. O privado), y, por encima de todos ellos, el inigualable, el único, la máxima incontestable, repetido hasta la saciedad, hasta el cansancio, hasta el vómito, el gran hallazgo de las mentes superiores del gran Concilio de pensadores; señoras y señores, con todas ustedes…”LA CASTA”. Si, esa, la que todo lo explica, la que para todo sirve, aquella contra la que, si luchamos, nos traerá la solución, la felicidad, la Democracia.

El problema, en mi opinión, de las organizaciones nacidas de la “casta” –oiga, que yo también se decirlo – intelectual, burguesa, universitaria, que poco pisaron la calle, que poco vieron de primera mano las consecuencias del capitalismo – miseria, explotación, falta de agua, de electricidad, chabolismo, analfabetismo, etc – creadas totalmente al margen de la clase obrera, – si señores, si, LA CLASE OBRERA, la mayoría de la población, aunque muchos aún no lo sepan, o dejaron de saberlo gracias al “milagro español” – es que termina luchando por sus propios intereses de clase, y, finalmente, de los de las clases dominantes que los auparon a la celebridad mediática, sin cuya proyección, volverían al silencio, al anonimato. Eso, en un partido en donde “todos caben”, interclasista, es el destino final inexorable. Ejemplos sobran.

Ni una sola palabra, en su discurso, sobre la propiedad de los medios de producción, la entrega de los mismos a quienes se parten la espalda para sacarlos adelante, la reforma agraria, -¿se expropiarán las tierras baldías de la Duquesa de Alba, y otros terratenientes, para entregárselas a las jornaleras y campesinos? – la socialización, la prohibición de la banca privada que todo lo manda, la salida de la OTAN, la UE, el Euro, la expulsión inmediata de agentes chantajistas y criminales del FMI, del BM, la OMC, – en mi opinión, la trampa mortal y sin salida que la oligarquía capitalista internacional nos tendió, donde, dentro de sus estructuras, es imposible una salida a la Democracia, a la justicia social – los 70.000 presos en sus cárceles para pobres, – “no a las cárceles del estado asesino, no más esconder los errores del sistema” (La Polla Records) – los presos políticos, – ¿no son casi todos los presos, presos políticos? -,ni palabra de las torturas, de la limpieza de sádicos fascistas en las filas de la policía, – que, por cierto, también están invitados a Podemos. La policía digo, sádicos o no -, silencio absoluto, y cobarde del señor Iglesias cuando, delante de sus narices, en sus muchos “debates” televisivos, se ataca y se miente de manera descarada y despreciable sobre Venezuela, sobre Cuba, Bolivia. ¿No sería muy sencillo, e instructivo, mucho más justo para con nuestros hermanos latinoamericanos, en vez de ayudar a perpetuar las mentiras sobre estos procesos que, es más que evidente, han transformado sus sociedades y mejorado de manera inimaginable hace 15 años las condiciones de vida de las clases explotadas, sin extremismo ninguno, sencillo, con los datos en la mano, defender tales procesos?. No. Resta votos. “La gente” no entiende. Ni palabra sobre la inmediata paralización de todos lo EREs injustificados, condenas, y sólo condenas, muy sentidas, eso sí, al genocidio palestino, - ¿expulsarán, si llegan al poder, a toda la representación sionista en el Estado, o se limitarán, como hasta hoy, a un genuflexo tironcito de orejas? -.Puede que me equivoque, pero nunca les escuché hablar de esto: en caso de no entregar los medios de producción, que firmo ya que nunca harán, a los obreros y obreras, ¿establecerán un tope salarial en TODAS las empresas, públicas o privadas, prohibiendo de inmediato que ningún ejecutivo pueda cobrar más de…pongamos, como mucho, el doble que el resto de trabajadoras?. Son tantas y tantas cuestiones sobre las que no se pronuncian, tantas, que a mí me confunde, me inquieta, y me hace sospechar. Dudar. No confiar.

El argumento de Pablo Iglesias para no adoptar este tipo de políticas, o no mentarlas si quiera, en el supuesto caso de que estuviera de acuerdo con ellas, es que, primero: demasiada radicalidad en el discurso restaría votos, – con lo que le gusta alardear a él de que “vienen señoras que siempre votaron al PP, y me dicen que, ahora, me votarán A MI”.

Otro argumento es que “necesitamos transmitir un discurso que “la gente” pueda entender”. Aquí ya no se bien que pensar. No soporto esa condescendencia y supuesta “superioridad intelectual” de aquellos que toman a “los ciudadanos” por estúpidos, que creen que ellos saben algo que las demás ignoran, que no entenderían y, por tanto, que deben utilizar mensajes lo más simples, que no sencillos, posibles. El discurso vacío. La ausencia de ideología – de izquierdas, claramente de izquierdas -, de contenidos.

He escuchado hasta la saciedad, en sus propias palabras, el “impresionante currículum académico” de Pablo Iglesias. Me alegro un montón, y le doy la enhorabuena. Yo, ignorante de mí, no terminé el B.U.P. Me falta, y necesitaría conocer, un currículum, al menos tan impresionante, de militancia de calle, de trabajar, junto a otros, mano a mano, por los derechos de los oprimidos, de tomar partido decidido, militante, en esta lucha de clases que, como dijo Warren Buffet, uno de los hombres más asquerosamente ricos del mundo, van ganando ellos. Yo añadiría que por goleada.

Desconfío también de cualquier “líder político” aupado a la fama por los medios de desinformación propiedad, y al servicio de la oligarquía capitalista. Si lo hacen, es que no temen a su discurso. Si no temen su discurso, es que saben que no supone peligro alguno para sus intereses, y a mí, eso, me pone a temblar. Iglesias ha soltado perlas como, “tras la caída del muro de Berlín, la dicotomía izquierda-derecha ha quedado obsoleta”. En psicoanálisis, un “lapsus”, es aquél pensamiento profundo, esa convicción inconfesable que, sin querer, verbalizas en un momento determinado. A Iglesias se le escapó uno que me puso los pelos de punta: “vinieron unos tipos, gentuza de clase mucho más baja que la nuestra que…”.Alguien que pretende tener de asesor a un señor como Jorge Vestringe, que se reúne, incluso para negociar, con los neofascistas del Partido X, que compadrea con la PSOE, incluso con Esperanza Aguirre, que acepta la invitación de los empresarios explotadores de la peor calaña a reunirse con ellos en los nefastos Desayunos del Ritz, no merece mi confianza. ¿Cuántas militantes de Podemos han tenido alguna vez la posibilidad de entrar en el Ritz?…tal vez más de los que pensamos. La última encuesta del C.I.S, nos dice que Podemos disfruta de el primer puesto en intención de voto…en las clases alta y media-alta. En profesionales, en funcionarias de nivel superior y en altos ejecutivos.

El ideario político de Podemos, según sus propias palabras, extraídas de sus programas y estatutos – de los que luego hablaré – es el acatamiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Lindo, y muy poético. Recordemos que dicha Declaración fue redactada por un puñado de hombres provenientes de las élites burguesas capitalistas, a modo de lavado de conciencia y declaración de buenas intenciones, siempre incumplidas, y firmada por dirigentes de países burgueses capitalistas, – salvo excepciones, como Cuba – adictos al dinero y al crimen.

Analicemos brevemente dicha declaración, en general muy asumible por la izquierda, pero que conlleva obligaciones, muy respetuosas con los derechos humanos, cuyo cumplimiento, Podemos, difícilmente acatará. Por otro lado, obliga a ciertas “leyes” claramente inasumibles para nosotros, dirigidas a apuntalar los privilegios de los capitalistas y que Podemos, sin duda, esta vez sí, acatará.

El artículo 14.1 de dicha Declaración dice: “En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”. Firmo, y la defiendo. Sin fisuras. ¿Pretende Podemos cumplir con dicho artículo, y ofrecerá asilo político a todo perseguido, y cuya vida corra peligro, que lo solicite?. Yo digo que no. El tiempo dirá.

Artículo 15.1 y 2: “Toda persona tiene derecho a una nacionalidad”. ”A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad, ni del derecho a cambiar de nacionalidad”. Firmo, y la defiendo. Sin fisuras. Al pueblo saharaui se le privó arbitrariamente de su nacionalidad española, en una maniobra despreciable urdida por el Nobel de la Paz, H.Kissinger, el monarca asesino Hassan II, y el sátrapa Juancar de Bourbon. ¿Devolverá Podemos el legítimo derecho a la nacionalidad española a todo y toda saharaui que lo solicite?. Yo digo que no. El tiempo dirá.

Artículo 13.1: “Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”. Firmo y defiendo. Sin fisuras. ¿Derribará Podemos las criminales vallas de Ceuta y Melilla, la tecnología inhumana instalada en el Estrecho y los controles arbitrarios y racistas en los aereopuertos nacionales, y permitirá la entrada en el Estado de todo ser humano que lo desee, reconociendo su derecho a instalarse en cualquiera de nuestras ciudades?. Yo digo que no. El tiempo dirá.

Estos son algunos de los Derechos Humanos reconocidos en la Declaración Universal, y que Podemos asegura que defenderá. Yo niego que hagan tal cosa. Veamos ahora los derechos del capital redactados en la Declaración, y que Podemos también dice que defenderá. Y yo aseguro que, esta vez sí, lo harán:

Artículo 17.1 y 2: “Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente”. “Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad”. Esos los rechazo, con una excepción: considero que todo ser humano tiene derecho a una vivienda en propiedad, ya sea pública o privada, de la que nadie le pueda echar. A ver: ¿Reconoce Podemos el derecho a la propiedad, individual de, por ejemplo: 200 viviendas, habitadas o no, 50.000 hectáreas de terreno, la propiedad, individual o colectiva del agua…Yo digo que si. El tiempo dirá. ¿Privará Podemos de manera inmediata a la Iglesia Católica de todas las propiedades robadas al pueblo durante siglos, e impedirá que lo sigan haciendo, como hace pocos meses nos robaron la Mezquita de Córdoba, Patrimonio de LA HUMANIDAD?. Yo digo que no. El tiempo dirá.

Y por último, que va siendo hora, y es suficiente brasa, pasemos a analizar la presunta horizontalidad y democracia interna repasando algunos puntos de sus estatutos.

En el capítulo tercero, “Órganos de representación, gobierno y administración” nos encontramos que:

LA ASAMBLEA CIUDADANA: está integrada por todos los y las afiliadas de Podemos. Es el

ÓRGANO SOBERANO del partido y se reúne con periodicidad bianual tras ser convocada por

el Consejo Ciudadano. . Un pero, y no menor: se reúne cada dos años, mediante convocatoria del Consejo Ciudadano.

El CONSEJO CIUDADANO: está compuesto por 80 miembros y organizado por Áreas de

Trabajo. Se reúne con periodicidad trimestral. Sus miembros serán elegidos en la

Asamblea Ciudadana a través de listas abiertas, con un sistema electoral mayoritario a

una vuelta. Aquí, nada que objetar, excepto, quizás, la convocatoria trimestral que, como veremos más adelante, tiene sus deficiencias.

El CONSEJO DE COORDINACIÓN: (Aquí vemos la “trampa”) está integrado por un número mínimo de diez y máximo de quince personas. Se reúne con periodicidad mensual. Sus integrantes son nombrados por el Consejo Ciudadano A PROPUESTA DE LA PORTAVOCÍA, (P.Iglesias).Este Consejo, (P.Iglesias y amigos), y la Portavocía, (P.Iglesias), son los ÓRGANOS EJECUTIVOS de Podemos.

Durante los períodos en los que no está reunido el Consejo Ciudadano, corresponde al

Consejo de Coordinación, (P.Iglesias y adláteres) dar continuidad a la línea política acordada en las Asambleas CiudadanaS y ADAPTARLAS A LAS CIRCUNSTANCIAS DEL MOMENTO.En pocas palabras, si la Coordinadora, (P.Iglesias y adláteres), y la Portavocía, (P.Iglesias), tienen la potestad de ADAPTAR A LAS CIRCUNSTANCIAS DEL MOMENTO la línea política acordada en las Asambleas Ciudadanas, se podría dar el caso de que, por ejemplo, si las Asambleas, “soberanas”, deciden que se ha de crear con urgencia una Banca Pública, la Coordinadora, (P.Iglesias y amigos, y el propio P.Iglesias, Portavoz), pueden decidir que, en este momento, es imposible ADAPTARLO A LAS CIRCUNSTANCIAS.

LA PORTAVOCÍA.( de momento, y todo indica que también más adelante y…¿por siempre jamás?, es P.Iglesias.Se trata de un órgano unipersonal elegido en sufragio libre y directo por

la Asamblea Ciudadana, cada dos años, mediante un sistema mayoritario. Se requerirá una mayoría absoluta para la elección del/a Portavoz. De no alcanzarse esta mayoría en la primera votación, se celebrará una segunda vuelta en la que resultará elegido/a Portavoz aquel/la candidato/a que alcance la mayoría simple de los votos.

En resumen: si la Asamblea Ciudadana, cuyas decisiones son SOBERANAS, se reúne cada dos años, y en ese período, muy largo en política, corresponde a la Portavocía, (P.Iglesias), y a la Coordinadora, (P.Iglesias y acólitos), ADAPTAR A LAS CIRCUNSTANCIAS, osea, saltarse a la torera, si así lo considerasen oportuno, las decisiones de la Asamblea. Esto, en mi opinión, confirma, no sólo la inutilidad y el poder de la Asamblea Ciudadana, sino, y en mucha mayor medida, el de los Círculos .En Podemos son, y con toda probabilidad seguirán siendo, Pablo Iglesias y sus amigos, los verdaderos “capos” de la organización.

Falta el famoso “derecho a la revocación de la Portavocía”, copiado, pero no tanto, de la Constitución Bolivariana de Venezuela. En ese país, y por primera vez en la historia constitucional, la Carta Magna ofrecía la posibilidad de revocar al Presidente de la República. ¿Los requisitos para convocar el Referéndum Revocatorio?: conseguir las firmas de un 20% de electores. Se consiguió, se convocó, se votó y Chavez ganó .Por poco, pero ganó.

El caso de Podemos es bien distinto, muchísimo más complicado para los afiliados. Esto dicen los estatutos en su Artículo 14.7:

“El/la Portavoz de Podemos podrá ser revocado de su cargo a través de una Asamblea Extraordinaria convocada a tal efecto. La convocatoria de una Asamblea Extraordinaria con tal objeto deberá formularse a solicitud de UN NÚMERO DE AFILIADOS SUPERIOR EN AL MENOS 1 AL NÚMERO DE VOTOS CON EL QUE RESULTÓ ELEGIDO EL/LA PORTAVOZ EN LA ASAMBLEA ORDINARIA QUE LE DESIGNÓ PORTAVOZ. Un proceso de tales características no podrá iniciarse hasta que haya transcurrido, al menos, un año natural desde la elección del/a Portavoz”.

Usease que si ,por ejemplo, Pablo Iglesias fuese elegido por, pongamos, el 70% de los afiliados en la Asamblea Ciudadana, (porcentaje nada descabellado viendo la adoración que suscita el líder), se necesitaría ¡¡¡el 70% más un voto!!! de afiliados para removerle de su cargo de Portavoz, un ¡¡¡50%!!! más que en Venezuela.

En cuanto a la presunta financiación “popular”, al margen de los bancos, que tienen a partidos y sindicatos secuestrados y a merced de sus intereses, repasemos el siguiente Artículo:

Artículo 18-d: “Serán recursos del partido: Los fondos procedentes de los préstamos o créditos que concierten”. Hostis tú, pero no habíamos dicho que NADA de préstamos o créditos a los Bancos, ¿o es que le pedirán los créditos al vecino de abajo? .Creo que esto merece una explicación por su parte.

En fin, amigas y amigos, si esto es Democracia interna, que venga Kropotkin y lo vea.

Tengo que decir también que, en el mes escaso que hice campaña por Podemos, en concreto por una compañera del partido, en la que mantengo mi total y absoluta confianza, tuve la fortuna de conocer a muchos y muchas militantes de un valor político y de lucha incalculables. Gente digna, valiente, con años de lucha a sus espaldas, o jóvenes bien formados intelectual y políticamente, ilusionados y dispuestas a trabajar duro para conseguir que esta sociedad pueda ser, en un futuro, una sociedad libre. Obreras, sindicalistas de clase, estudiantes, trabajadores migrantes, mujeres y hombres dispuestos a dar la batalla desde dentro de una Organización que esperan sea, de verdad, una herramienta de transformación, de generar debate, cambio, fraternidad…una herramienta poderosa contra el enemigo común: el capital y sus agentes.

Espero de todo corazón que lo consigan.

En líneas generales, estos son mis argumentos, no para abandonar Podemos, pues nunca formé parte de la Organización, sino para expresar por qué no considero que Podemos, por ellos mismos, sean alternativa alguna al sistema capitalista que nos oprime. Es también una llamada de atención a todos y todas aquellas militantes convencidas, ilusionadas y muy bien intencionadas que confían en Podemos como herramienta real de cambio, de transformación democrática. Tengo la sensación de que, una nueva decepción, una más de tantas, sería brutal para las expectativas de tantos, una nueva decepción que sumiría a la mayoría, a la clase obrera, en una profunda depresión de la que, quizás, ya nunca nos consigamos recuperar.

Falta la pregunta definitiva, que yo mismo me hago: ¿y entonces, qué?. No lo sé, no tengo la respuesta. ¿La unidad de TODA la izquierda?, sí, pero, ¿Quiénes son la izquierda?. Eso mismo me pregunto yo. Somos muchos, somos muchas, eso seguro, pero no los suficientes. Falta conciencia, falta educación política, no necesariamente académica, falta…no lo sé. No tengo respuesta, pero me gustaría. Sigo buscando, sigo intentándolo, sigo luchando, aquí y allá, con unos y con otras. En unas luchas, y en las de más allá. Eso si lo sé, hay que seguir, ganar batallas parciales que, tal vez, nos traigan la victoria final. El enemigo es enorme, poderoso, está por todas partes, también en la clase obrera. La cosa está, como siempre, muy difícil, aunque creo que vivimos días ilusionantes, de cambio quizás. Insisto, no lo sé.

No creo en el “capitalismo amable”. No creo en el “capitalismo de rostro humano”. No creo en el “capitalismo democrático”. Creo que el capitalismo es enemigo de la Democracia, de la naturaleza, del planeta, de los animales, de los seres humanos y sus derechos.

Desprecio sin paliativos a la socialdemocracia, que tanto nos ha mentido, que tanto dolor y sufrimiento nos ha impuesto.

Gracias por leerme. Gracias por escuchar.

Salud, amor y revolución para todos y todas, camaradas

Hasta la victoria siempre!!!

Guillermo “Willy” Toledo


http://www.larepublica.es/2014/08/por-que-yo-no-puedo-3/

martes, 26 de agosto de 2014

Viñeta de Manel Fontdevilla


¿El problema base es de “casta política” o de clase social?, por Manel García Biel

nuevatribuna.es | Manel García Biel | 24 Agosto 2014


El discurso de Podemos se puede calificar de discurso frente a la política. Y presenta la política y los políticos como el principal adversario a batir.

Por Manel García Biel 


El grito más representativo en las plazas del movimiento del 15M era el de "no nos representan". Es evidente que era una exclamación de negación pero que no comportaba ninguna posición prepositiva. Podemos decir que era la expresión de una profunda indignación ante una realidad social profundamente decepcionante.

La aparición de Podemos como opción política en las elecciones europeas significa que una parte de gente procedente o no del movimiento 15M ha decidido pasar de una posición negativa de rechazo a una propuesta en positivo de acción política. En este sentido lo podemos considerar como un paso adelante.

No hay duda de que el éxito de Podemos ha sorprendido a la propia empresa, pero no podemos decir que sea un movimiento sin precedentes similares. Podríamos relacionarlo, a pesar de sus profundas diferencias políticas con fenómenos como el de Grillo en Italia, un movimiento que se basa en un fenómeno de capacidad comunicativa, en torno a una personalidad de referencia con carisma popular, caso de Grillo en Italia, o Pablo Iglesias en España, y que se presenta como una impugnación a la totalidad de una política hoy vista como degradada a los ojos de mucha gente. Son movimientos poco estructurados en su aparición y con planteamientos simples y fácilmente popularizables o incluso populistas. Se trata de ofrecer a la "gente" un enemigo simple e identificable, que en ambos casos llaman la "casta" refiriéndose a los políticos en general.

No quisiera equiparar ambos fenómenos, podemos decir que en el caso de Grillo es un movimiento profundamente antipolítico y populista, con algunas expresiones y actuaciones que se pueden denominar como antidemocráticas, y que en todo caso atacan la política en general sin ofrecer ningún tipo de alternativa.

Creo que en el caso de Podemos hay detrás gente con voluntad y preparación política que tratan de crear a partir de planteamientos que en algunos casos son claramente populistas algún tipo de alternativa todavía no suficientemente concretada.

La demostración más clara la podemos ver en su diferente adscripción en los grupos del Parlamento Europeo. Mientras los eurodiputados de Grillo se adscriben a los grupos más antieuropeos, Podemos se ha integrado en el grupo de la Izquierda Unitaria.

Hay que decir que el fenómeno de Podemos no ha sido único en Europa. En Italia ha surgido un movimiento claramente de izquierdas, que reivindica los viejos valores de la izquierda italiana y que bajo el nombre de "Otra Europa con Tsipras" logró recoger 250 mil firmas para presentarse, en poco más de dos meses de vida, consiguió 1.108.457 votos y cinco eurodiputados, los mismos que Podemos y que de entrada ya optaban por formar parte del Grupo de la Izquierda Unitaria. Es un fenómeno muy diferente formado por gente de reconocida trayectoria de izquierdas y que no utiliza los métodos ni el lenguaje populista y que se reivindica de la mejor tradición de la izquierda italiana, la de Gramsci y Berlinguer.

Una vez definido el campo de aparición habría que analizar algunos planteamientos de Podemos. El conflicto fundamental que plantea está entre una "casta" o élite política que tiene secuestrado el poder en beneficio de los poderes finaciero-empresariales. Una "casta" poco concretada, en general parece que referenciada a dirigentes presuntamente corruptos que vincula de forma transversal con el PP y PSOE, pero en la que por lo general identifica con una genérica "casta" política caduca.

Esta "casta" o élite política es la que hay que derrotar por parte de la "gente" en genérico a la que quiere representar Podemos. No se trata de un enfrentamiento de clases sino algo más transversal, interclasista entre la "gente" en general y la "élite" corrupta. En palabras de Pablo Iglesias: "Lo que hay que hacer es algo que va mucho más allá de la izquierda y la derecha: Tiene que ver con amar a tu gente".

El discurso de Podemos se puede calificar de discurso frente a la política. Y presenta la política y los políticos como el principal adversario a batir.

Podríamos decir, en términos marxistas, que el discurso de la gente de Podemos centra el problema principal en un conflicto dentro de la superestructura política, sin ir más allá ni entrar en el conflicto básico, el que se da a nivel de la estructura económica entre explotados y explotadores.

Podemos huye en su discurso del enfrentamiento entre clases típico de un planteamiento clásico entre izquierda y derecha, y por tanto no diferencia el hecho de que no todos los políticos ni todos los partidos son iguales y que no forman parte de una misma "casta" política.

Podemos quiere aparecer como algo nuevo, pero cuando plantea propuestas, éstas no se alejan mucho, e incluso se quedan cortas, de las que han planteado de forma reiterada pero sin eco mediático las fuerzas de la izquierda alternativa.

Porque el problema de nuestro país es un problema de clases. Es el problema de un capitalismo financiero-especulativo y concesional que está imbricado con aquellas fuerzas políticas que han dominado el panorama político del bipartidismo, es decir del PP y del PSOE, con el apéndice de CiU. La "casta" política que denuncia Podemos, no es más que el representante político de una clase social capitalista que como la española no es ni siquiera industrialista, sino como hemos dicho parasitaria que vive de la especulación y la concesión pública y que es la base de un sistema que respalda la corrupción.

Estamos ante un conflicto de clases que no se puede ni se debe ocultar. Contra un sistema económico y político que nos ha llevado a una crisis profunda económica, social, política e institucional, ante el que hay que levantar una gran alternativa social y política que conlleve un cambio de radical.

Por eso no se puede centrar únicamente en el problema de una "casta" política corrupta que vive holgadamente mientras la "gente" lo padece. Estamos ante un sistema económico propio de un capitalismo parasitario que hay que enfrentar planteando un cambio global. Y hay que distinguir, y eso sería bueno plantearlo, entre los miembros de la supuesta "casta" diferenciando entre los representantes ideológicos de este capitalismo parasitario como son el PP y CiU, y los que han claudicado como es el caso del PSOE . No es bueno poner a todos en el mismo saco, ni es justo. El PSOE que desde hace mucho aplica la misma política económica y fiscal que la derecha, que acepta las políticas económicas de la derecha representa un centro- izquierda social liberal que como mínimo tiene unas políticas con respecto a los derechos individuales diferentes de la derecha, y hay que entender que es una fuerza a la que una alternativa de izquierdas debe intentar arrastrar hacia posiciones de cambio si es posible y si tiene una mínima posibilidad de regeneración.

Habría que exigir a Podemos una mayor claridad de planteamiento y de propuestas. Y esto hoy pasa por que se defina. ¿Está de acuerdo en confluir en una alternativa plural y unitaria para un cambio democrático económico, político y social? O prefiere continuar un camino en solitario de quien se presenta como el depositario único de la limpieza del sistema de la "casta" sin aceptar el hecho de que aquí estamos ante una dominación de clase representada por el poder económico y el bipartidismo y que lo que hay es una continuación de la lucha entre explotadores y explotados, entre izquierda y derecha, que es la realidad profunda del conflicto social y político.

Podemos deberá elegir, y la realidad concreta le obligará a definirse más allá de proclamas o "slogans" publicitarios triunfadores.

http://www.nuevatribuna.es/articulo/espana/problema-base-casta-politica-clase-social/20140823233157106460.html

lunes, 25 de agosto de 2014

‘Caso Pujol,’ ¿Y cómo empezó todo?, por Albert Sáez

El Periódico, LUNES, 18 DE AGOSTO DEL 2014

ALBERT SÁEZ. Director adjunto @albertsaezc

Jordi Pujol, expresident de la Generalitat, está en el ojo del huracán. La explosión del caso Pujol se mira y remira por unos y por otros solo en relación con el independentismo catalán. Pero tiene mucho que ver también, o sobre todo, con la corrupción y la revuelta popular contra la casta de la transición. El notario López Burniol cita a menudo una frase atribuida a Azaña en la que identificaba todos los males de España con un puñado de familias cuyos negocios acampan en las laderas del Boletín Oficial del Estado. Según el republicano, llevan siglos siendo las mismas. Su penúltima operación de surfismo político aconteció durante la transición. Bancos, compañías energéticas, constructoras de obra civil, un par de editores de prensa y unos pocos más sobrevivieron a la dictadura en el campo empresarial y aún hoy –impulsados por las privatizaciones del último Felipe González y las liberalizaciones del primer Aznar- copan las juntas de accionistas y los consejos de administración de una serie de empresas convertidas en multinacionales que han sufrido la crisis con mucha menor intensidad que las pequeñas y medianas empresas gracias al control que ejercen sobre el BOE, también en democracia. Lo explica magníficamente César Molinas en su último libro.

Para entender las relaciones de estas familias con el poder franquista es muy recomendable ver la película La escopeta nacional, donde un genial Saza interpreta a un industrial –catalán, por supuesto- que pretende conseguir que un ministro publique un decreto obligando a implantar el portero electrónico en todos los edificios de viviendas en España y aspira a que los únicos homologados por el Gobierno sean los de su fábrica. El hombre se gasta una fortuna en sufragar una cacería en honor del ministro que, finalmente, le pide un porcentaje en la nueva empresa además de beneficiarse a su secretaria.

La transición fue tan modélica que la sobrevivieron casi todos los políticos franquistas –excepto los más significados- y la totalidad de los jueces, los fiscales, los policías y… los empresarios como el de La escopeta nacional. Cuando pasan cosas como las de Pujol, o como Gürtel o como Pretoria o como Filesa o como Pallerols, siempre me viene este asunto a la memoria. Jamás critico a quienes hicieron la transición. Saldarla sin tiros merece el silencio sobre todo lo demás. Pero los actos –todos- tienen consecuencias aunque respondan a nobles propósitos. Del franquismo, la transición se quedó con el jefe del Estado pero también con las élites de funcionarios y de empresarios que garantizaron la continuidad de una determinada manera de hacer las cosas a favor de unos determinados intereses.

Los mismos que iban a las cacerías pronto aprendieron el carácter lampedusiano de la transición. Para ello contaron con la ingenuidad de la nueva clase política. Atemorizados por el poso franquista de la sociedad española, el consenso de la transición partió de tres premisas fundamentales: no había que pasar cuentas con el pasado, los partidos democráticos debían ser pocos y fuertes como lo había sido la Falange y la democracia no podía costar un duro a los ciudadanos, en apariencia. La crisis ha puesto en evidencia esas tres claudicaciones que las nuevas generaciones ya no toleran, sobretodo cuando toman formas hipertróficas en asuntos como el rescate de Bankia y las autopistas radiales de Madrid, el sobrecoste del AVE, el fraude de los ERE en Andalucía, las comisiones de Bárcenas y la trama de los hijos de Pujol.

La casta y el consenso constitucional

Los trapos sucios de la transición se escondieron tras el eufemismo de los pactos de Estado, el consenso constitucional. Fernando Abril Martorell en nombre de Suárez, Alfonso Guerra en el de Felipe González y Miquel Roca en el de Pujol amañaron lo fundamental: evitar la restauración de la legalidad de la Segunda República –y por lo tanto no juzgar ni a quienes la subvirtieron ni a quienes titularizaron el botín-; garantizar un sistema nuevo de partidos sin la Falange, pero también con el PCE y Esquerra Republicana marginalizados para reforzar la operación de amnesia; y, en tercer lugar, crear un método de financiación de los partidos políticos que evitara la sensación que la democracia era más cara que la dictadura. Así es como se crearon las condiciones para lo que después aflora. Los mismos que pagaban mordidas a la dictadura pasaron a sacar a los nuevos partidos de sus apuros financieros derivados de un deficitario sistema de financiación pública. Que la UCD se acomodara a este pacto resulta del todo previsible. El partido de Suárez representaba a los funcionarios, empresarios y ciudadanos españoles que no querían demoler al franquismo sino sobrevivirlo. ¿Cuándo sucumbieron al trato partidos de tradición democrática con dirigentes encarcelados o exiliados por el franquismo? No fue cosa de un día sino un proceso lento e imperceptible.

Pujol obtuvo en 1980 una victoria inesperada en las elecciones catalanas. Comunistas y socialistas habían arrasado en las elecciones de 1977 y 1979. Los mismos que hoy se movilizan por tierra, mar y aire para frenar al independentismo vieron en Pujol el muro de contención contra un gobierno de socialistas y comunistas en la Catalunya autonómica. De manera que el exdirigente de Banca Catalana –persona de fiar para las elites madrileñas y barcelonesas susceptible de ser domesticado- recibió todo tipo de ayudas, lícitas e ilícitas. La más llamativa –vista con la perspectiva del tiempo- fue el manguerazo que recibió de la patronal catalana la Esquerra Republicana de Heribert Barrera, furibundo anticomunista al que por ello perdonaron su independentismo que meses antes le había dejado fuera de la legalidad constitucional. Esos hijos de exbancarios catalanes que ahora se rasgan las vestiduras escribiendo un día sí y otro también que el independentismo lo inventó Pujol en TV3 y en la escuela deberían preguntar en su casa quién y por qué pagó a Barrera la campaña electoral de 1980. Tras ese primer escarceo, Pujol ya formaba parte del sistema y, por lo tanto, cuando un par de años después algunos damnificados de aquella derrota le buscaron con malas artes las cosquillas por su vida anterior de banquero recibió la preceptiva protección. Esos experiodistas que ahora escriben día sí y día también que los hijos de Pujol robaban a manos llenas ante el silencio de la prensa que se atreven a llamar subvencionada deberían explicar cómo y por qué dejaron de investigar el caso cinco minutos antes de pasar a dirigir la televisión de Pujol para luego arruinar el diario de Prenafeta. En esa operación estaba ya metido el hombre que le ha hecho la declaración de la renta a Pujol mientras ha defraudado: Joan Antoni Sánchez Carreté, entre muchas otras cosas dirigente del Partido del Trabajo que amparó a ERC en sus listas en las elecciones generales de 1977. Félix Martínez ha explicado que ha sido uno de los cerebros de la confesión del expresident.

La definitiva incorporación de Pujol al sistema de trabajo de las elites postfranquistas –catalanas y españolas- llegó tras la operación Roca. Un asunto del que el expresident destronado se mantuvo aparentemente distante pero que no dejaba de ser un intento de reproducir a escala española la alianza de intereses que él había liderado en Catalunya. El preámbulo de la operación Roca fue nombrar a Pujol “español del año” en 1985 por el diario ABC (título que aún no le ha retirado) como único bastión frente a la hegemonía de los socialistas aún no plenamente domesticados. El asunto salió mal y la manera de tapar el agujero no es ajena a lo que ahora se destapa: el secretario general del Partido Reformista Democrático –hoy presidente del Real Madrid- había comprado a precio de saldo una empresa llamada Construcciones Padrós, radicada en Badalona y en la órbita de Banca Catalana, y que en pocos años pasó a ser una de las principales contratistas de la obra pública licitada por la Generalitat. Así el exsecretario general amasó suficiente fortuna para recuperar los avales personales con que se financió la campaña del PRD. Y se abrió la veda en una administración de nuevo cuño como era aquella Generalitat de Catalunya que pasó a ser una copia a escala local de aquella administración y aquellos empresarios que sobrevivieron al franquismo, fueran catalanes o españoles. Poco después, Pujol entendió que el control de la caja podía conllevar el control del partido. Cuando Miquel Roca, envalentonado, alzó el partido contra el fundador para forzar su entrada en el Gobierno español, Pujol decidió cortarle las alas y montar un sistema alternativo. Para ello se sirvió de dos alfiles: Josep Antoni Duran i Lleida a cuya sombra se montó la trama de Pallerols (ya juzgada) y Lluís Prenafeta al frente del clan Pujol, capitaneado por la esposa y el primogénito. Ahí empezó todo, no por ninguna herencia.

La ingenuidad del PSOE y la OTAN

Fue también por esas fechas cuando el PSOE perdió la ingenuidad. Las primeras campañas las financió con fondos procedentes del SPD (“Ni flick ni flock”, ¿recuerdan?) y con los fondos públicos previstos para los partidos con representación. Pero en 1986 llegó el referéndum de la OTAN. Y la ley no tenía previsto sufragar el gasto. Fue en ese momento cuando se montó la trama Filesa (ya juzgada). Las empresas “del sistema” querían ayudar a Felipe González a ganar el referéndum e idearon la manera de financiar la campaña con la facturación de estudios inexistentes, todo legal en la cuenta de resultados de las compañías e ilegal en la contabilidad de los partidos. La historia se repite una y otra vez, formalmente son los políticos los que cometen ilegalidades pero son las empresas las que se llevan los beneficios.

Faltaba un tercero en discordia para asegurarse la plena impunidad. El PP de Aznar, ausente como ERC del consenso constitucional, entró en esta dinámica cuando el nuevo líder de la derecha decidió poner al frente de las finanzas a su mentor político, Álvaro Lapuerta, imputado en el caso Bárcenas y heredero de la saga Naseiro-Sanchis, exculpados en un caso de financiación ilegal por el mismo sistema que ahora pretende librarse Pujol querellándose contra la banca andorrana: la eliminación de las pruebas por estar contaminadas en su origen. Con Lapuerta, Aznar logró que el PP dejase de ser la sectorial política de la CEOE que quitaba y ponía candidatos como explica en su primer volumen de memorias. Por eso el editor de Logroño siguió al frente de la financiación del PP hasta pasar el bastón de mando a su número 2: Luis Bárcenas. El resto ya está explicado.

Así las cosas, a principios de los años 90 del siglo pasado en España los pactos de Estado que garantizaron una transición pacífica ya tenían a todos los partidos con posibilidades de gobernar –y los únicos que han gobernado de hecho- conchabados en un sistema amparado por la jefatura del Estado, con partidos fuertes pero mal financiados y con una omertá basada en el chiste del dentista. Cuando aparecía un escándalo vinculado a la financiación de los partidos, se decían unos a otros: “¿Verdad que no nos haremos daño? En esas condiciones, España –incluida Catalunya- vivieron dos épocas doradas de inversión pública –con sus correspondientes comisiones-: los fastos de 1992 y la burbuja inmobiliaria a partir del 2000. Se hicieron autovías, edificios públicos, autopistas, carreteras, escuelas, universidades, miles de kilómetros de Alta Velocidad, aeropuertos, puertos… Todos construidos por las mismas empresas que hicieron los pantanos de Franco y alguna reciente incorporación. Y todos sobrefinanciados por la Unión Europea y por los pelotazos inmobiliarios. La mejor manera de entenderlo es revisitar la serie de televisión Crematorio.

La crisis se llevó el agua del dinero fácil y apareció el lodo de la corrupción. Noos, Gürtel, ERE, Palau, Pretoria, Mercuri, Pujol… Siempre la misma historia: manejos en el BOE (concursos, recalificaciones, concesiones, reglamentos, homologaciones) pagados a través de empresas fantasmas dirigidas por los menos escrupulosos que se llevan un porcentaje de la mordida y con el resto pagan los festejos electorales. La primera reacción para surfear esta nueva contrariedad fue generar en el mapa político alternativas a los partidos de la transición pero low cost, gracias a las redes sociales: así Unión Progreso y Democracia (fundada por una exdirigente socialista) y Ciutadans (fundado por el hijo de un expresidente de la Caixa y primo del penúltimo presidente de Catalunya Banc) se dedicaron durante la crisis a expandir la idea que la corrupción era cosa de los políticos mientras que los empresarios eran como las esposas de Urdangarín y Torres: firmaban pero no sabían nada. En su discurso entretienen al personal con los excesos en las dietas –que existen-, con los excesos en los cuadros de los exministros –que existen-, con los excesos en los coches oficiales -que existen-, con los excesos de cargos de confianza –que existen-, pero los picos de oro de la antipolítica nunca hablan de los excesos de obra pública, de gasto farmacéutico o de los seguros de vida de las concesionarias de las autopistas. Esa labor ha quedado para Podemos, y en menor medida IU y Esquerra.

Finalmente, la bomba ha estallado por el lado de Pujol. Su apoyo al desafío independentista le ha expulsado del pacto de Estado –ya no sirve como muro de contención de ERC ni asegura la unidad de mercado- y una vez proscrito todos se han acordado de los pagos que hicieron a su entorno, antes roja que rota. La memoria es selectiva. Pero todo no empezó en el 2012, sino en 1976

http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/caso-pujol-casta-espana-independentismo-3457061

La Impunidad, por Luis García Montero


La impunidad

LUIS GARCÍA MONTERO
23/08/2014

Me explica un amigo que el problema de la democracia española es una cuestión de dialectología, una forma de pronunciar las palabras. En una campaña de Twitter en favor de la igualdad, alguien dio en el clavo y escribió: no da igual. Esa es, en efecto, nuestra situación, llevada al extremo por la descarada manera del Gobierno del PP a la hora de pronunciar la palabra igualdad. El deseo democrático de igualdad ha desembocado en el igual da de los impunes. Digo llevada al extremo por el PP porque la enfermedad afecta a otras latitudes. Pero en cualquier caso, conviene delimitar de forma urgente dónde está hoy el principal foco de infección. Necesitamos aislarlo. 

Tal vez nos pesen demasiado la etimología y la historia. La democracia española tiene como pecado original una ley de amnistía que funcionó en realidad como ley de punto final o de impunidad en favor de los crímenes del franquismo. En España se dio un golpe de Estado, se provocó una Guerra Civil, se vendió el país a los nazis y los fascistas, se instauró la dictadura más cruel durante años y, luego, se aceptó que las tácticas democráticas eran el olvido y la impunidad de los criminales. ¿Es usted hededero del dictador? Igual da. ¿Sus negocios y sus bancos representan la economía de la dictadura? Igual da. ¿Ha sido usted cabeza visible de un régimen sangriento? Igual da. ¿Mataron a su madre, o a su padre, y lo enterraron en una cuneta? Igual nos da, usted se aguanta, no tiene derecho a la verdad y la reparación.

Pero volviendo de la dialectología de nuestra democracia, preciso es denunciar que la situación llega a un descaro extremo por lo que se refiere al machismo, el mundo laboral, la banca, la corrupción y las normas electorales. Lo que hoy se vende como política sensata de Estado no es más que la complicidad con un sistema de bandidos que se dedica a la libre extorsión. Es preocupante que las últimas campañas de intoxicación política estén encaminadas a confundir la simple decencia cívica con una ola antisistema y populista enemiga peligrosa del orden instaurado por una Santa Transición.

Los cómplices de la realidad actual, los que se niegan a una transformación de raíz de la marca España, son los que realmente se han acomodado al extremismo del igual da para cancelar la aspiración democrática de la Igualdad. Así están las cosas.

Usted es alcalde de Valladolid, usted vuelve a llover sobre mojado, usted desprecia los esfuerzos de la sociedad para combatir el machismo y la violencia de género, usted afirma que tiene miedo de entrar con una mujer en un ascensor por si a ella se le ocurre romperse el sostén y simular una violación, usted llena de basura las siglas de un partido y el nombre de una ciudad... Y qué más da.

Usted empobrece a la sociedad, usted liquida los servicios públicos, usted dinamita la educación y la enseñanza pública, usted cambia la Constitución para limitar las inversiones del Estado en el bienestar de la gente, usted destina todo el dinero ahorrado a pagar la deuda de los malos negocios de la banca, usted financia, de forma multimillonaria y con dinero público, una reestructuración de las cajas de ahorro en favor de tres banqueros de élite... Y qué más da.

Usted cobra comisiones jugosas en dinero negro, usted roba y tiene cuentas en Suiza, usted contrata a tesoreros como un mafioso contrata a un contable, usted utiliza la política como forma directa o en diferido de enrequecimiento personal, usted convive con los sobres y los sobresueldos, usted deja un cargo y pasa a un consejo de administración de una empresa agraciada por sus decisiones de Gobierno... Y qué más da.

Usted aniquila los derechos y la dignidad del mundo laboral, usted impone la libertad de explotación con contratos basura, usted acaba con las conquistas de la lucha obrera, usted le devuelve a las élites de siempre los privilegios a los que habían tenido que renunciar para pasar de su dictadura a su democracia, usted dice que salir de la crisis supone crear puestos de trabajo temporales parecidos a los viejos acuerdos del caciquismo en las plazas de los pueblos... Y qué más da.

Usted teme perder unas elecciones y decide cambiar las reglas, usted intenta mover la ley como un ladrón mueve su linterna, usted hace su especial pronunciamiento institucional o su golpe de Estado, usted trata a los ciudadanos como imbéciles afirmando que se pretende enriquecer la democracia y la participación... Y qué más da.

La democracia española necesita pasar del igual da a la igualdad. Para eso es conveniente atemorizar a las élites, no hay otra salida. Las élites deben asustarse de las consecuencias de sus comportamientos avariciosos y desmedidos. Los demócratas, los que hemos renunciado a la violencia y al tiro a la nuca de los pistoleros, necesitamos utilizar el debate político y las urnas como medios de presión. 
En el debate político, resulta necesario recuperar el pudor público como raíz de una legitimidad republicana. El PSOE tiene una buena posibilidad de atemorizar al PP y paralizar este golpe de Estado de la reforma electoral si decide, ante tan descarada impunidad, regresar a sus orígenes republicanos. Sería una buena respuesta. Decir en su postura ante la forma de Estado: hasta aquí hemos llegado. ¿Es una ocurrencia mía?

Bueno, pues por lo que se refiere a las urnas, la izquierda no englobada en el PSOE sólo puede dar miedo si asume como asunto prioritario la creación de plataformas de unidad: ese frente amplio y cívico que acabe con el igual da y que trabaje por la igualdad. 

http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2014/08/23/la_impunidad_20806_1023.html