viernes, 31 de diciembre de 2010

lunes, 27 de diciembre de 2010

De Eduardo Galeano a Adolfo Pérez Esquivel. 7 de diciembre de 2010

A treinta años de recibir el Premio Nobel de la Paz por denunciar los crímenes del terrorismo de Estado, Adolfo Pérez Esquivel fue homenajeado este 7 de diciembre por la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires. A continuación el saludo que le envió nuestro Eduardo Galeano:



Querido Adolfo:

Hoy no puedo estar contigo, pero mis palabras quieren.

Yo no soy quién para prohibirles volar, así que aquí van.

Ellas quieren decirte, simplemente: gracias.

Gracias porque en las horas más jodidas, cuando ya no te quedaba aliento, supiste seguir creyendo que era verdad, una verdad grande como una casa, aquello que había dicho Salvador Allende: “Vale la pena morir por todo aquello sin lo cual no vale la pena vivir”.

Y gracias porque recibiste el Nobel y no te engrupiste, y no te olvidaste de aquella otra verdad que había dicho José Martí, también grande como una casa: “Todas las glorias del mundo caben en un solo grano de maíz”.

Y gracias por ser como sos, bienhumorado, sencillo, limpio de todo veneno, para que se sepa, por si no se sabe, que nosotros no somos unos insoportables amargados.

Te abraza tu hermano, siempre.

Eduardo Galeano


martes, 21 de diciembre de 2010

"El último relato", por Ricard Vinyes, en Público el 20 de diciembre

En la historia de la dictadura hay dos épocas en las que sus dirigentes tuvieron –y sintieron– la necesidad de envolver la política con estrategias de alta densidad memorial y simbólica. Se trataba de establecer un tótem con el que congregar a la nación recién inventada en torno a un relato, alrededor de palabras expresadas en formatos muy diversos: piedras talladas en hechuras de metáfora, símbolos de leyendas recuperadas, invocaciones al barroco, imágenes del presente interpretadas en clave del pasado, y al revés.

La primera de esas dos épocas aconteció apenas iniciada la postguerra, e inauguró y desarrolló una épica monumental que relataba la perdurabilidad de los valores de la Victoria –además de la victoria estrictamente bélica, claro–. Aunque el éxito, la conquista relatada y el acto fundacional de la época no era sólo la Victoria, sino la sangre y dolor vertidos para ella, la sangre como capital e inversión, como valor nacional. Esa época concluyó en 1957, con la apoteosis de Cuelgamuros, sus cruces, ángeles y monstruos. Jürgen Habermas dice del Valle que parece “un monumento encargado por los faraones a Walt Disney”; pero no, la verdad es que el Valle no tenía –ni tiene– nada que sea ridículo o grotesco, nada que permita sonrisa o burla, sólo transmite exaltación del dolor y del temor. Es la síntesis de un tiempo y la expresión exacta de una idea hecha realidad, el templo deseado por el fascismo europeo derrotado que hallaba en España, siempre, referencia y refugio. Es la escenografía de la derecha española victoriosa congregada al entorno de su dictadura. En la década siguiente la Victoria fue substituida por la Paz, y los valores de la sangre y el dolor por los de la modernidad y el desarrollo, (que es dolor y sueño a la vez). Comenzaba una época y buscaron contar su propósito. Los XXV años de Paz celebrados fueron un relato sobre la construcción –y salvación– nacional, pero para ello debía ocultarse que 25 años atrás la modernidad había sido destruida a sangre y fuego.

Cualquier proyecto de construcción nacional reposa tanto en la memoria como en el olvido; ambos son las dos dimensiones de un mismo campo de negociación de sentido, donde narraciones concurrentes rivalizan para hacerse escuchar, para conquistar un espacio propio y alcanzar la hegemonía o el dominio. Para eso fue concebida la operación político-cultural de mayor ambición producida por el Estado en la España del siglo XX . Se trataba de ofrecer a la sociedad un espejo que devolviese la imagen de un presente idealizado que prefiguraba un futuro de desarrollo integral, de bienestar y paz social en una Arcadia española vacía de conflictos. Con ese objetivo, el Ministerio de Información y Turismo dirigido por Manuel Fraga Iribarne, titular de la cartera desde 1962, planificó, ejecutó y gestionó una enorme movilización de recursos culturales y académicos, políticos y económicos, nacionales e internacionales. España fue pensada integralmente, y de ese ejercicio surgió una gran maniobra cultural de legitimación y perpetuación de la dictadura que, con un remozado universo simbólico, regalaba identidad y voceaba que el futuro de modernidad y desarrollo estaba asegurado, y que lo estaba porque se había producido, 25 años atrás, una Victoria fundadora de la Paz presente. Era el complemento cultural que ponía palabras, un relato, al proyecto económico establecido en los Planes de Desarrollo.

La conmemoración de los XXV años de Paz fue un empeño de altura efectuado al margen de la realidad y destrozado por la realidad misma, una realidad de la que formaba parte la acción del antifranquismo que de ningún modo la dictadura podía asumir. Ferias, exposiciones, pabellones internacionales, canciones y películas, teleclubes y festivales erigidos como homenaje en 1964, no fueron suficientes para convencer, dentro y fuera, sobre la España arcádica heredera de la Victoria. Al fin y al cabo esa época comenzó con la ejecución de Julián Grimau, en abril de 1963, prosiguió en julio del mismo año con las ejecuciones de Francisco Granados y Joaquín Delgado, las huelgas mineras y fabriles de 1964 y las de 1966 y la constitución de un nuevo sindicalismo; tuvo que tragar las grandes movilizaciones estudiantiles que destrozaron el sindicato falangista universitario y a su jefe nacional, Rodolfo Martín Villa; alcanzaba el límite con el asesinato de Enrique Ruano por la policía y la declaración del estado de excepción en 1969 y asumía el final definitivo con el Proceso de Burgos, a fines del otoño de 1970. Y entremedio, algo más. En 1963, en el contrabando de libros que desmentían los relatos oficiales, apareció un título que conmovió los cimientos del ministerio de Fraga Iribarne, El mito de la cruzada de Franco. Su autor, Herbert Rutledge Southworth, un historiador de Oklahoma al que algún día este país debería dedicar una plaza. El impacto de aquel texto –más que el de otros hispanistas más populares pero menos penetrantes y consistentes–, promovió que el ministro de Información nombrase a un joven funcionario lejanamente interesado en temas de historia, Ricardo de la Cierva de Hoces, para montar una Sección de Estudios sobre la Guerra de España, con la función declarada de establecer un servicio de contrainformación que detuviese la nueva perspectiva de la historia de la Guerra Civil española. Con la Sección de Estudios nacía la historiografía neofranquista, hoy mal llamada revisionista.

En cualquier caso, cuando un libro conmueve un ministerio, y aún más si es el de Información, es que la capacidad de congregar está perdida; y a partir de ahí, la política no tiene norte.

Ricard Vinyes es historiador

sábado, 18 de diciembre de 2010

sábado, 11 de diciembre de 2010

Joaquín Leguina y el franquismo sobrevenido

Arturo Peinado. Federación Estatal de Foros por la Memoria


"Quienes no tienen el valor de luchar deberían tener al menos la decencia de callarse". José Martí


Las personas que, de un modo u otro, estamos involucrados en el movimiento social por la recuperación de la memoria (que cada vez es más un movimiento anti-impunidad), sabemos que la lucha por la Justicia, la Verdad y la Reparación para las víctimas del franquismo, no ha sido ni va a ser un camino de rosas. Sin embargo, al parecer no lo estamos haciendo del todo mal, cuando como respuesta a nuestras acciones se comienzan a sacrificar torres y alfiles tras el fracaso de los peones.

Esta reflexión surge a partir de la lectura del libelo recientemente publicado por el prestigioso demógrafo, ex presidente de la Comunidad de Madrid y miembro del Consejo Asesor de Doña Esperanza Aguirre, Joaquín Leguina.

La lectura de "El duelo y la revancha", que así se llama el opúsculo en el que Leguina desparrama sus frustraciones, genera sensaciones varias: primero asco, después lástima, por último vergüenza ajena. Y no necesariamente en este orden.

Parece ser que el hecho de haber salido como derrotado de la presidencia de la Comunidad de Madrid ha provocado en el señor Leguina algún trauma o variedad del Síndrome de Estocolmo, porque no creemos que su actuación responda meramente al agradecimiento por el puesto más bien simbólico que ha tenido a bien otorgarle la Lideresa en su munificencia, o que a estas alturas aspire a una portería de finca urbana, despacho de quinielas, estanco o gasolinera.

Pero sobre todo nos resulta difícil comprender por qué un señor que se supone sigue llevando en el bolsillo el carnet del partido de Pablo Iglesias, Besteiro, Prieto, Largo o Negrín, no tiene ningún empacho en alinearse con quienes derrotaron, asesinaron, encarcelaron, exiliaron... a los que se supone son los suyos, tras sublevarse contra el Gobierno democrático y secuestrar la soberanía nacional a punta de pistola y crucifijo durante cuarenta años. Es más, en su panfleto el señor Leguina hace una “interpretación” particular de lo sucedido en la guerra civil con la que rebasa por la derecha a los más siniestros y desprestigiados "recauchutadores del pasado". La versión de la historia de la guerra civil que presenta el señor Leguina ya estaba desautorizada cuando el maestro Southworth vapuleaba de manera inmisericorde a Ricardo De la Cierva.

Pero el objetivo de este artículo no es realizar valoraciones subjetivas sobre la indignidad, la bajeza moral y la indigencia ética de Joaquín Leguina, algo que, por otra parte, él mismo se preocupa de dejar patente en sus últimos escritos y cuando se deja exhibir como modelo de "izquierda responsable" en las tertulias de Radio-Odio, y otros medios de comunicación de esa derecha que sigue utilizando la cabeza únicamente para embestir.

Por favor, ¿en manos de qué clase de gente ha estado la izquierda de este país, para acabar expuestos como trofeos en el despacho de Espe (véase la señora Alberdi), dejándose utilizar a modo de excusa o coartada pluralista como tertulianos en los medios "neocon", o recibiendo de regalo de cumpleaños (magro pago a los servicios prestados) un reloj de oro por los responsables de lo acaecido en Vitoria y Montejurra?

¿Qué tipo de democracia defiende el señor Leguina que nos exige silencio, que pretende obligarnos a aceptar la injusticia y la impunidad de los crímenes franquistas, muchos de ellos cometidos no en las décadas de los 30 ó los 40, sino coincidentes en el tiempo con los realizados por las dictaduras del Cono Sur americano?. ¿Pero no salió en la tele hace 35 años un señor con bigotillo diciéndonos que “la lucecita de El Pardo” se había extinguido definitivamente?.

¿Qué autoridad esgrime don Joaquín para negarnos el derecho a exigir la anulación de las sentencias franquistas, a día de hoy plenamente legales y firmes, a pesar de una paupérrima Ley de Memoria que el Sr.Leguina critica por revanchista?. ¿Aún no podemos decir públicamente que el proceso de Puig Antic estuvo plagado de irregularidades; que Julián Grimau fue defenestrado y que la composición del tribunal que le condenó era ilegal; que Granado y Delgado eran inocentes de todas las acusaciones que se les hicieron? ¿Porqué ocultar que a ellos y a muchos miles más se les sometió a salvajes torturas por las cuales nunca nadie se ha sentado ante un tribunal, gracias a la Ley de Amnistía de la que el señor Leguina se manifiesta tan orgulloso y cuya anulación ha recomendado la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, equiparándola a otras leyes de punto final?

Joaquín Leguina escribe que muchos de los republicanos condenados y asesinados eran simples criminales, que se lo estaban buscando. ¿Se merecían el asesinato judicial los rectores de universidad Joan Peset, Leopoldo Alas, Salvador Vila?. ¿Se habían buscado ser juzgados y fusilados por sus compañeros perjuros miles de militares leales a la República, como Batet, Núñez de Prado, Escobar, Campins...?. ¿Y los funcionaros, los obreros, los jornaleros, las mujeres rapadas y violadas...?.

Incluso en caso de que se pudiera presuponer que alguna víctima del franquismo hubiera cometido delitos, ¿ha oído alguna vez el señor Leguina hablar de garantías procesales?. Porque todas y cada una de las víctimas del franquismo que pasaron por los consejos de guerra o los siniestros tribunales, fueron juzgados y condenados en situación de manifiesta indefensión legal: mediante testimonios, "pruebas" y delaciones sin posibilidad de ser refutadas; con "confesiones" obtenidas por medio de la tortura y las palizas; sin opción de apelar las sentencias ante una autoridad judicial superior independiente. Pero sobre todo, ¿con qué derecho constituyeron tribunales, legislaron, juzgaron y condenaron quienes no tenían otra "legitimidad" que el hecho de haberse sublevado contra el gobierno democrático y legal, traicionando su juramento, a su pueblo y a su país?.

Y eso cuando hablamos de consejos de guerra, dado que muchos miles de defensores de la legalidad democrática ni siquiera fueron juzgados: los asesinaron y permanecen aún enterrados en centenares de fosas comunes clandestinas (gran número de ellos, si no la mayoría, miembros de Casas del Pueblo, de la UGT y del PSOE como el señor Leguina), sin que los jueces se dignen a intervenir y permaneciendo sus familias en estado de absoluta indefensión jurídica. Que España sea a día de hoy el segundo país del mundo en número de desaparecidos tras la Camboya de Pol-Pot, sí que es un escándalo, una vergüenza y un hecho que pone en cuestión los fundamentos de la actual democracia, y no lo que exaspera a Don Joaquín.

El señor Leguina y "los suyos" responden invariablemente a estos planteamientos con la manida explicación de que "todos (¿porqué usan siempre la primera persona del plural?) fuimos culpables, las atrocidades no fueron exclusivas de un solo bando". El objetivo es subsumir esa "culpabilidad" global en una teórica irresponsabilidad colectiva, lo cual es un argumento falaz cuando hubo responsabilidad directa, consciente, premeditada y planificada sólo por parte de quienes libremente decidieron sublevarse contra el gobierno legítimamente constituido (por cierto, la planificación diferencia los delitos comunes de los crímenes de lesa humanidad).

El problema de fondo está en la brutal diferencia de trato entre unas y otras víctimas, porque si alguien ha hecho políticas de memoria en España ha sido el franquismo durante cuarenta años: de reparación material, "justicia" para los suyos, de socialización simbólica de sus valores por todos los medios posibles, incluyendo el sistema educativo, etc. Verdad y justicia que se negaron y se siguen negando a los defensores de la democracia y de la libertad, y a sus familias, también víctimas.

Pero, ¿cuál es el verdadero motivo de los exabruptos de Joaquín Leguina?. En el discurso que pronunció al recibir el Premio Cervantes en 2008, el poeta Juan Gelman decía: “Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria. Dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están perfectamente equivocados. Las heridas aún no están cerradas. (…) Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero (…) Y sospecho que no pocos de quienes preconizan la destitución del pasado en general, en realidad quieren la destitución de su pasado en particular”.

Joaquín Leguina no tiene, que sepamos, un pasado o antecedentes franquistas pero es plenamente consciente de que toda la actuación de muchos “prohombres” de la Transición es radicalmente cuestionada por la visibilidad de los desaparecidos, de las fosas comunes, de las sentencias firmes de los Consejos de Guerra y del TOP, de las víctimas humilladas y saqueadas. Que la recuperación de la memoria histórica en nuestro país también expone a la luz pública a los beneficiarios económicos y políticos del franquismo, los pactos más o menos explícitos de impunidad y de silencio. Leguina y muchos otros temen que la recuperación de la memoria histórica no se limite a los años 30 ó 40, y que la sociedad empiece a conocer qué pasó y el papel de cada uno en torno a 1975 y los años posteriores.

El talón de Aquiles de la argumentación del señor Leguina es que las propuestas del movimiento memorialista y contra la impunidad del franquismo, son valoraciones que sobre el modelo español de impunidad expresan también algunos de los más prestigiosos juristas de todo el mundo, organizaciones internacionales de Derechos Humanos, e incluso las Naciones Unidas: La exigencia de anulación de la Ley de Amnistía de 1977 en cuanto que ley de punto final; la apertura judicializada de las fosas comunes franquistas como pruebas de crímenes contra la Humanidad imprescriptibles y no amnistiables; la necesidad imperiosa de anular las sentencias franquistas por lógica, por justicia y por higiene democrática, etc..

Nosotros formamos parte de una federación de organizaciones que realiza exhumaciones de fosas comunes del franquismo, mediante el trabajo (económicamente) desinteresado de voluntarios y familiares. Ofrecemos a Don Joaquín Leguina la posibilidad de que venga a explicarnos a pie de fosa durante la próxima exhumación que llevemos a cabo, ante los restos de nuestros compañeros asesinados, por qué tenemos que callar y olvidar. Nosotros y nosotras nos ponemos a su disposición para explicar, donde y cuando haga falta, que aspiramos a que este país deje algún día de ser una excepción en la aplicación del Derecho Penal Internacional y de los Derechos Humanos.

Los medios de comunicación dicen que exhumamos las fosas comunes y rescatamos los restos y la memoria de nuestros compañeros con el fin de devolverles la dignidad. Es un argumento completamente falso porque jamás la perdieron: quien carece de dignidad y de vergüenza es la sociedad española que se ha venido autoengañando y ha sido forzada a construir un "modelo de convivencia" sustentado en la ocultación del crimen, la imposición del silencio y la perpetuación de la injusticia.

Señor Leguina: ya pasó el protagonismo histórico de la generación de los “padres de la democracia”, y ha transcurrido el tiempo suficiente para que los historiadores (los de verdad) analicen sus acciones y las de sus coetáneos, así como las causas y motivaciones que había detrás. Exigimos respeto para los que usted llama "antifranquistas sobrevenidos", quienes únicamente pretendemos realizar la labor de superación del franquismo y de implantación efectiva de la justicia, que ustedes no supieron, o no tuvieron el valor o la intención de hacer.

De cualquier modo, la reacción de Joaquín Leguina demuestra no sólo que tenemos la razón, sino que vamos por el buen camino.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Españoles, ¿sois idiotas?

Jesús Sanz Astigarraga
Noticias de Navarra, 9 de Diciembre de 2010

HAY un problema laboral del colectivo de controladores aéreos que afecta al 1,2% de la población española (600.000 personas) y casi todos saltáis como energúmenos pidiendo hasta el linchamiento de ese colectivo cuando el día anterior hacen otra reforma del sistema laboral más restrictiva, quitan los 420 euros de ayuda a 688.000 parados que están en la ruina y anuncian cambios drásticos a peor en la ley de pensiones que afectan al 80% de la población y nadie se indigna ni dice nada. ¿Sois idiotas?

Estáis pidiendo a gritos al Gobierno que se apliquen medidas que quitan el derecho a la baja laboral, a los permisos retribuidos y a las horas sindicales, sacar militares a la calle ¿sois idiotas?

Estáis leyendo que mintieron en los vuelos de la CIA, en el caso Couso, que González era la X del GAL, que gente del PP cobraba de la trama Gürtel, que hay políticos que cobran más de 230.000 euros al año, pero que nos cuestan más de 3 millones de euros, que la corrupción en la política no es excepción, sino norma, que ellos mismos se adjudican el derecho a cobrar la jubilación máxima con pocos años en las Cortes y a nosotros nos piden 40 de cotización, banqueros que consiguen del gobierno medidas duras contra los trabajadores y que tenían que estar en la cárcel por delitos demostrados de fraude fiscal y no decís nada, os quitan dinero para dárselo a esa gente que cobra cientos de miles de euros año, especula con nuestro dinero, defrauda a Hacienda y seguís callados ¿sois idiotas?

Tenéis una monarquía que se ha enriquecido en los últimos años, que apoya a los poderosos, a EEUU, a Marruecos y a todo lo que huela a poder o dinero, hereditaria como en la Edad Media ¿sois idiotas?

En Inglaterra o Francia o Italia o en Grecia o en otros países los trabajadores y los jóvenes se manifiestan hasta violentamente para defenderse de esas manipulaciones mientras en España no se mueve casi nadie ¿sois idiotas?

Consentís la censura en los medios de comunicación, la ley de partidos, la manipulación judicial, la tortura, la militarización de trabajadores sólo porque de momento no os afecta a vosotros ¿sois idiotas?

Sabéis quién es toda la gentuza de las revistas del corazón, futbolistas supermillonarios pero jamás escucháis a nadie como Saramago o Chomsky u otros mil intelectuales veraces y comprometidos con vuestros problemas ¿sois idiotas?

Si mucha gente responde sí, aún nos queda un poco de esperanza de conseguir acabar con la manipulación de los políticos y poderosos.

Si la mayoría contesta no, entonces estamos jodidos.

Jesús Sanz Astigarraga

http://www.noticiasdenavarra.com/2010/12/09/opinion/cartas-al-director/espanoles-sois-idiotas

miércoles, 8 de diciembre de 2010

"Sexo, condones rotos y Wikileaks", por Ignacio Escolar, hoy en Público















Dos evidencias más de hasta qué punto Julian Assange es una amenaza real para el poder económico y militar de la primera potencia mundial.

La primera: un banco suizo ha decidido cancelar la cuenta donde Wikileaks recogía donaciones para su defensa legal porque Assange no vive en Suiza y, como todo el mundo sabe, sólo los ciudadanos de este paraíso fiscal pueden abrir cuentas allí (ja, ja).

Assange, parece ser, no es lo bastante narcotraficante, lo bastante corrupto o lo bastante nazi como para merecer la protección del afamado secreto bancario suizo. La segunda: la policía británica lo ha detenido por un confuso caso de supuesta violación en Suecia que está pendiente desde verano pero que, curiosamente, en los últimos diez días se ha convertido en prioritario para la Interpol.

Violador. Preparen las teas, que tenemos a un hombre que quemar. ¿O no? Según la declaración de las dos supuestas víctimas, Assange tuvo relaciones sexuales consentidas con ambas, con dos días de diferencia y sin protección –al parecer, se rompió el condón–. Ninguna de las dos mujeres denunció violación tras esos encuentros; de hecho, Assange estuvo después en público con una de ellas y la otra le invitó a desayunar. Ambas descubrieron, días más tarde, que Assange había compartido cama con las dos y fue entonces cuando llegó la denuncia por violación; una de ellas declaró que, tras romperse el condón, pidió a Assange que parase y él siguió. El caso primero fue abierto y se pidió su arresto. Después se cerró porque la fiscal consideró que no había “razones para sospechar de una violación”. Más tarde, la fiscalía de Göteborg lo volvió a abrir, y hasta hoy.

Hay pocos calificativos más corrosivos para la imagen de un hombre que la palabra violador. Tal vez pederasta, todo llegará.



viernes, 3 de diciembre de 2010

Golpe de estado neoliberal














3 Diciembre 2010

por Carlos Martínez – Presidente de ATTAC España

Hace unas semanas comenzaron a sonar las alarmas. Primero el grupo de economistas neoliberales y empleados de bancos o en su nómina de fundaciones y colaboradores habituales, conocido como “Los Cien”, trataba de convencer acerca de la necesidad de rebajar y retrasar el derecho a una pensión digna y a la edad actualmente establecida, con argumentos burdos y nada científicos (como Juan Torres y Vicenç Navarro dejan al descubierto en un escrito publicado por ATTAC y ubicado en su página Web en un PDF). Inmediatamente tras ellos salió el presidente del Banco de ¿España? Miguel Ángel Fernández Ordóñez, dándoles la razón y exigiendo más contundencia en las “reformas”.

Tras esta reflexión ultraliberal, un grupo de empresarios se reunía con el rey que, según la Constitución, representa al Reino, pero no gobierna, para exponerle la necesidad de “cambiar y reformar profundamente todo el Estado”. Es decir, para limitar y reducir a lo justo el “estado del bienestar” y criticar a unos políticos muy poco preparados y corruptos, incapaces de implementar las necesarias “reformas”. Este grupo de presión e influencia, escondido tras la Fundación Everis, presenta un escrito que no tiene desperdicio. El documento, si bien mantiene un lenguaje positivo, educado y nada novedoso en sus afirmaciones desde el punto de vista neoliberal, hay que leerlo entre líneas y fijándose en sus detalles, para captar su profundidad y la profundidad real de sus ataques al bienestar.

Luego, el Estado Español, cual si todo estuviera coordinado, -y, no lo duden, lo está-, comienza a recibir con renovada energía ataques especulativos internacionales durísimos.

Tras esto, el Presidente del Gobierno, en lugar de desautorizar y denunciar la reunión del monarca tomando parte por las grandes empresas y poderes fácticos económicos, se reúne de urgencia con 40 banqueros, empresarios y empresarias de grandes conglomerados (en conclusión, la oligarquía de la banca, el ladrillo y el turismo que controla la economía del Reino de España), para escucharlos y tratar de orientar la situación ante la gravísima crisis del capitalismo europeo que de forma brutal afecta entre otros a nuestro estado.

El Gobierno pone nuevamente la zorra a guardar las gallinas, y los culpables del paro, la recesión y el empobrecimiento, son llamados a remediarlo.

El rey, grandes empresas y bancos, dan una receta simple y sencilla: menos impuestos, más privatizaciones para hacer negocio con los bienes públicos, más facilidades para despedir y precarizar aún más el mercado del trabajo, pues ya no se habla del constitucional derecho al trabajo y, por supuesto, endurecimiento del derecho a percibir pensiones y prestaciones.
A esto se le suman las exigencias de sistemas educativos más elitistas y exclusivos y, eso si, Formación Profesional para las clases populares. En el informe de Everis presentado al Borbón se redefine incluso al ciudadano, y por supuesto al estado del bienestar. Se alaba inmerecidamente al sistema financiero español, y se habla bien del positivo crecimiento que se dio hasta 2006 en España -es decir, los años más negros del casino económico y la burbuja inmobiliaria que han reventado tras la crisis financiera de 2008, creando paro y desconfianza, además de quiebras e inseguridad vital a millones de personas-.

Atención
El Golpe se ha consolidado, y pronto, si no lo remediamos, se comprobará y sufrirá. Las ciudadanas y los ciudadanos seremos llamados a sufragar aún más las deudas de los capitalistas, las quiebras de los bancos y todo a nuestra costa.

Estamos perplejos y desorientados ¿Qué hacer? La izquierda social amplia y que no ha renunciado a los principios, debe llamar a la movilización, pero también a la elaboración de alternativas.

ATTAC, humildemente, tiene responsabilidades ya. Pero los Sindicatos de clase, en especial CC.OO y UGT, las tienen mucho mayores, pues son las organizaciones más potentes de la izquierda y cuentan con el respaldo de muchas y muchos trabajadores a los que no pueden fallar, aunque igualmente deben velar por su propia supervivencia, que está amenazada. Además, los sindicatos llamados mayoritarios deben entender que el problema ya no es que venga el PP, pues en este golpe de estado neoliberal, la “gran coalición” se ha forzado y existe de facto. De hecho, han tomado las riendas directamente bancos y grupos empresariales. Hoy Florentino Pérez, Botín etc. etc. tienen mando en plaza.

Alternativas desde la sociedad consciente
Es, pues, urgente ponerse ya manos a la obra. Salir a la calle masivamente el 18 de diciembre. Convocar una Asamblea Ciudadana Antineoliberal, que está en fase de preparación. Exigir una Huelga General Europea, lo antes posible. Una respuesta imprescindible estos días con acciones simbólicas.

Pero igualmente reclamar una auditoria de la deuda. La famosa deuda: de dónde viene, quién la ha contraído, y cuánto de ella se debe a desmanes empresariales, al cemento y a bancos y cajas. Pero igualmente cuánta de ella la han generado pensionistas, paradas y parados, y las prestaciones sociales, la sanidad pública etc., no sea que nos llevemos la gran sorpresa -que sabemos no se producirá-, pues la mayor parte de la socorrida deuda es privada.

Tras esto, nacionalizar las cajas de ahorros y constituir la Banca Pública. Ni una privatización y más gasto social.

Para sufragar gastos, son más que urgentes ya imponer impuestos sobre los movimientos especulativos de capital, bancos y grandes fortunas y suprimir los paraísos fiscales.
Exigir que el Banco Central Europeo y los bancos centrales dejen de servir exclusivamente a los intereses privados y pasen a tener control político.

Cese de la extorsión a las viviendas de hipotecados e hipotecadas con impagos por haberse quedado en paro y/o en riesgo de exclusión social y pobreza.

Estamos en una emergencia social y, por tanto, se necesitan soluciones de emergencia, porque todas y todos podemos “tirar del carro”, pero para el bien común y el reparto y no para que los ricos se hagan más ricos, los mercados nos avasallen y los bancos, una vez recuperen sus pérdidas, sigan enriqueciéndose a costa de todos. No se trata de salvar el capitalismo. No se trata de tranquilizar y enriquecer a los mercados, se trata de salvar a las personas y que estas puedan ser felices y pasar del consumo desaforado vía endeudamiento al buen vivir, a vivir con dignidad.
Trabajo de todos y todas, no para re-enriquecer a los poderosos, así como que estos rindan cuentas… y luego ya veremos.

domingo, 28 de noviembre de 2010

domingo, 21 de noviembre de 2010

"El Algarrobico de Cuelgamuros". por Isaac Rosa en Público

“La comunidad benedictina tiene la obligación fundacional de celebrar el funeral en memoria de Franco y de Primo de Rivera.” -Anselmo Álvarez, Abad del Valle de los Caídos-


La demolición del Valle de los Caídos es la fantasía política de varias generaciones de españoles desde hace medio siglo. Desde los presos republicanos que lo construyeron hasta quienes hoy vemos la cruz desde la carretera, pasando por aquellos exiliados que de vuelta a España lo visitaban sólo para pisar la tumba del dictador y asegurarse de que estaba bien cerrada, muchos han soñado con hacerlo desaparecer.

Frente a quienes proponen su demolición –como el Foro por la Memoria, que acaba de pedir que desaparezca la enorme cruz- están los que apuestan por no tocar una piedra. Unos lo defienden desde la nostalgia franquista sin complejos; otros, más disimulados, objetan argumentos históricos, religiosos y hasta artísticos, equiparando su conservación a la del acueducto de Segovia o las catedrales, cosa de risa. Están también quienes, desde el gobierno, se sienten incómodos pero no se atreven a meterle mano, así que lo cierran un tiempo por obras. Y luego están quienes rechazan su exaltación franquista y proponen cambiar su uso, para convertirlo en lugar de la memoria.

Yo mismo he propuesto alguna vez ese destino, aprovechar el conjunto para invertir su finalidad, pero cada vez descreo más. Lo veo improbable, vista la resistencia de unos y la poca decisión de otros; pero además no tengo claro que un monumento fascista así vaya a perder su significado por muchas placas informativas que le colguemos, y si no seguiría siendo lugar de peregrinación ultra cada 20-N aunque se llamase museo de la memoria.

Así que cada vez soy más partidario de borrarlo del mapa sin miramientos, por higiene democrática. Y ya que contra el Valle no sirve la ley de la memoria, yo propondría aplicarle la legislación medioambiental: tirarlo no por fascista, sino por su impacto visual, que no es precisamente pequeño, en un espacio natural. A ver si así cuela.

El Valle de los Caídos es como el hotel del Algarrobico, pero en montaña, y como aquel merece ser derribado. Por feo y por cargarse el paisaje. Aunque si van a tardar en tirarlo tanto como el hotel de Almería, ya podemos esperar.

domingo, 14 de noviembre de 2010

"Marruecos fuera del Sáhara! 35 años de ocupación ¡Basta ya!". Foto de Fran Lorente



Una de las imagenes "sin palabras" de la manifestación celebrada ayer en Madrid: "Marruecos fuera del Sáhara! 35 años de ocupación ¡Basta ya!". Foto de Fran Lorente.

Si quereis ver la galeria completa de la manifestación, podéis entrar en la Web de ccoomadrid.es

sábado, 13 de noviembre de 2010

"El extraño otoño de González", por Juan Carlos Monedero, hoy en Público

Se desnudan los ex presidentes sólo bajo fuego amigo. De ahí que suela ser más previsible el lugar que el contenido. Las primeras lluvias del otoño nos traen las reflexiones de Felipe González.

Afirma el que fuera primer presidente socialista que estuvo de su mano volar a la cúpula de ETA. Y que anduvo pensándolo y pensándolo. Y que no lo hizo. Pero que le hubiera bastado chascar los dedos. ¿Tan sencillo era? Igual es por el otoño que avanza, pero el escalofrío es inevitable. Imaginemos que hubiera mandado reventar sin juicio a esos ciudadanos (terroristas, pero ciudadanos), ¿lo habría reconocido como hizo Margaret Thatcher con los miembros del IRA asesinados en Gibraltar en 1988, o se los hubiera endosado a los GAL? La respuesta parece sencilla. Otro acto de incontrolados. Asuntos de esa democracia que, decían, gozaba de tanta calidad como para hacerla exportable. La derecha, tan católica, hubiera dicho: no hay mal que por bien no venga. Y Fraga, con el franquismo aún caliente en los tirantes y en los nudillos, hubiera soltado alguna fresca de esas que helaban el aliento y detenían el tiempo. Los demás apenas contaban.

Pasado el tiempo, el ex presidente hace balance. No sabe si se equivocó. Lo que quiere decir que rondan por su cabeza profundas razones para pensar que quizá hubiera debido dar la orden. Qué firmeza moral en esa duda: ¿asesino a unos cuantos seres humanos o no los asesino? Mira que le veo ventajas… Hubiera salvado vidas, dice. Cosa poco creíble. Como esos ajustes de cuentas entre mafias, cárteles o grupos fuera de la ley, hubiera alimentado odio y algunos centenares se hubieran sumado a la lucha armada con razones que antes no tenían. La tesis absurda de ETA (esto es una guerra) habría cobrado fuerza. Más dolor, más odio, más rencor, más problemas. El avance hacia su propio otoño podía haber reforzado el humanismo en Felipe González. Pero ocurre todo lo contrario. Nicolás Salmerón, presidente de la I República española, nunca lamentaría haber renunciado por no querer firmar penas de muerte. Y eso que eran legales.

Tiene razón Felipe González. Ya no hay estadistas como los de antes.
“Una de las cosas que me torturó durante las 24 horas siguientes fue cuántos asesinatos de personas inocentes podría haber ahorrado en los próximos cuatro o cinco años”. Salvar vidas…Fue el argumento para explicar las bombas de Hiroshima y Nagasaki. El argumento, que no la causa real. Se lanzaron para frenar el avance soviético por el Pacífico y hacer un recordatorio a la URSS de que Estados Unidos iba a ser la nueva potencia mundial. ¿Cuál hubiera sido la verdadera razón de González? ¿Salvar vidas de inocentes? No. En democracia, no. Ejecutar sin juicio para defender la inocencia de la ciudadanía es una perversión del orden democrático. Con nuestros impuestos. Da más luz pensar en una débil democracia procedente de una débil Transición que había dejado intactos los servicios de seguridad del franquismo. Una débil democracia que no dudaba en aplicar lo que Franco había hecho con los republicanos: ejecuciones extrajudiciales. El peso del franquismo sociológico era demasiado fuerte. Ya lo había anunciado el estadista González: las democracias se defienden también en las alcantarillas. Era una de las posibles concepciones de la democracia: democracia de alcantarilla. Otoñal, González se despoja de prejuicios propios de demócratas buenistas. Hide vence al doctor Jeckyll. Son los privilegios de los estadistas en el otoño de su sabiduría.

“Es que todavía hoy no se puede contar eso…”. No estaría de más escuchar alguna verdad. Nos dejó a Aznar subido en la prepotencia de vencer a un Gobierno corrupto; a Fraga convertido en la prueba de que se podía ser demócrata sin ser antifranquista; a la Iglesia subida a los altares y al monte; a una monarquía con una querencia excesiva a ir de caza con amigos de lo ajeno (los Albertos, Colón y Prado de Carvajal, Mario Conde, De la Rosa), pero encubierta en un relato de papel couché y glamour. ¿Qué se puede contar, Sr. González? Mirando hacia atrás, le preocupa sólo la corrupción. No nos gustan los ladrones. Somos cristianos viejos y de dinero no hablamos. Sin embargo, lo del GAL, nos dice usted sin decirlo, no quita prestigio. Eso de poder mandar asesinar es de auténticos hombres de Estado. Y se atreve a citar a Azaña. Repase el debate parlamentario sobre los sucesos de Casas Viejas. Notaremos una gran diferencia entre el Azaña dolido y el jactancioso que afirma: los pude volar a todos. Me debéis la vida. Tanto que aún me permito preguntarme si no debí hacerlo. “No te estoy planteando el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad”. Los estadistas como González no tienen problemas morales.

Queda otra pregunta en el aire. ¿Por qué ahora? ¿Para ayudar en el fin de ETA o para complicarlo? ¿Es una simple afirmación personal? ¿Se siente fuerte ahora que ha doblegado al impertinente Zapatero que no había querido escucharle al comienzo? ¿Está cobrando la foto malditizada en donde abraza a Vera y Barrionuevo a la entrada de la cárcel de Guadalajara? ¿Se está postulando a algún cargo internacional?

Me perdonan, pero, al menos desde Maquiavelo, la ingenuidad no es pasto de la política. Aunque algunas viejas ecuaciones parece que se van despejando.


Juan Carlos Monedero es profesor de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid

domingo, 7 de noviembre de 2010

Madrid 7 de Noviembre de 1936. Mensaje de la Alianza de Intelectuales Antifascistas











Mensaje de la Alianza de Intelectuales Antifascistas A los intelectuales antifascistas del mundo entero.

Madrid, 19 de noviembre de 1936

(...) Desde Madrid, presenciando la patológica crueldad de los fascistas, no sólo enemigos nuestros sino vuestros, queremos denunciar ante vosotros, haceros testimonio de los últimos acontecimientos, asesinatos incalificables, que lleva a cabo, consecuentemente con su ideología, el enemigo.

No se trata de lamentarnos en nombre de nuestro pueblo en armas, de nuestros heoricos milicianos, de los horrores de la guerra. Nuestros combatientes, con los dientes apretados, resisten silenciosamente y, con su gesto, son ya una exigencia de responsabilidades históricas a todos aquellos que, estando obligados a mantener una conducta, la eluden ahora cobardemente. No, no nos quejamos de nada cuanto ocurre en los frentes de combate; entre otras razones, porque en los frentes de combate, nuestro indudable triunfo final dirá claramente que no era necesaria la queja.

Pero queremos haceros saber, para que nuestra palabra a su vez se proclame por todos los rincones del mundo, lo que lucha, la calidad humana que lucha a cada uno de los lados que hoy se enfrentan en España. Queremos haceros saber en qué se emplean las bombas incendiarias meticulosamente preparadas en los laboratorios alemanes. Y os decimos: todos los días arden manzanas enteras de casas madrileñas. Todos los días, en las colas que forman las mujeres de las barriadas obreras para coger su pan, su carbón, su leche, etc., los expertos aviadores alemanes e italianos pueden apuntarse nuevas victorias, ya que no alcanzadas en combate con nuestros aviones heroicos, que rehuyen, a costa de las vidas de esas mujeres, de esos niños. De esas mujeres y de esos niños que son hoy los únicos habitantes de esas barriadas obreras, pobres, ya que todos los hombres útiles se hallan en los frentes, y que parecen constituir objetivo especial de la aviación extranjera al servicio de la traición.

Os decimos el espectáculo siniestro de las noches en llamas, cruzadas por lívidas caras de ancianos y mujeres tratando puerilmente de salvar su jergón miserable, sus amarillos retratos familiares, para tener que llevarlos bajo los arcos umbríos de las bóvedas, a la humedad entumecida y harapienta de multitudes cobijadas, hacinadas terriblemente en los sótanos. Os hablamos de las caravanas coléricas de mujeres despeinadas que pueblan, en la madrugada madrileña, las calles y las plazas, trasladando sus pobres objetos queridos sin una queja, sin un llanto, sino con un murmullo de insulto a los traidores, con un rumor de maldición a los canallas.

Os hablamos del Palacio de Liria que fue del Duque de Alba, ayer cuidadosamente custodiado por las milicias del Partido Comunista, con sus cuadros valiosos en los sótanos, y esta noche pasada en llamas. Os hablamos del resentido despechado señorito que ha debido ordenar su incendio con el mismo gesto plebeyo y chabacano del tradicional "mía o de nadie". Os hablamos de la trayectoria significativa, en línea recta, de una serie de bombas que comienza unas casas más arriba del hotel Savoy y termina, dejando un hueco casual y de seguro lamento en el Museo del Prado, en la Iglesia de los Jerónimos. Os hablamos del boquete alemán que una bomba de doscientos kilos ha dejado unos metros antes del Museo del Prado, rompiendo sus cristales.

La prensa de Burgos aún habla de provocación roja: de los incendios provocados en Madrid por los rojos para utilizarlo a su favor. No importa, nadie lo cree. Nadie que no ignore, en absoluto, intencionadamente, la serena condición de nuestros heroicos milicianos que cuidadosamente ayudan a trasladar mujeres y niños con el mismo respeto cariñoso con que salvan un cuadro o un libro importante que se los encomiende, puede creerlo. La verdad está con nosotros y no puede ser falseada. Está con nosotros y nadie puede dudar de ella porque al margen de toda propaganda, sinceramente, de corazón a corazón, como hablan los hombres en los momentos graves, os la decimos nosotros que somos poetas, escritores, artistas, y tenemos un alto sentido de nuestro oficio que se halla por encima de la propaganda, de la mentira útil, de la mentira jesuítica. Os la decimos nosotros los poetas, escritores y artistas, antes que nada y que por serlo no estamos sino al servicio del hombre, de lo más alto y noble del hombre, por encima de los partidos y de la propaganda interesada.

Creedla. Tenéis que creer en nuestra palabra si no habéis perdido vuestro corazón.

Pero no equivocaros. Tened muy en cuenta que esto, todo esto, no significa lamentación jeremíaca sino enardecido y colérico anuncio de nuestro triunfo decisivo y final. Nuestras palabras no respiran otra atmósfera que la de nuestro pueblo y, cómo éste, no hacemos otra cosa que dirigirnos a la conciencia, a lo más profundo de vuestra conciencia, hombres honrados del mundo, para que vuestra airada protesta palpite entre vuestro corazón con la misma fuerza que el nuestro.

José Bergamín, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Miguel Prieto, Antonio Rodríguez Luna, Alberto Sánchez, Manuel Sánchez Arcas, Eugenio Imaz, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández, Rodolfo Halfter, Bacarisse, Gabriel García Maroto, Vicente Salas Viu, Rafael Dieste, Arturo Souto, Antonio Aparicio, León Felipe, María Teresa León, Rafael Alberti, Felipe Camarero, Emilio Prados, Arturo Serrano Plaja, Antonio Machado, Ramón Menéndez Pidal, Pío del Río Hortega, Adolfo Salazar.

Alianza de Intelectuales Antifascistas

El Sol. Madrid, 19 de noviembre de 1936.

martes, 2 de noviembre de 2010

Aquí los bancos no quiebran, por Ignacio Escolar, hoy en "Público"

…porque en España quiebran las personas. En el mundo civilizado, si una familia deja de pagar la hipoteca, el banco se queda con la casa y la familia se queda en la calle; punto y final. Es cruel, pero al menos no es sádico. En España, si una familia no puede pagar, el banco la desahucia y es entonces cuando realmente empiezan los problemas. La casa se va, pero la deuda permanece. El banco malvende el piso a través de una oscura subasta, donde varias mafias se reparten las tajadas, y después reclama al hipotecado lo que falte por pagar tras la venta. A esa resta entre el precio del piso en plena burbuja y el saldo de una subasta hay que sumar los intereses del crédito, los intereses de penalización, los costes judiciales y las minutas de los abogados.

El resultado suele ser atroz. Como la historia de Jaime Abelardo, que publicó hace unos días The New York Times (pincha en el primer resultado de la búsqueda): un ecuatoriano residente en Barcelona que se hipotecó para comprar un piso de 220.000 euros y ahora debe 260.000; por supuesto, también ha perdido el piso. Su pesadilla no es anecdótica. Según un reciente informe de la Unión de Consumidores de Catalunya y la Asociación de Usuarios de Cajas y Seguros de Catalunya, más de doscientas mil familias en España cayeron en esta trituradora entre 2007 y 2009; nadie sabe aún cuántas van este año, aunque otros informes dicen que hay 1,4 millones de ciudadanos al borde de la bancarrota personal.

¿La razón de este dislate? Que en este país en retroceso que presume de dos de los bancos más grandes del planeta, la draconiana ley hipotecaria ordena que incluso esos préstamos estén respaldados como si fuesen créditos personales, por todo el patrimonio presente y futuro, por medio de un procedimiento donde todas las garantías están del lado del que siempre gana, de la banca. En el mundo civilizado, son las casas las que se hipotecan. En España, hipotecamos a las personas.

jueves, 28 de octubre de 2010

"Ni nos domaron, ni nos doblaron ni nos van a domesticar"


O todos o ninguno
Esclavo, ¿quién te liberará?
Los que están en la sima más honda
te verán, compañero,
tus gritos oirán.
Los esclavos te liberarán.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Hambriento, ¿quién te alimentará?
Si tú quieres pan, ven con nosotros,
los que no lo tenemos.
Déjanos enseñarte el camino.
Los hambrientos te alimentarán.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Vencido, ¿quién te puede vengar?
Tú que padeces heridas,
únete a los heridos.
Nosotros, compañero, aunque débiles,
nosotros te podemos vengar.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Hombre perdido, ¿quién se arriesgará?
Aquel que ya no pueda soportar
su miseria, que se una a los que luchan
porque su día sea el de hoy
y no algún día que ha de llegar.
O todos o ninguno. O todo o nada.
Uno sólo no puede salvarse.
O los fusiles o las cadenas.
O todos o ninguno. O todo o nada.

Bertolt Brecht

"No dan respiro señores, no dan respiro", por Pepe Rubianes

"No dan respiro señores, no dan respiro. La España charanguera y de gomina, de rubias ceñidas y escupitajo, inculta y reaccionaria que desprecia cuanto ignora que es casi todo. La España nueva rica y hortera culturalmente miserable, inconsciente, cavernícola y fascista; amiga del pedo, el grito y el gargajo que no cesa en sus exabruptos contra Cataluña y su estatuto como antes lo hicieron contra el archivo de Salamanca, ¿recuerdan?. Documentos robados, que conste, y que tienen que devolver a sus dueños como corresponde.

Esa España negra seguirá practicando el infundio y la agresión con tal de vilipendiar a esta nación, que lo es, por mucho que ellos no quieran. Si no consta en la Constitución lo de nación hay que cambiar la constitución porque está mal redactada. Ahí están los mamporreros perfumados aliados a los novios de la muerte, esa iglesia ultramontana y patética cargada de odio por todo lo que es vida; esparciendo mentiras, enfrentamientos, amenazas y blasfemias porque esa es la base de su telaraña mental. Irán al infierno por mucho que recen.

Ahí están jaleadas por la verruga bigotuda, ese Martín Heidegger de Quintanilla de Onésimo Redondo, conocido demócrata creador de la central de pensamiento de las FAES y de las JONS. La verruga que el pueblo español echó de su cargo por falsario lameculos, humillante y babeante del poderoso americano que nos llevó al desastre de Atocha; casi 200 muertos y miles de heridos por su rastrerismo y prepotencia patética. Ahí está repartiendo su "catalán enano habla castellano", mintiendo nuevamente sin ningún tipo de escrúpulo, porque nos ha tomado a todos por idiotas, porque la idiotez es la base y esencia de su pensamiento. En fin, que todos juntos vayan a cagar a la playa que la mierda se las comerán las gaviotas a las que han cogido como símbolo. Pobres bestias"

Pepe Rubianes

sábado, 23 de octubre de 2010

martes, 19 de octubre de 2010

"Mario Vargas Llosa, ¿defensor de los derechos humanos y de la libertad?", por Vicenç Navarro

Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 18 de octubre de 2010

Una característica de gran número de políticos, periodistas o escritores que dicen promover la defensa de los derechos humanos en Latinoamérica y otros continentes es su selectiva interpretación de lo que son los derechos humanos. Sus preocupaciones se centran exclusivamente en los derechos humanos de los disidentes en países con gobiernos con los que tales supuestos defensores de los derechos humanos están en desacuerdo. Con ello, están utilizando el noble concepto de derechos humanos para sus intereses políticos. Un ejemplo de ello es el recientemente galardonado Premio Nóbel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Tal autor ha estado utilizando la causa de los derechos humanos para agredir verbalmente a los gobiernos venezolano, boliviano, ecuatoriano, cubano, argentino, brasileño, entre otros, todos ellos gobernados por partidos de izquierda o centro izquierda. Me parece muy bien, e incluso loable, que se critiquen comportamientos represores de los derechos civiles de los ciudadanos de aquellos países cuando ello ocurra. Pero lo que es denunciable es la enorme selectividad y sesgo en tales denuncias. Vargas Llosa raramente incluye entre sus críticas a gobiernos conservadores y neoliberales. El asesinato de más de 2.000 personas falsamente acusadas de terroristas por las fuerzas armadas del gobierno Uribe en Colombia, y la brutal represión que está existiendo en Honduras, nunca ha sido sujeto de crítica por parte de tal autor. La violencia que ocurre en Venezuela sí que ha sido criticada. La que tiene lugar en Colombia (el país del mundo donde se asesinan más sindicalistas) nunca ha sido criticada. Y así un largo etcétera. Su sensibilidad hacia los derechos humanos ha tenido siempre una coloración política, definitiva y clara. Ha estado siempre puesta a disposición de una sensibilidad política, reproduciendo la guerra fría. Este sesgo claramente político conlleva, pues, una interpretación muy reduccionista de lo que son derechos humanos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas en 1948, incluye como tales, no sólo los derechos políticos y civiles (los derechos derivados de la libertad de organización y de opinión), sino también los derechos económicos y sociales, tales como el derecho al trabajo, a un salario justo, a la salud y a la educación y a la seguridad social que, en gran manera condicionan la existencia, a su vez, de los derechos políticos y civiles. En realidad, es difícil hablar de los segundos independientemente de los primeros. Y un ejemplo de ello es EEUU, donde la enorme concentración de las rentas y de la propiedad dificulta enormemente la expresión democrática, pues tanto los medios de comunicación como los órganos representativos están claramente controlados (los medios) e influenciados (el Congreso Estadounidense) por los grupos económicos, enormemente poderosos, que limitan tales derechos. El Presidente Obama de EEUU ha alertado, con razón, de las enormes limitaciones que comporta para la democracia de aquel país la enorme influencia que los lobbies económicos y financieros tienen sobre las instituciones representativas estadounidenses y sus derechos políticos y sociales.

La evidencia existente y documentada en la literatura científica muestra claramente que la enorme concentración de la riqueza económica dificulta el desarrollo de la democracia pues, en cualquier país, poder económico se traduce en poder político. Esta traducción se hace a través (entre otros instrumentos) de los medios de información y persuasión que, controlados por tales grupos, configuran los parámetros dentro de los cuales tiene lugar el supuesto debate y competitividad política. No es, pues, de extrañar que todos los gobiernos de centro izquierda e izquierda en aquellos países latinoamericanos tengan enfrentamientos con los poderes mediáticos en sus intentos de diversificar las ofertas mediáticas muy limitadas y reducidas existentes en aquellos países. La supuesta “defensa de la libertad de expresión” es, en realidad, en muchos de aquellos países la defensa de monopolios mediáticos e informativos que dificultan enormemente la expresión y desarrollo democrático.

Presentarse, pues, como defensores de los derechos humanos, sin nunca referirse a los derechos económicos y sociales es un sesgo que refleja una enorme insensibilidad hacia el hecho evidente de que los derechos políticos están claramente determinados por los derechos económicos y sociales. Y los países de Latinoamérica son un claro ejemplo de esta realidad. Aquel continente se caracteriza por tener las desigualdades de riqueza más acentuadas del mundo, lo cual explica la escasez de sistemas democráticos en la historia de aquel continente y las enormes limitaciones de tales sistemas. Ni que decir tiene que en aquellos países donde hay democracia, existe competitividad política, pero tal competitividad está tan desequilibrada, con gran escasez de recursos para las opciones de izquierdas frente al gran apoyo de bloques económicos y mediáticos de las derechas, que tal competitividad toma lugar predominantemente entre partidos de derechas (conservadores versus liberales) con escaso espacio democrático para las izquierdas. Las últimas elecciones en Colombia son un reflejo de ello.

De ahí se deriva que la expresión libertad tiene significados muy distintos según el grupo y la clase social que la utiliza. Como bien dijo el Presidente Abraham Lincoln de EE.UU., “En teoría todos declaran su amor a la libertad. Pero la libertad de la clase de propietarios no es la misma que la libertad de los que trabajan para los propietarios. Y las instituciones del estado favorecen sistemáticamente el entendimiento que de la libertad tienen los primeros a costa de los segundos”. Esto ocurre no sólo en América Latina, sino en la mayoría de países incluyendo EEUU. Como dijo recientemente Richard Trumka, el Secretario General de los Sindicatos estadounidenses (AFL-CIO), “Si un trabajador al salir de una fábrica conduce su coche con imprudencia y atropella al dueño de la fábrica, es probable que pierda el carnet de conducir y vaya a la cárcel, además de pagar una elevada multa. Pero si el dueño de la fábrica daña la salud de sus 500 trabajadores por utilización imprudente de productos nocivos, casi nunca perderá su licencia de dirigir la empresa, y nunca le enviarán a la cárcel. Y es probable que, incluso, no reciba una multa”. Dentro de este marco, ¿de qué derechos humanos y de que libertad habla Mario Vargas Llosa? Es importante y necesario que se denuncien las violaciones de los derechos humanos y la reducción de la libertad donde ello ocurra. Pero esta denuncia pierde credibilidad cuando se expresa selectivamente en contra de ciertos estados y cuando se escogen unos derechos a costa de otros tan o más importantes que los que Mario Vargas Llosa escoge como motivo de su atención.

Comentarios sobre el artículo de Javier Cercas, laudatorio de Mario Vargas Llosa
Una última observación. Escribí este artículo que el lector acaba de leer el pasado viernes. Siempre lo escribo el viernes para que mi columna aparezca el lunes. Pero al leer el artículo de Javier Cercas sobre Mario Vargas Llosa, escrito ayer, domingo día 17 de octubre, titulado “La Izquierda y Vargas Llosa”, me siento en la necesidad de comentarlo, pues su tono, predeciblemente halagador de Mario Vargas Llosa, va acompañado de una serie de observaciones, algunas insultantes, sobre las izquierdas, que merecen una respuesta.

Pero primero analicemos los halagos. Cercas repite el aplauso a Vargas Llosa por “nadar contra corriente”. Tal frase parece indicar que sus ideas han sido siempre contrarias a las estructuras de poder político y mediático en América Latina y en el mundo, lo cual es fácilmente demostrable que no ha sido el caso. Antes al contrario, Mario Vargas Llosa ha sido el portavoz del neoliberalismo que ha sido la ideología y el proyecto promovido por las estructuras del poder en América Latina y EEUU durante los últimos treinta años. Sólo hace unos pocos años que gobiernos de izquierda han roto con tal ideología. Las amplias cajas de resonancia que Mario Vargas Llosa tiene en aquellos continentes se deben a su continua hostilidad a estos gobiernos de izquierda, no a las fuerzas político-económico- intelectuales dominantes en ellos.

En el mismo tono laudatorio poco creíble, Cercas añade que Vargas en defensa de los derechos humanos nunca se ha servido de ellos. ¿Cómo explica Cercas, la selectividad en su defensa de los derechos humanos, que excluye a aquéllos próximos a él por su ideología? Igual de errónea es su aseveración de que Mario Vargas Llosa siempre separa –según Cercas- la crítica de las ideas de las críticas a las personas, añadiendo que “Vargas Llosa nunca considera que un hombre equivocado es un hombre inmoral”. Tengo que admitir que tuve que leer esta frase dos veces. Le aconsejo a Cercas que lea los artículos y escrito de Vargas Llosa sobre Chávez, sobre Evo Morales y sobre Fidel Castro. Inmoral es el término más amable que Vargas Llosa utiliza para definirlos. Uno puede estar en desacuerdo con las políticas e incluso con las personas a las que Mario Vargas Llosa critica, pero debiera haber límites en cuanto a la manera que esta crítica se expresa, límites que Vargas Llosa y otros pensadores neoliberales han traspasado con creces.

Por último, Cercas, no sólo alaba acríticamente a Vargas Llosa, sino que de una manera condescendiente aconseja a las izquierdas que aprendan de Vargas Llosa e incorporen en su ideario elementos de su filosofía. No sé a que izquierdas se está refiriendo Cercas, pues tanto en Latinoamérica como en Europa hay una gran diversidad de izquierdas. Pero si las izquierdas gobernantes en Europa están en profunda crisis, se debe precisamente a haber ignorado –como Vargas Llosa ha hecho siempre- que los determinantes de los derechos civiles y políticos son –tal como he indicado en este artículo- los derechos básicos económicos, laborales y sociales. Este olvido ha facilitado su transformación en partidos socioliberales que han causado su ruina electoral. Al revés que lo que sugiere Cercas, le aconsejo a las izquierdas que estén tan lejos como sea posible del neoliberalismo, eliminando sus valores dentro de sus proyectos políticos.

http://www.vnavarro.org/?p=4811

jueves, 14 de octubre de 2010

Joan Sutherland o el arte de la prima donna (In Memoriam)



Joan Sutherland o el arte de la prima donna, por Luis Suñén *
(A la muerte de J. S.)

Joan Sutherland ha sido, sin duda de ninguna clase, una de las grandes cantantes de la historia. A veces se dicen esas cosas con ánimo, valga decir, eufórico, cuando alguien muere y todo se exagera y todo se perdona. En el caso de La Stupenda, como se le llamaba en la profesión, su importancia fue absolutamente decisiva para recuperar adecuadamente un repertorio –el último barroco y el primer romanticismo, eso que llamamos bel canto- y para darle definitivamente carta de naturaleza en los escenarios y las grabaciones discográficas. Su disco The Art of the Prima Donna, aparecido en 1961 fue, en ese aspecto, toda una revelación. En parte, la evidencia de que la genialidad escénica de la Callas tenía una continuidad en la investigación canora de la Sutherland pero también por la evidencia de que algo cambiaba en el mundo del canto, en las relaciones entre el presente y el pasado.

La soprano australiana –nacida en Sidney el 7 de noviembre de 1926 y muerta el pasado domingo en Ginebra– tuvo, además, desde el principio, dos apoyos esenciales: su marido, el director de orquesta Richard Bonynge, y su casa de discos, la entonces omnipresente y omnipotente Decca. Marido y discográfica trabajaron para ella con fervor y devoción, con una entrega a la que La Stupenda respondió dándonos grabaciones ejemplares de Donizetti y Bellini pero también de Händel –su Alcina con Teresa Berganza es absolutamente memorable.

Estaba hecha de la misma materia que las que acuñaron en su momento ese repertorio que ocupa pocos años de la lírica entre barroca y romántica pero que marca la vida de los aficionados a la ópera, y aunque no hayamos escuchado a la Grissi o la Malibran sabemos, por la pura intuición del gen compartido por los aficionados de todos los tiempos, que Sutherland les acompaña en el Olimpo de las divas. No fue una gran actriz sino más bien inexpresiva, y no digamos cuando su compañero de reparto era Luciano Pavarotti, con quien trabajó frecuentemente. Pero el encuentro era el de dos voces solares, luminosas, olímpicas. Le fallaba también la pronunciación, la claridad prosódica –como a Montserrat Caballé- pero eso se suplía con una técnica prodigiosa que hacía olvidar que las palabras quedaran a veces un poco por el camino.

Fue, tras la Callas, la soprano mejor tratada por la discografía, no quedándole por grabar ninguno de los papeles que amaba y que le convenían más. Amina, Norma, Lucia están ahí pero también esos otros menos obvios pero igualmente deslumbrantes y hasta inteligentemente asumidos como los de Händel o Mozart –Alcina o Doña Ana. Con Sutherland muere una de las grandes de toda la vida, una figura ligada a la vida de cualquier aficionado peine canas o todavía no. Una cantante a la que quizá le faltó el punto expresivo decisivo para emocionar completamente pero que hizo por el canto lo que muy pocas. Desde luego, entregarse a él, descubrirlo en función de sus características vocales –con la ayuda impagable de un marido inteligente– y devolverlo en forma de obra de arte.

(*) Luis Suñén es escritor y editor.


http://www.cuartopoder.es/invitados/joan-sutherland-o-el-arte-de-la-prima-donna/570

Jubilación a los 67 años y paro juvenil

sábado, 2 de octubre de 2010

"Protestar para sobrevivir", por el maestro Josep Fontana, en Público

JOSEP FONTANA, 30 de septiembre de 2010

En los tiempos en que Margaret Thatcher se enfrentaba al movimiento antinuclear, lanzó una campaña de propaganda con el lema Protect and Survive (Protégete y sobrevive), en el que se decían cosas como “este folleto te explica cómo asegurar tu casa y tu familia contra un ataque nuclear”. Los dirigentes del movimiento contraatacaron transformándolo en Protest and Survive (Protesta y sobrevive), que se convirtió en uno de los grandes lemas de las campañas por la paz y el desarme.

Treinta años después volvemos a estar en una situación parecida, ante una amenaza distinta, pero no menos grave, que pone en peligro nuestra subsistencia y nuestro bienestar. La catástrofe económica de 2008 se produjo al término de 30 años de un proceso creciente de desigualdad que hizo posible que los beneficios de las empresas alcanzaran máximos en 2004. “El otro lado de la cuestión –afirmaba The Economist– es que la parte del trabajo nunca ha sido más baja (…). En los últimos tres años los beneficios empresariales han aumentado en Estados Unidos en un 60%; los ingresos salariales sólo un 10%”. Según cálculos del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, la media de los ingresos de los hogares norteamericanos cayó un 4% entre 2000 y 2008, durante unos años de crecimiento económico.

En mayo de 2009, cuando la catástrofe se había traducido ya en empobrecimiento y paro, un documento firmado por 40 economistas –entre ellos los premios Nobel Kenneth Arrow y Robert Solow– analizaba las consecuencias de lo que Paul Krugman ha llamado la época de “la gran divergencia”, y declaraba: “En ese tiempo, prácticamente todo el crecimiento económico de la nación fue a parar a un reducido número de norteamericanos ricos. Una de las razones de peso que explican este paso que va de una prosperidad ampliamente compartida a una creciente desigualdad es la erosión de la capacidad de los trabajadores para organizarse sindicalmente y negociar colectivamente”.

Parecería lógico que la conclusión a que se hubiera llegado a partir de estos datos fuese la de que había que reformar el sistema para hacerlo más equitativo, con el fin de aumentar la demanda y recuperar el potencial de trabajo que la crisis dejaba fuera de uso. Lejos de ello, los beneficiarios de este reparto desigual se están valiendo del potencial que les otorga el hecho de ser los dueños de los medios de información de masas para practicar un lavado colectivo de cerebro cuya finalidad es convencernos de que los males no se deben a sus errores de gestión y a su codicia, sino a que los gobiernos han gastado demasiado en servicios sociales. Su remedio consiste en dejar intactos los mecanismos que aseguran su enriquecimiento, equilibrar los presupuestos estatales disminuyendo el gasto en educación, sanidad o pensiones, y convencer a la inmensa mayoría de los perjudicados para que se resignen a un futuro con altas tasas de paro y un descenso de sus niveles de vida. Como ha dicho Mark Weisbrot: “Los medios de difusión de masas son, en el siglo XXI, una de las fuerzas más poderosas que bloquean el progreso económico y social. A ellos se debe que decenas de millones de norteamericanos estén convencidos de que los déficits del presupuesto son más importantes que las vidas arruinadas por el paro”.

Más grave resulta aún la complicidad de los gobiernos, que aceptan la situación y se limitan a aplicar medidas cosméticas inofensivas para apaciguar al público. Los mecanismos de formación de opinión que maneja la derecha representan una amenaza que no se atreven a desafiar. En Estados Unidos, donde los medios de Murdoch dirigen el ataque, un personaje tan turbio como Dinesh D’Souza ha publicado en Forbes un artículo, “Cómo piensa Obama”, en que nos desvela el misterio de la política del actual presidente de Estados Unidos: lo que Obama se propone, con medidas como la de ofrecer atención médica a unos 50 millones de norteamericanos que carecen de ella, es seguir las ideas antiimperialistas de su padre, que era un keniata de la tribu luo, con el fin de destruir Estados Unidos.

Más seria aún es la amenaza que representa el populismo ultraconservador del Tea Party, ese aquelarre que Will Bunch ha retratado en The Backlash, que está sostenido y financiado por un grupo de billonarios empeñados no sólo en conservar los privilegios fiscales alcanzados con Bush, sino en avanzar hacia la destrucción de lo poco que queda del Estado del bienestar.

Entre sus patrocinadores principales están los hermanos Charles y David Koch –dos de los hombres más ricos de Estados Unidos, propietarios de industrias altamente contaminantes–, quienes, a través de Americans for Prosperity, financian toda una serie de grupos que combaten la reforma sanitaria, los sindicatos, las medidas para prevenir el cambio climático, etc. Para entender cuál es el mundo que aspiran a crear, baste recordar que en 1980 David Koch se presentó a las elecciones por el Libertarian Party con un programa que proponía la supresión de la Seguridad Social, del FBI, de la CIA, del Departamento de Energía y de las escuelas públicas, entre otras instituciones del Estado.

Este es el futuro con el que nos amenaza la derecha y del que una socialdemocracia en quiebra no es capaz de defendernos. Si aspiramos a sobrevivir, sólo nos queda volver a organizarnos para protestar.

Josep Fontana es historiador.