3 Diciembre 2010
por Carlos Martínez – Presidente de ATTAC España
Hace unas semanas comenzaron a sonar las alarmas. Primero el grupo de economistas neoliberales y empleados de bancos o en su nómina de fundaciones y colaboradores habituales, conocido como “Los Cien”, trataba de convencer acerca de la necesidad de rebajar y retrasar el derecho a una pensión digna y a la edad actualmente establecida, con argumentos burdos y nada científicos (como Juan Torres y Vicenç Navarro dejan al descubierto en un escrito publicado por ATTAC y ubicado en su página Web en un PDF). Inmediatamente tras ellos salió el presidente del Banco de ¿España? Miguel Ángel Fernández Ordóñez, dándoles la razón y exigiendo más contundencia en las “reformas”.
Tras esta reflexión ultraliberal, un grupo de empresarios se reunía con el rey que, según la Constitución, representa al Reino, pero no gobierna, para exponerle la necesidad de “cambiar y reformar profundamente todo el Estado”. Es decir, para limitar y reducir a lo justo el “estado del bienestar” y criticar a unos políticos muy poco preparados y corruptos, incapaces de implementar las necesarias “reformas”. Este grupo de presión e influencia, escondido tras la Fundación Everis, presenta un escrito que no tiene desperdicio. El documento, si bien mantiene un lenguaje positivo, educado y nada novedoso en sus afirmaciones desde el punto de vista neoliberal, hay que leerlo entre líneas y fijándose en sus detalles, para captar su profundidad y la profundidad real de sus ataques al bienestar.
Luego, el Estado Español, cual si todo estuviera coordinado, -y, no lo duden, lo está-, comienza a recibir con renovada energía ataques especulativos internacionales durísimos.
Tras esto, el Presidente del Gobierno, en lugar de desautorizar y denunciar la reunión del monarca tomando parte por las grandes empresas y poderes fácticos económicos, se reúne de urgencia con 40 banqueros, empresarios y empresarias de grandes conglomerados (en conclusión, la oligarquía de la banca, el ladrillo y el turismo que controla la economía del Reino de España), para escucharlos y tratar de orientar la situación ante la gravísima crisis del capitalismo europeo que de forma brutal afecta entre otros a nuestro estado.
El Gobierno pone nuevamente la zorra a guardar las gallinas, y los culpables del paro, la recesión y el empobrecimiento, son llamados a remediarlo.
El rey, grandes empresas y bancos, dan una receta simple y sencilla: menos impuestos, más privatizaciones para hacer negocio con los bienes públicos, más facilidades para despedir y precarizar aún más el mercado del trabajo, pues ya no se habla del constitucional derecho al trabajo y, por supuesto, endurecimiento del derecho a percibir pensiones y prestaciones.
A esto se le suman las exigencias de sistemas educativos más elitistas y exclusivos y, eso si, Formación Profesional para las clases populares. En el informe de Everis presentado al Borbón se redefine incluso al ciudadano, y por supuesto al estado del bienestar. Se alaba inmerecidamente al sistema financiero español, y se habla bien del positivo crecimiento que se dio hasta 2006 en España -es decir, los años más negros del casino económico y la burbuja inmobiliaria que han reventado tras la crisis financiera de 2008, creando paro y desconfianza, además de quiebras e inseguridad vital a millones de personas-.
Atención
El Golpe se ha consolidado, y pronto, si no lo remediamos, se comprobará y sufrirá. Las ciudadanas y los ciudadanos seremos llamados a sufragar aún más las deudas de los capitalistas, las quiebras de los bancos y todo a nuestra costa.
Estamos perplejos y desorientados ¿Qué hacer? La izquierda social amplia y que no ha renunciado a los principios, debe llamar a la movilización, pero también a la elaboración de alternativas.
ATTAC, humildemente, tiene responsabilidades ya. Pero los Sindicatos de clase, en especial CC.OO y UGT, las tienen mucho mayores, pues son las organizaciones más potentes de la izquierda y cuentan con el respaldo de muchas y muchos trabajadores a los que no pueden fallar, aunque igualmente deben velar por su propia supervivencia, que está amenazada. Además, los sindicatos llamados mayoritarios deben entender que el problema ya no es que venga el PP, pues en este golpe de estado neoliberal, la “gran coalición” se ha forzado y existe de facto. De hecho, han tomado las riendas directamente bancos y grupos empresariales. Hoy Florentino Pérez, Botín etc. etc. tienen mando en plaza.
Alternativas desde la sociedad consciente
Es, pues, urgente ponerse ya manos a la obra. Salir a la calle masivamente el 18 de diciembre. Convocar una Asamblea Ciudadana Antineoliberal, que está en fase de preparación. Exigir una Huelga General Europea, lo antes posible. Una respuesta imprescindible estos días con acciones simbólicas.
Pero igualmente reclamar una auditoria de la deuda. La famosa deuda: de dónde viene, quién la ha contraído, y cuánto de ella se debe a desmanes empresariales, al cemento y a bancos y cajas. Pero igualmente cuánta de ella la han generado pensionistas, paradas y parados, y las prestaciones sociales, la sanidad pública etc., no sea que nos llevemos la gran sorpresa -que sabemos no se producirá-, pues la mayor parte de la socorrida deuda es privada.
Tras esto, nacionalizar las cajas de ahorros y constituir la Banca Pública. Ni una privatización y más gasto social.
Para sufragar gastos, son más que urgentes ya imponer impuestos sobre los movimientos especulativos de capital, bancos y grandes fortunas y suprimir los paraísos fiscales.
Exigir que el Banco Central Europeo y los bancos centrales dejen de servir exclusivamente a los intereses privados y pasen a tener control político.
Cese de la extorsión a las viviendas de hipotecados e hipotecadas con impagos por haberse quedado en paro y/o en riesgo de exclusión social y pobreza.
Estamos en una emergencia social y, por tanto, se necesitan soluciones de emergencia, porque todas y todos podemos “tirar del carro”, pero para el bien común y el reparto y no para que los ricos se hagan más ricos, los mercados nos avasallen y los bancos, una vez recuperen sus pérdidas, sigan enriqueciéndose a costa de todos. No se trata de salvar el capitalismo. No se trata de tranquilizar y enriquecer a los mercados, se trata de salvar a las personas y que estas puedan ser felices y pasar del consumo desaforado vía endeudamiento al buen vivir, a vivir con dignidad.
Trabajo de todos y todas, no para re-enriquecer a los poderosos, así como que estos rindan cuentas… y luego ya veremos.