martes, 26 de abril de 2011

LAS RAÍCES DEL TERROR, por Ángel Viñas

Reseña de “El Holocausto español”, de Paul Preston
ÁNGEL VIÑAS El País, 23/04/2011


Este es un libro cuya aparición se aguardaba con expectación, al menos en el medio universitario y entre la amplia grey de investigadores que desde hace años han ido poniendo al descubierto las dimensiones cualitativas y cuantitativas de la violencia en la Guerra Civil y en la posguerra. En mi opinión, supera las expectativas.

No debería sorprender. Se deben a Preston obras fundamentales. Está profundamente familiarizado con la historiografía española desde hace muchos años, lo cual rezuma en esta obra por los cuatro costados. Desde su atalaya del Centro Cañada Blanc sobre la España contemporánea en la London School of Economics sigue al día sus altos y sus bajos. Ha creado el más importante plantel de historiadores sobre España que existe en el extranjero.

El presente libro resume toda una vida. Lo hace desde una perspectiva particular y de síntesis de una inmensa bibliografía pero en la que inserta su profundo conocimiento de la evolución española. Impresiona por su penetración analítica, juicios de valor y fundamentación empírica de un tema que no es agradable. En la España del siglo XXI para muchos, inimaginable.

La obra disgustará a numerosos descendientes del pacto de sangre que militares felones cerraron con sus bases sociales, ya fuese en la clase alta (particularmente en Andalucía, Extremadura, Salamanca y Rioja, es decir, la oligarquía agraria) o con sus adláteres en las clases media y de servicio. Menos aún a quienes crecieron en los loores a una cohorte de guerreros sanguinarios contra su propio pueblo y que constituyeron la espina dorsal del Ejército y de la Guardia Civil de Franco. Tampoco a una jerarquía católica neointegrista que a veces recuerda la de los años treinta, con su incapacidad por separarse de las eternas verdades de Trento. Crispará a historiadores neofranquistas y a algún que otro reputado autor norteamericano. Inevitablemente desagradará a los residuos de los ensueños revolucionarios ya sean anarcosindicalistas, poumistas o comunistas, porque Preston dedica una buena parte a la violencia que, desde abajo, manchó para siempre los estandartes y el honor de los partidos y organizaciones obreros. Unos más que otros. Con los responsables identificados.

Agradará, eso sí, a quienes ven en el pasado una de las claves para comprender el presente. En el LXXV aniversario de la sublevación militar y civil encaja muy bien el que Preston haya profundizado en las raíces del terror, a saber, en las luchas sociales que puntearon el quinquenio 1931-1935, en la arrogancia de una clase incapaz de entender la necesidad del menor cambio y en el desprecio que un sector del Ejército y de los ricachones de la época sentían por la "escoria de la tierra", condenada a una vida en condiciones infrahumanas en espera, eso sí, de que el Señor les recompensara en la próxima.

El trato que Preston da a los manejos de la CEDA (confederación de las derechas) es antológico. Frente a las visiones reduccionistas de una historiografía marcada por el patético deseo de desvirtuar en todo lo posible las intenciones y logros de la conjunción reformista, en 1931 y 1936, la obra muestra cómo en aquel periodo se sentaron las bases para lo que después ocurriría. Ni Gil Robles, ni Lerroux ni personajes siniestros como Salazar Alonso salen bien parados. Mola y sus conmilitones (Queipo de Llano en particular) aparecen como lo que fueron: militares brutales, ignorantes y desbarrados con sus alucinaciones sobre el "peligro" comunista, judaico, masónico, ateo o liberal, bien nutridas por los camelos difundidos por personajes turbios como el padre Tusquets o el corrupto policía Carlavilla.

Me asalta una pregunta. ¿Hará algo la Iglesia católica por elevar si no a los altares al menos a una condición honorable a gente como los padres Santiago Lucas Aramendia, Antonio Bombín Hortelano, Andrés Ares Díaz o Jeromi Alomar Poquet? Todos ellos, y otros, masacrados por militares, carlistas o falangistas tras interceder a favor de condenados a muerte "por auxilio a la rebelión".

Frente a los negacionismos de pandereta que siguen aflorando en la España de nuestros días, y que remozan las "verdades" de la guerra y del franquismo como si no hubiera pasado el tiempo, el libro de Preston, que aparecerá en su versión original inglesa el próximo otoño, difundirá en todo el mundo los horrores made in Spain. Cualitativa y cuantitativamente mucho más brutales, permanentes y extensos en un régimen que, al incidir sobre su propio pueblo, no deja de recordar algo al estalinista con su afición a tergiversar el pasado. Bajo la mirada no intervencionista, eso sí, de las altaneras y orgullosas democracias occidentales.

Una obra, en definitiva, que ratifica la reputación del autor y que debiera ser de lectura obligada no solo para los interesados por nuestro pasado sino, y sobre todo, para los educadores de las generaciones futuras.



EL HOLOCAUSTO ESPAÑOL
de PAUL PRESTON
15.0x23.0 cm
Nº páginas: 768 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788483068526
Nº Edición:1ª
Año de edición:2011
Plaza edición: BARCELONA

lunes, 25 de abril de 2011

Fiesta 25 Aniversario de Izquierda Unida

Sábado 30 de abril de 2011 a las 12:00h

Inicio: 30/04/2011 12:00
Lugar: Plaza de las Vistillas. Madrid

El 30 de Abril celebramos el 25 aniversario de la fundación de Izquierda Unida con una fiesta que durará todo el día en Madrid:

Mañana

Debate público “los rostros de la crisis” con Cayo Lara
Comida Popular

Tarde- Noche

Debate: el futuro de la izquierda
Actuaciones:
José María Alfaya (cantautor superviviente)
Leo Basi (bufón)
Ismael Serrano (cantautor)
Ojalá (música popular)
Unión Habanera (música cubana actual)
Jean-Luc Godard Street Band (rockabilly protesta)
Chikos del Maiz (hip-hop de Valencia)

y + amigos y + sorpresas

19:30h Mitin con Cayo Lara
Vídeo 25 años de IU
Exposición de carteles, libros, espacio infantil...

Entrada libre
Precios anti-crisis

domingo, 24 de abril de 2011

martes, 19 de abril de 2011

Predicar dando trigo: Izquierda Unida y la Corrupción

Ante la imputación de Rodrigo Torrijos

Colectivo Prometeo, 10 de abril de 2011

El viernes 8 de Abril, Izquierda Unida presentó el documento “ Compromiso Ético por la Regeneración Democrática”. En él, teniendo como logotipo la huella de un dedo que simbolizaba la firma personal, intransferible y sin marcha atrás, la organización hace una acertada introducción de la actual situación política y , a continuación, desarrolla un Decálogo de propuestas que serán suscritas y aplicadas por todos sus candidatos en las próximas elecciones municipales y autonómicas del 22 de Mayo.

Un día antes, el jueves 7 se conoció que la jueza Mercedes Alaya, la misma del caso ERE, imputaba en un auto a Antonio Rodrigo Torrijos, candidato de IU a la alcaldía sevillana.

Los que hemos leído el documento presentado por la coalición de izquierdas y coincidimos plenamente con las ideas allí recogidas, pensábamos que la organización, según y como gestionase este inesperado varapalo, tenía ante sí una inmejorable oportunidad de dar una lección de ética y coherencia y demostrar a los andaluces y a la gente progresista y de izquierdas del Estado que no todos los partidos son iguales y que ante el hartazgo por la corrupción y el descrédito a la actuación política, Izquierda Unida podía , con la cabeza alta, levantar el banderín de enganche de la necesaria regeneración, de la transparencia que permita saltar el escalón de borrego sumiso y reivindicar la actuación ciudadana, colectiva y consciente, como única forma de superar la actual crisis económica, social, política y de perspectivas.

Desgraciadamente – ignoramos como terminará la función – los primeros pasos han arrojado un jarro de agua fría a cualquier ilusión pues en su comparecencia Rodrigo Torrijos anunció “ No dimito. Estoy convencido de mi inocencia”.

Y aquí pensamos que está el gran error. Torrijos no es un advenedizo en política. Peina en puestos de responsabilidad y como liberado, casi tantos trienios como canas, antes en Comisiones Obreras, ahora en Izquierda Unida. Y por eso debería ser la persona más adecuada para valorar la importancia simbólica de la coherencia, de aplicar a su persona el código ético que dice suscribir, sabedor de que esa postura no le quitaría ningún voto a la lista municipal de Sevilla ( allí los compañeros y compañeras sabrán explicar que se enfrentan a un souflé mal cocinado y la mejor manera de desinflarlo es pinchando), sino que, al contrario, le daría alas a Izquierda Unida en todo el Estado. Bastaría con anteponer los intereses del colectivo político a los particulares.

Por eso debe dimitir . Y ojo, dejando claro que se dimite no por ser culpable de nada, sino porque se milita en una organización política que tiene un nivel de exigencia ante la corrupción, falta de transparencia o sombras en la honestidad, a años luz de los partidos del Turno, llámense PP, PSOE o CiU.

Debe dimitir y a reglón seguido actuar políticamente y denunciar públicamente lo que todos sabemos :
- Que en España existe un poder judicial mayoritariamente conservador, – entrelazado por múltiples intereses con el político- que no se ha molestado en representar un mínimo papel de contrición por su connivencia con la dictadura franquista, lo que ha permitido actuar en democracia a los mismos que llenaron las cárceles desde el Tribunal de Orden Público o que entiendan en asuntos judiciales que afectan a la burocracia eclesiástica y sus privilegios personas que atufen a incienso o no disimulen su militancia en las organizaciones religiosas más integristas.
- Que el no haber realizado la reforma judicial se paga y por eso pueden darse actuaciones como las que ponen todas las trabas a quienes intentan recuperar la memoria histórica, sacando de las cunetas nombres o las que se han dado por ejemplo en el caso Garzón
- Que los medios de difusión, con dueños conocidos, desde hace tiempo hacen de “ barra brava” o hinchada fanática, jaleando los casos de posible corrupción que afecte a los “ del equipo contrario”, mientras levantan la alfombra para tapar el cieno y la marrullería de los propios.

Debe dimitir y si considera que la jueza ( de la que tiene una opinión“ que se reserva” ) no está actuando debidamente, denunciarla.

Debe dimitir porque sabe leer. Y el artículo 8 del Decálogo que comparte dice muy clarito:
“Asumir las responsabilidades políticas a que hubiere lugar en casos de corrupción, con dimisión cautelar de los cargos públicos y cargos de libre designación en caso de imputación y procesamiento por delitos de corrupción política o urbanística”

Debe dimitir para no dejar en papel mojado el Decálogo: la regulación por ley de los salarios de cargos públicos, la declaración de conflicto de intereses, la prohibición de regalos e invitaciones, la publicidad en los contratos públicos, el control, la transparencia...

Debe dimitir porque su olfato político le hará ver que se puede predicar con el ejemplo y que la Izquierda demanda hoy una raya que diga claro “ Esto no se puede consentir. No somos ni Eres, ni Liceo ni Gürtel. Si los demás están cómodos en la podredumbre, nosotros no”.

Debe dimitir porque si se considera inocente , las mejores bofetadas se dan sin manos. Y cuando todo se aclare poder volver sin la frente marchita, al contrario bien limpio y señalando con el dedo a quienes acusaron, decirles “¿ Y ahora tú que harás? “

martes, 12 de abril de 2011

"Los islandeses son unos irresponsables". Isaac Rosa, hoy en Público

“Se eligió la peor opción. Debemos hacer todo para evitar un caos político y económico a consecuencia del resultado.” -Johanna Sigurdardottir, primera ministra de Islandia-


Vamos a tener que tomar medidas más drásticas para hacer entrar en razón a los islandeses, que han vuelto a rechazar comerse las deudas de los bancos. Por ahora les amenazan con llevarlos a los tribunales, cerrarles la puerta de Europa y que Moody’s les rebaje el rating. Si aún así se resisten, habrá que mandar a la OTAN, porque otra cosa ya no se me ocurre para que actúen como ciudadanos responsables.

Es lo que pasa por dejar que la gente decida. Los de a pie somos por naturaleza irresponsables, porque a diferencia de la clase política no tenemos sentido de Estado. Por eso es mejor dejar las decisiones importantes en manos de los expertos o los gobernantes, siempre más responsables.

Algo parecido ha pasado en Eslovenia: el parlamento aprobó una reforma laboral, y la presión popular logró un referéndum. ¿Y qué creen que ha pasado? Pues que un 82% la ha rechazado. Y pronto votarán también la de pensiones.

¿Se imaginan que a los españoles nos consultasen sobre la reforma laboral, de pensiones o de las cajas? Por suerte somos un país serio, con una clase política responsable y con sentido de Estado, y leyes que dificultan convocar referéndums a tontas y a locas, porque lo más probable sería que nos equivocásemos y votásemos en contra de lo que los mayores, perdón, los dirigentes, saben que es mejor para nosotros.

No sabemos si en Islandia habrá un tercer referéndum, o acabará decidiendo el parlamento. Ya pasó con la constitución europea: en cuanto la rechazaron en Francia y Holanda, se desechó la idea de ratificarla en referéndum, y el nuevo tratado lo aprobaron por vía parlamentaria todos los países salvo Irlanda, donde hubo que votar dos veces para que no se equivocasen los ciudadanos.

Quienes no tienen ya estos problemas son los portugueses. Ellos no votarán sus planes de ajuste, y aunque elijan a sus gobernantes, tampoco éstos decidirán la política económica, por si no son lo bastante responsables. Hoy reciben la visita del FMI, el BCE y la Comisión, gente seria donde las haya, y que les dirán qué es lo que más les conviene.