martes, 3 de septiembre de 2013

"Los préstamos de Su Majestad", por Hugo Martínez Abarca


Los préstamos de Su Majestad

por Hugo Martínez Abarca, 3 de septiembre de 2013


No me parece nada mal que un padre done un dinero a su hija para que pueda comprarse una casa o lo que sea. De hecho, lo raro es la versión zarzuelera según la cual los 1.2 millones de euros que Juan Carlos entregó a Cristina de Borbón fue un préstamo del que la hija habría declarado haber devuelto una ínfima parte. Lo normal es pensar que lo llamaron préstamo y no donación porque entonces todavía las donaciones y herencias no eran básicamente gratis: parece que Urdangarín declaró el dinero como donación y Cristina de Borbón como préstamo, lo que hace intuir que en este punto el honrado de los dos fue Urdangarín. O posiblemente no, porque ya sabemos que la familia Borbón responde más al patrón de familia tradicional (esa en la que el nexo de unión son los negocios y todo afecto es secundario o incluso un incordio) que a la familia contemporánea: en ese nivel no me meto con los borbones, por mí como si Juan Carlos inicia un procedimiento de desahucio contra su hija por no haber devuelto el préstamo.

Casi todos los padres que pueden echan una mano a sus hijos para salir adelante. No importa incluso que el hijo te haya salido tonto, ladrón o mala persona. Un hijo es un hijo.

Lo llamativo es la disponibilidad de dinero de Su Majestad. Acostumbrados como estamos a que nos expliquen que tenemos una familia real austerísima con una asignación tan escasa que convertiría en un derroche económico inasumible la elección democrática de la jefatura del Estado pensábamos que el rey andaría pelado. Siempre que Forbes sitúa a Juan Carlos de Borbón como una de las grandes fortunas mundiales la Casa Real anuncia una denuncia contra Forbes similar a esas que anuncian el dúo cómico CospeFloriano, que nunca acaban de existir. Así que resulta sorprendente que Juan Carlos disponga de una cantidad superior al total que afirma recibir como asignación en cuatro años sin gastar un euro (cinco si actualizamos el IPC desde 2004).

El problema no es la generosidad del rey con su hija (suponemos que también con su otra hija, dado que además ha tenido que cambiar de casa dada su inestabilidad familiar), algo propio de quien puede ser generoso, sino que se convirtiese una donación en falso préstamo para eludir al fisco (del que salen sus ingresos lícitos). Y lo que deberíamos saber de una vez es a cuánto asciende la fortuna de Juan Carlos de Borbón y muy especialmente cuál es su origen.

Lo único que sabemos es que según Zarzuela la fortuna que tenga el Rey la ha amasado él solito, no es heredada, puesto que la herencia que dejó su padre en cuentas en Suiza sirvió, cuentan ellos, para pagar el impuesto de sucesiones (¿no podrían haber declarado que era un préstamo del difunto a sus hijos? ¡Aprendices!).

No tenemos ninguna relación del patrimonio del rey. Tampoco del patrimonio nacional que ponemos a disposición del rey (coches, barcos, edificios, obras de arte…). El primero sería especialmente relevante por su origen: si no es explicable mediante la asignación pública tendrá que serlo mediante pagos privados inexplicable. Quizás por eso sólo lo intuimos cuando Forbes publica su estimación o cuando Hacienda destapa una puntita de uno de los icebergs.

http://www.martinezabarca.net/2013/09/03/los-prestamos-de-su-majestad/?fb_source=pubv1