miércoles, 8 de octubre de 2014

Las tarjetas "opacas" y los sindicalistas, por Héctor Maravall

3 de octubre de 2014

LAS TARJETAS "OPACAS" DE BANKIA Y LOS SINDICALISTAS

Pensaba escribir sobre el proceso de elecciones sindicales, que en estas mismas semanas esta cogiendo impulso o algunas reflexiones sobre el modelo productivo que se esta configurando en la salida de la crisis económica. Pero muchos de los lectores habrían pensado que vaya manera de esconder el bulto y tendrían toda la razón.

El asunto de las tarjetas opacas en Bankia es un tremendo mazazo para la credibilidad de la izquierda política y de los sindicatos de clase. No sirve la excusa de que la derecha y dirigentes empresariales también están implicados. A mi lo que me interesa es intentar salir de la telaraña de “la casta”, donde nos quieren meter algunos y por el momento con evidente éxito.

Es verdad que la información es aun muy confusa en determinados aspectos y sobre todo en la concreción de cómo se utilizaron las tarjetas. Seguramente no todos las habrán usado con la misma finalidad. Por ello hay que ser cuidadosos en los juicios de valor y no caer en tajantes descalificaciones sin tener todos los datos encima de la mesa. Pero eso mismo hubiera exigido información detallada de cada uno de los afectados de en qué y por que se han hecho esos gastos.

He pertenecido durante casi 5 años a un importante Consejo de Administración de una empresa pública, RTVE. Y se por experiencia lo facilísimo que puede resultar deslizarse por la pendiente de la irregularidad. No había tarjetas ni opacas ni de ningún tipo, pero sí la posibilidad de gastos de representación. Durante esos años los consejeros de la izquierda luchamos denodadamente para que hubiera transparencia en la aplicación de esos gastos de representación, que se regularan y se conocieran. Éramos minoría y no lo logramos a pesar de plantearlo reiteradas veces. Como tampoco conseguimos aprobar una norma sobre la utilización de los coches oficiales. En todo caso sí había que justificar uno por uno cada gasto realizado.

Así que me sorprende que en Bankia al menos los Consejeros de la izquierda no hubieran planteado como mínimo una regulación de esas tarjetas opacas. Por lo que sabemos cada uno cogió la suya y la utilizó a su propio criterio y sin requisito alguno de justificación y eso se mire como se mire no es admisible y no sirve el que en otras entidades financieras o grandes empresa sucedan cosas parecidas.

Así las cosas me congratula que el Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, haya sido tajante y haya anunciado la expulsión de quienes se hayan aprovechado de manera injustificada de esas tarjetas opacas y haya pedido perdón por los socialistas implicados. No todas las reacciones han sido tan contundentes, seguramente por temor a precipitarse o a caer en una especie de caza de brujas. Sí es un dato a tener muy en cuenta las dimisiones de responsables tanto sindicales como del PSOE, en claro contraste con la actitud, hasta el momento, de implicados de la derecha y la patronal, lo que refleja que no todos son iguales ni mucho menos.

Pero más allá del escándalo de las tarjetas de Bankia, sería conveniente profundizar el debate sobre la participacion, por lo menos de los sindicatos en los Consejos de Administración. Ignacio Fernández-Toxo hace más de año y medio en el Congreso Confederal de CCOO se pronunció de forma muy crítica al respecto y dio a entender que esa vía o se iba a cerrar o se iba a regular con absoluta transparencia y rigor.

No es un tema fácil. En algunos de los Estados mas avanzados del mundo los Sindicatos están en Consejos de Administración, resultado de una justa reivindicación para conocer, controlar e incidir, en la medida de lo posible, en la toma de las decisiones estratégicas de las grandes empresas. Desconozco como lo tienen establecido  y que garantías existen para evitar practicas irregulares. Porque me figuro que intentos de comprar y corromper a dirigentes sindicales haberlos  haylos en muchos sitios. Por tanto habrá que amarrar muy férreamente esas garantías o buscar vías alternativas para conseguir ese control e influencia en el funcionamiento de las empresas.

Sea cual sea la decisión que tomen CCOO y UGT sobre la participación en los Consejos de Administración, el mal ya esta hecho y me temo que tardaremos años en levantar esa losa que nos ha caído encima y que se viene a  sumar a otros hechos injustificables y desde luego a una intensa, sostenida y eficaz campaña antisindical que estamos padeciendo en los últimos años.

Sin duda van a arreciar las críticas, justo en medio del proceso de elecciones sindicales, y nos va a costar mucho desprendernos de la acusación de formar parte de “la casta”.

Por tanto, sin precipitarnos, pensando bien las cosas y contando de la forma más amplia posible con la opinión del conjunto de la afiliación, los sindicatos tenemos que mover ficha. Estamos en una situación de emergencia y hay mucho en juego, por lo que las respuestas deben ser meditadas, con visión de futuro, pero inequívocas, para que nos ayuden a recuperar la confianza de millones de trabajadores.

Los sindicatos tenemos que asumir nuestros errores y limitaciones y obrar en consecuencia y con contundencia. Pero el conjunto de la ciudadanía y de la clase trabajadora debe ser muy consciente que hay que defender y proteger a los sindicatos de clase, porque de lo contrario nuestro país sufrirá un retroceso formidable en sus condiciones de trabajo, de vida, de protección social. Una sociedad con sindicatos débiles, marginados o devaluados, estará mas cerca del siglo XIX que de los retos que tiene que afrontar en el siglo XXI, como he resumido en otras ocasiones, estaremos mucho mas cerca de Singapur que de Suecia.

Dos ultimas consideraciones. Este escándalo no debería ocultar la realidad de que en muchas, muchísimas,  grandes empresas hay diversas y eficaces formulas para sobrepagos a sus equipos directivos, con cuantías o privilegios desorbitados, ¿hemos olvidado las millonarias stock options de Telefónica? que convierten en calderilla los pagos de las tarjetas opacas de Bankia. No puede ser una excusa ni un atenuante, pero a ver si ahora quienes abusan en nuestro país van a ser los de un puñado de sindicalistas y de militantes de partidos de la izquierda.

Por último, me figuro la desolación, la rabia y el acoso al que estarán sometidos en estas horas decenas de miles de activistas sindicales, aquellos que día a día dan la cara en sus centros de trabajo defendiendo las justas reivindicaciones de sus compañer@s. Lo están pasando mal y peor que lo pasaran en los próximos días. Pero que tengan la seguridad de que el sindicalismo de clase, que no tiene por detrás precisamente un camino de rosas, saldrá adelante, gracias a ellos y a los millones de trabajadores que siguen confiando en su ingente y desinteresado trabajo.


http://hectormaravall.blogspot.com.es/2014/10/las-tarjetas-opacas-de-bankia-y-los.html