lunes, 4 de mayo de 2015

Intervención en el “Homenaje a los deportados de Guadalajara en los campos nazis”





Arturo Peinado Cano. Federación Estatal de Foros por la Memoria
Alovera, 3 mayo 2015


En nombre de la Federación Estatal de Foros por la Memoria quiero expresar nuestro agradecimiento por haber sido invitados a participar en este acto de homenaje a los deportados, y en conmemoración del 70ºAniversario de la victoria sobre el fascismo. Es para nosotros un gran honor.
Como sabréis, la Comisión Constitucional del Congreso ha aprobado el pasado martes 28 de abril, por unanimidad, una proposición no de ley que insta al Gobierno a reconocer como “héroes de la lucha por la libertad” a los republicanos que fueron hechos prisioneros por los nazis y estuvieron en campos de concentración como el de Mauthausen. Ciertamente, es un homenaje tan tardío e insuficiente como merecido. 

Nos surge la pregunta de cómo es posible que la derecha española, tan refractaria a homenajear a los defensores de la legalidad democrática, ahora haya accedido a esta medida de reparación simbólica. ¿Porqué en este caso sí, y en otros casos de ninguna manera? En nuestra opinión, es que consideran que al haberse producido los crímenes en Austria o Alemania por los nazis, son algo ajeno a la responsabilidad del Estado español, y en consecuencia no han impedido el homenaje, como sí hacen invariablemente cuando se trata de las víctimas directas del franquismo.

Pero en el caso  de las víctimas españolas de los campos nazis, parten de una falacia histórica, porque está sobradamente demostrada la responsabilidad directa del régimen de Franco en la deportación, cautiverio y muerte de miles de ciudadanos españoles. Si nuestros compañeros lucían en los campos nazis el triángulo azul de los apátridas, es porque la dictadura, por decisión del entonces Ministro de exteriores de Serrano Suñer, les negó la nacionalidad española y los puso a disposición de la maquinaria de exterminio.

Los abogados de la Federación Estatal de Foros por la Memoria han estado personados en una querella de la Audiencia Nacional contra varios guardianes de campos de exterminio nazis. Por primera vez, deportados españoles  a los campos de Mauthausen, Buchenwald y Sachsenhausen declararon ante la justicia española. Este procedimiento, a pesar de su cierre definitivo con las restricciones impuestas a la justicia universal, ha alcanzado algunos logros, como el reconocimiento por  el auto del juez, de los republicanos españoles como una categoría de víctimas del sistema concentracionario nacionalsocialista, achacable a motivos políticos. La deportación y el asesinato de miles de republicanos entronca así, con el Holocausto y con la Solución final nazi.

Esta semana también hemos visto cómo Alemania juzga por crímenes contra la humanidad (imprescriptibles) al contable de Auschwitz. Es la prueba de que un Estado realmente democrático no se conforma con un mero reconocimiento simbólico de las víctimas, sino que no renuncia a hacer justicia efectiva: es decir, llevar ante los tribunales a los verdugos y sus cómplices.

Tenemos el deber de recordar a nuestros compañeros y camaradas asesinados en los campos nazis, y exigir la preservación en la memoria colectiva de las causas y el sentido de su sacrificio. Pero no sólo de las víctimas de los nazis, también de las docenas de miles que padecieron las prisiones franquistas; los campos de concentración; los destacamentos de trabajo esclavo o las colonias penitenciarias. Habréis escuchado expresiones que han titulado libros y documentales, como “toda España era una cárcel” o “una inmensa prisión”. Es responsabilidad de la sociedad exigir, y de las organizaciones democráticas garantizar la pervivencia y el respeto a su memoria. También deberían asumir su responsabilidad financiando las políticas de reparación material y simbólica, las empresas herederas de aquellas que se beneficiaron del trabajo esclavo de los presos políticos durante el franquismo: Huarte, Banús, Fenosa, Entrecanales, Dragados, y tantas otras.

Si las víctimas tienen el derecho inalienable a ser recordadas, las sociedades y todos y cada uno de quienes las componemos tenemos DEBER de Memoria. Eso no sucede en este país, donde se puede ser formalmente demócrata sin ser antifascista, algo inconcebible en el resto de países de nuestro entorno. El 7 de diciembre de 1941, los nazis emitieron el Decreto de Noche y Niebla para los enemigos políticos y raciales de los territorios ocupados: no sólo había que eliminarlos físicamente, sino destruir cualquier prueba de su pasada existencia. El fin último de nuestro trabajo debe ser impedir que los nazis y sus cómplices, como los fascistas españoles, puedan alcanzar la victoria definitiva más de 70 años después.  De ahí la importancia trascendental de conmemorar con actos como este, en recuerdo de las víctimas, la victoria total contra el fascismo, de recuperar la bandera roja ondeando sobre el Reichstag y a nuestros compatriotas de La Nueve desfilando por los Campos Elíseos.

Esta es la lucha en la que estamos implicados, y de  nuestra victoria  o de nuestra derrota depende el futuro de todas y de todos. Contamos con vosotros, para luchar y para volver a vencer.

Salud y República. No pasarán