lunes, 22 de noviembre de 2021

Intervención sobre las fosas comunes del franquismo


 

Intervención CURSO INTRODUCTORIO SOBRE MEMORIA DEMOCRÁTICA Y JUSTICIA

Mesa Redonda "Hablan los movimientos: fosas, la desbandá, la memoria feminista, los crímenes de la transición”

Jueves, 18 de noviembre de 2021. Universidad Carlos III. Campus Puerta de Toledo (Ronda de Toledo, 1)

Integrantes de la Mesa:

  Llum Quiñonero

  María José Montero

  Manuel Ruiz

  Arturo Peinado.

Modera: Ana García.


Arturo Peinado Cano. @apces

Presidente de la Federación Estatal de Foros por la Memoria.

 

La exhumación de fosas comunes del franquismo siguiendo protocolos científicos, a partir del año 2002, por la llamada generación de los nietos, está en el origen del movimiento social por la recuperación de la Memoria y de las políticas de memoria que se han implementado desde entonces. El impacto social generado por la visión de las víctimas de las fosas comunes, y cómo se ha presentado por los medios de comunicación, ha hecho que la opinión pública identifique casi automáticamente la exhumación de fosas comunes del franquismo con el sentido y los objetivos del movimiento social por la recuperación de la memoria. Es completamente erróneo e infinitamente más complejo.

 La percepción social se debe tanto al impacto que las imágenes de dichas exhumaciones causan, como a la imagen simplificada que los medios de comunicación trasmiten habitualmente sobre el sentido de las mismas.

 El problema radica en que en España, miles de personas ejecutadas extrajudicialmente y hechas desaparecer por la fuerza, reciben el trato de restos arqueológicos, en vez de víctimas de graves agresiones a los derechos humanos, sin el requerimiento de apertura de un procedimiento judicial para conocer no solo la identidad de los restos, sino también la causa y sus responsables. Una fosa común del franquismo constituye, antes que cualquier otra cosa, un conjunto de pruebas de crímenes. Por tanto, el modelo de exhumación no judicializada que se ha impuesto implica deshacerse poco a poco del “problema” buscando hacer permanente y definitiva la impunidad de los crímenes.

 Hoy, las víctimas del franquismo continúan siendo tratadas como una excepción por el Estado, que no reconoce su existencia y las mantiene en un limbo jurídico al que no se aplican los procedimientos habituales de la Justicia.

 La Federación Estatal de Foros por la Memoria realizó una quincena de exhumaciones de fosas comunes del franquismo en diferentes comunidades autónomas, entre 2003 y 2012. Todas se llevaron a cabo por profesionales de diversas disciplinas como trabajo militante no remunerado, y en cada una de ellas presentamos denuncia ante el juzgado natural por el tipo penal de crímenes contra la humanidad, con un importante respaldo documental, histórico y jurídico. Es decir, exigiendo la implicación de la Justicia en la exhumación conforme dispone la Ley de Enjuiciamiento Criminal, y en consonancia con lo establecido por el derecho penal internacional de los derechos humanos. Ya en 2012 el magistrado retirado del Tribunal Supremo José Antonio Martín Pallín animaba a presentar querellas en cadena contra todos los jueces territoriales que no acudan a las fosas del franquismo durante las exhumaciones. “Cuando se le dice al juez ‘venga a ver este cráneo con un agujero de bala’ y no va, está prevaricando”.

 Invariablemente la respuesta que hemos recibido tras cada exhumación, ha sido el archivo de nuestras denuncias (inmediatamente recurridas por nuestra parte a la instancia superior) sin abrir una investigación, argumentando la primacía del derecho interno sobre el internacional, la prescripción del delito, y en todo caso, aplicando la Ley de Amnistía de 1977. Eso era lo que pasaba hasta 2012. Posteriormente, en las dos últimas exhumaciones que llevamos a cabo (en Guadalajara y Málaga), nuestras denuncias se archivaron en aplicación de la Ley de Memoria Histórica de 2007. La sentencia de 2012 del Tribunal Supremo que absolvió al exjuez Garzón, dejó claro que la vía de la Justicia quedaba cerrada para las víctimas del franquismo.

 La desaparición forzada de las víctimas, la denegación explícita de justicia ha supuesto un castigo post mortem (a lo que se añadieron las múltiples formas de represión que tuvieron que soportar las familias y los supervivientes). Son heridas que se han ido transmitiendo de una generación a otras.

 Frente a las demandas de familias y asociaciones el Estado optó por intentar reconducir todo el proceso de exhumaciones a la vía administrativa, mediante la Ley de Memoria de 2007. La Ley de memoria vigente niega explícitamente el derecho a la Justicia de las víctimas y de sus familias, y además privatiza y externaliza la gestión de las exhumaciones, subvencionando a familias, asociaciones y profesionales.

 

Buena parte de las leyes de memoria autonómicas insisten en ese modelo, al insistir en legislar sobre la intervención en exhumaciones cuando no se tiene competencia sobre Justicia, persevera en líneas generales en el modelo privatizador y extrajudicial de exhumaciones.

 La solución que hasta ahora ha propugnado el Estado al problema de las fosas comunes pasa por circunscribir las exhumaciones al ámbito estrictamente personal y familiar, ajeno a otras consideraciones. Se niega a los familiares el reconocimiento y el derecho a la justicia, y se utiliza su dolor y el legítimo derecho a la recuperación de los restos del familiar asesinado, haciéndoles creer que hacer justicia consiste exclusivamente en devolverles unos restos mortales que fueron mal enterrados, y que eso es todo lo que deben esperar.

 Se pretende que se desentierren los restos de nuestras compañeras y nuestros compañeros enterrando definitivamente la Justicia, la Verdad y la Memoria, mediante la ocultación a la sociedad del significado real de las exhumaciones, circunscribiéndolas a actos privados formalmente humanitarios. Un entierro “digno”, no recupera necesariamente la dignidad de las víctimas, ni les hace Justicia. 

Sobre el Proyecto de Ley de Memoria Democrática, actualmente en tramitación parlamentaria, valoramos que es un importante avance que la localización y exhumación de las fosas comunes del franquismo se considere responsabilidad directa e ineludible del Estado español. Sin embargo, no se garantiza la indispensable judicialización de todo el proceso de exhumaciones e identificaciones, para garantizar plenamente la Tutela Judicial Efectiva. Es irrenunciable que las exhumaciones se realicen dentro de un procedimiento judicial que tenga en cuenta los tipos de delitos, el necesario conocimiento de la verdad y que fije los procedimientos acordes con el derecho internacional de derechos humanos. Ha de tener en cuenta, además, los diferentes tipos de enterramientos clandestinos, oficiales, etc... Demandamos a los poderes judiciales y al Estado que asuman sus obligaciones, y elaboren un plan de exhumaciones para llevar a cabo todas las que sean técnicamente viables, pero siempre judicializadas y llevadas a cabo por parte de un juzgado o fiscalía especializada, dentro de un procedimiento por el tipo penal de crímenes contra la humanidad.

Si no se producen previamente los cambios legislativos indispensables, llevar a cabo exhumaciones extrajudiciales implicará la destrucción irreversible de pruebas de crímenes contra la Humanidad, y supondrá el triunfo final del franquismo al hacer definitivos sus designios: la desaparición física de sus enemigos, su eliminación de la historia y la impunidad de los victimarios.