En 1999 Cristina Almeida dejó IU para, por medio de un trampolín llamado PDNI, ser candidata del PSOE-Progresistas a la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Si bien la maniobra era, en primer lugar, una Opa hostil contra IU, tenía también una lectura interna sobre la situación de un PSOE que llevaba desde 1996 en la oposición. En abril de 1998 Josep Borrell había ganado por un 55% de votos las primarias del partido socialista para ser candidato a la presidencia del Gobierno, recuperando un discurso más orientado a la izquierda, y derrotando al Secretario General Joaquín Almunia, la apuesta del aparato felipista de Ferraz.
La inclusión de Almeida como cabeza de lista para las primarias madrileñas, respondió a un pacto entre el aparato de Ferraz y la NI escindida de IU, encabezada por ella y por Diego López Garrido. Con ello se pretendía poner palos en las ruedas del candidato Borrell, el cual propugnaba una línea de oposición de izquierdas al aznarismo, y se postulaba a encabezar en el futuro una estrategia de “izquierda plural”, una propuesta mimética a la que en ese momento propiciaba Lionel Jospin en Francia.
El pacto PSOE-PDNI, realizado de espaldas al candidato Borrell, fue entendido por IU como una provocación que hacía prácticamente imposible cualquier acuerdo futuro. No hay que olvidar en que nos encontrábamos aún en la época en que dirigentes del PDNI, y fundamentalmente la señora Almeida, tenían acceso directo permanente a medios comunicación públicos y privados, con una profusión que jamás soñaron los dirigentes de IU, dedicándose desde estos medios a ratificar la teoría de “la pinza”, y participando de modo entusiasta en la operación de ridicularizar el discurso del entonces Coordinador de IU Julio Anguita.
Esta interpretación del acuerdo con NI (y la imposición por Ferraz de Almeida) como un sabotaje a lo que podía llegar a representar Borrell fue la que hizo entonces la FSM, Federación Socialista Madrileña del PSOE, dominada tradicionalmente por el llamado “sector guerrista”, lo que provocó un hondo malestar en el seno de la Federación.
Cristina Almeida actuó como portavoz del grupo PSOE-progresistas en la investidura de Ruiz Gallardón como presidente de la CAM, y también fue designada senadora en representación de los socialistas de la Comunidad de Madrid, todo ello en virtud de los acuerdos PSOE-PDNI de ámbito estatal. Sin embargo, siempre se encontró en minoría dentro de un grupo autonómico socialista madrileño molesto por haber sido los pagadores al PDNI del premio gordo del pacto cupular, que entendieron, amén de una puñalada por la espalda al candidato Borrell, como una imposición a la FSM del aparato felipista de Ferraz.
El principio del fin de la carrera política de Almeida comenzó en el debate del estado de la Región de la Comunidad de Madrid de 2000. Atacó con dureza a Gallardón por la supuesta manipulación informativa y por el bajo nivel de los contenidos de Telemadrid (¡lo que ha llovido desde entonces!). El entonces presidente madrileño, con una condescendencia humillante y un tono sarcástico que sólo utiliza en las grandes ocasiones, desglosó en su réplica las andanzas de la señora Almeida por los programas de Hermida, Rafaela Carrá y Vip Noche.
Ni qué decir tiene que las sonrisas (y hasta las carcajadas que llenaron auditorio) no se circunscribían en exclusiva a la bancada del grupo popular. Posteriormente el resto del debate consisitió en un duelo dialéctico de gran altura entre Gallardón y el representante de Izquierda Unida, Ángel Pérez, ninguneando de manera evidente a la portavoz del principal grupo de la oposición. Después se supo que Almeida no había recibido apoyo alguno para preparar el debate por parte del grupo de diputados de la FSM.
Ese fue la última intervención de la Sra.Almeida en la cámara madrileña. En 2001 el PDNI oficializaba su disolución y el ingreso de sus afiliados en el PSOE, y el diputado Pedro Sabando fue el portavoz socialista en el debate sobre el estado de la Región, a pesar de que Almeida, aduciendo que seguía siendo la presidenta del Grupo, pretendía repetir. La dirección de la FSM y el grupo parlamentario socialista le recordaron que, tras la absorción del PDNI, el acuerdo de 1999 quedaba sin vigor, y que ella se debía a la disciplina de los órganos de su nuevo partido. Hasta el día de hoy al menos, nos hemos quedado sin su habitual discurso de anuncio de compresas con alas.
Como se ve, en algunos (muy pocos) casos, los tránsfugas de la política reciben la misma respuesta que el cónsul Servilio Cepión dio a los asesinos de Viriato. Porque la moraleja de todo esto es que dejarse utilizar, en política tiene un rédito a muy corto plazo. Hoy he recordado la historia de doña Almeida escuchando en la radio la noticia de la incorporación de Rosa Aguilar al gobierno de Andalucía.
Espero que a la Sra.Aguilar le vaya muy bien en este nuevo camino que ha decidido seguir, pero será mejor que tenga presente aquel refrán de las barbas del vecino (en este caso, vecina). Claro, que Rosa es más de radio que de televisión.