domingo, 21 de mayo de 2023

Comunicado: Homenaje a las víctimas madrileñas de la deportación a los campos nazis

 


Madrid, 20 de mayo de 2023

El pasado 2 de marzo se inauguró el monumento memorial a las víctimas madrileñas de la deportación a los campos nazis junto al que nos encontramos, en cumplimiento del acuerdo unánime de la corporación municipal de Madrid alcanzado durante la anterior legislatura. Hoy esa unanimidad sería imposible.

Millones de personas fueron víctimas del sistema concentracionario nacional-socialista: resistentes antifascistas, judíos, gitanos, discapacitados físicos y mentales, homosexuales, masones, Testigos de Jehová, prisioneros de guerra… Un exterminio organizado y planificado desde las instituciones de un Estado moderno, que emitía órdenes, y proporcionaba procedimientos administrativos y medios técnicos para ello. Constituye el mayor acto criminal y la mayor degradación moral de la Historia de la Humanidad.

En los meses de enero y febrero de 1939, desde Cataluña medio millón de españoles cruzaron en condiciones inhumanas los Pirineos, huyendo del terror del ejército golpista, para acabar hacinados en playas o dispersados por toda la geografía francesa. Unas diez mil personas republicanas acabaron deportadas a los campos de concentración nazis, como consecuencia de su lucha antifascista, primero en España y luego, exiliados en Francia, luchando contra la ocupación alemana. Esto fue posible por la complicidad del gobierno colaboracionista de Vichy y la aquiescencia de la dictadura franquista.

Las deportadas y los deportados republicanos eran hombres y mujeres de todas las condiciones y de los más diversos lugares que vivieron con entusiasmo los nuevos tiempos que anunciaba la proclamación de la 2ª República. Su dignidad como seres humanos fue vulnerada desde el momento en que tuvieron que huir de su país, obligados a cruzar los Pirineos, a hacinarse en las embarcaciones que les trasladarían al norte de África, o atravesar mares y océanos, en busca de refugio. Combatientes primero contra los militares traidores a la República, luchadores después en las filas del ejército francés, pioneras y pioneros en la Resistencia contra el ocupante nazi, trabajadores esclavos al servicio del esfuerzo de guerra alemán, su catalogación de "rojas" y “rojos” y enemigos de Franco y de Hitler, les condujo a los campos de la muerte.

Mientras que las personas que consiguieron sobrevivir a la experiencia concentracionaria fueron cuidadas y homenajeadas en sus países de origen, y podían recordar públicamente y honrar a los compañeras y compañeros asesinados; en España, las víctimas fueron invisibilizadas, y los honores quedaron reservados a los fascistas vencedores de la guerra. Diluidas las esperanzas de un retorno a una España liberada, la mayoría no sobrevivió al fin del régimen cómplice con el nazifascismo, tal como fue declarado por las Naciones Unidas en su Resolución del 12 de diciembre de 1946.

En este monumento podemos ver los nombres de los 449 hombres y mujeres nacidos en Madrid deportados y víctimas del nazismo. Algo que el Gobierno municipal presidido por el alcalde Almeida ha negado a las 2.936 víctimas del franquismo en la ciudad de Madrid. La derecha española intenta imponer el relato de que los crímenes del nazismo son algo excepcional y ajeno a lo que pasó en nuestro país, porque fueron cometidos por extranjeros fuera del territorio español. Ocultan la responsabilidad documentada del régimen de Franco en la entrega, deportación y asesinato de los miles de republicanas y republicanos españoles víctimas del régimen del sistema concentracionario nazi. El discurso del alcalde de Madrid, además, pretende diluir el calvario de las víctimas españolas del régimen nacionalsocialista en el marco de la Shoah u Holocausto.

No es una cuestión de mera nostalgia para la derecha española, sino que son conscientes de cómo el pasado actúa en el presente y en el futuro. Se comprende por tanto la dedicación e insistencia en que se desconozca la verdad del pasado, y los intentos por controlar que su falso relato sea socialmente hegemónico, con la intención última de legitimar sus proyectos políticos presentes y futuros.

Se dice que el alcalde Almeida es un enemigo de la Memoria Histórica. Nada más incorrecto. Desde que accedió al gobierno municipal está llevando a cabo, de manera constante e implacable, unas políticas de memoria en la ciudad de Madrid profundamente reaccionarias y negacionistas. Prueba de ello es el desmantelamiento inmediato de organismos y políticas desarrollados durante la anterior legislatura municipal; los bochornosos monumentos inaugurados, sustentados en relatos falsos, en honor a “los últimos de Filipinas” o a la Legión; la destrucción de la placa dedicada a Largo Caballero; su papel en el tema del Memorial de la cárcel de Carabanchel; su colaboración en la reposición de callejero franquista; la profanación de la necrópolis del cementerio del Este… A las puertas de unas elecciones municipales y autonómicas exigimos a las fuerzas políticas la misma firmeza, contundencia y celeridad que ha aplicado el alcalde Almeida, pero en la aplicación de políticas de memoria democráticas.

Observamos desde hace unos años el resurgir impune de los revisionismos y negacionismos de la historia del siglo XX, con comparaciones vergonzosas entre los que lucharon por la libertad y los que lucharon por un régimen criminal. ¿Cómo las democracias europeas consienten la divulgación de todo tipo de insensateces y la trivialización de los crímenes cometidos por el franquismo y el régimen nacionalsocialista?

Conocer la verdad sobre la historia, aprender y enseñar sus lecciones, no es una opción, es un derecho ciudadano y una obligación, un deber y es nuestra responsabilidad como sociedad. Hay evidentes carencias de políticas de conocimiento del pasado y de reconocimiento de aquellos hombres y mujeres que lucharon por la conquista de las libertades, incluso en las circunstancias más adversas. Hacemos un llamamiento para que en los planes de estudio de los diferentes niveles académicos se garantice el conocimiento de los crímenes cometidos por el franquismo y el nazismo, en especial de la Deportación, y de la resistencia antifascista y sus protagonistas.

Reafirmamos nuestro compromiso en honrar, reivindicar y promover la memoria colectiva de estos españoles y españolas –vecinos de Madrid en este caso-  que hoy homenajeamos, y reconocer el lugar de privilegio que les corresponde, no solo en nuestra historia democrática sino también en la europea, por su defensa de la democracia y la libertad.

No perdonamos. No olvidamos.

Verdad, Justicia y Reparación. Salud, Memoria y República.