lunes, 19 de octubre de 2009

La incompetencia y la corrupción generan víctimas


Me ha sorprendido leer hoy la siguiente noticia en "Público":
"La polio de los cincuenta, negligencia del franquismo" y el posterior artículo de Antonio Avendaño
"Responso civil por los ‘fusilados’ del 59".

Decía en sus últimos años Dionisio Ridruejo que el franquismo nunca fue un estado totalitario, porque tenía unas serias limitaciones que lo impedían: la incompetencia y la corrupción institucionalizada.

En este caso las víctimas fueron unos niños. De lo que es capaz la derecha cuando se ocupa de la salud pública ya lo vimos con la Colza y los "bichitos" de Sancho Rof, y lo estamos padeciendo día a día los madrileños con las políticas de Lamela, Güemes y la Lideresa. Además la situación va a ir empeorando conforme vayan surtiendo efecto las consecuencias del modelo de voladura controlada de la sanidad pública madrileña, que están implantando a beneficio de sus amigos a cargo de clínicas privadas, aseguradoras...

El programa de acción es meridianamente claro: la degradación planificada de la sanidad pública, transfiriendo recursos al sector privado, al tiempo que se convierte la primera en un residuo asistencial para los sectores desfavorecidos que no puedan pagarse la privada. Así la pública será menos costosa y podrán bajar los impuestos a los que más tienen.

Eso sí, que la gente debería plantearse que si la atención sanitaria se convierte en un negocio, habrá "clientes" no rentables, a los cuales la sanidad privada se negará a acoger: los enfermos crónicos y las personas mayores.