A raíz de la imagen de varios dirigentes del PSOE con el puño en alto, al finalizar el mitin de Zapatero en Rodiezmo, Esperanza Aguirre y otros miembros del Partido Popular, han declarado que dicho gesto les resulta “totalitario”, “amenazante”, “antiguo y triste” y lo asimilan a “un puñetazo”.
El gesto simbólico de levantar el puño proviene de la época llamada de entreguerras, más concretamente de los Frentes Populares de Europa occidental, las alianzas políticas y electorales entre las organizaciones obreras y los partidos republicanos de la pequeña burguesía que se constituyen a partir de 1934 en Europa Occidental, como respuesta al avance del fascismo. Éste había llegado al poder en Italia en 1922, en Alemania en 1933 y el fascismo clerical austriaco había aniquilado a los trabajadores socialistas de Viena en la primavera de 1934. En 1936 llegaron al poder los frentes populares, primero de España y luego en Francia, tras ganar sendas elecciones democráticas libres.
Por tanto, si el puño en alto es un histórico símbolo de resistencia antifascista, ¿porqué dicen sentirse amenazados estos señores?. Que cada uno extraiga sus propias consecuencias.
Y que conste, no insinuamos con ello que algunos dirigentes del Partido Popular prefieran el saludo romano al puño en alto. Ellos también saben que el fascismo es el capitalismo en estado de excepción, y (desgraciadamente) este no es el caso. Por tanto, no reivindican símbolos fascistas en contraposición a símbolos republicanos o izquierdistas, sino que argumentándolo con supuestos principios democráticos condenan la recuperación de la memoria antifascista (en primer lugar las formas, y sobre todo el fondo) promoviendo políticas activas de olvido en nombre de lo “moderno” y de lo políticamente correcto. Nada nuevo que no haya estado formando parte de las políticas oficiales de impunidad y No Memoria en nuestro país desde 1975. Por cierto, una forma (patética) de asumir e interiorizar los valores ideológicos del adversario, es decir por ejemplo, que el puño cerrado “con rosa es un gesto pacífico”.
Tampoco debemos olvidar que el símbolo del puño cerrado fue el saludo oficial del Ejército Popular de la República, las fuerzas armadas del Gobierno legal, democrático y legítimo, que durante tres años resistieron heroicamente al fascismo italiano, al nazismo alemán y a nuestra versión mesetaria del fascismo: genocida, clerical y chusquero.
Por tanto y aunque sólo fuese por ese motivo, el puño cerrado en alto sigue representando hoy valores universales de solidaridad, democracia plena y libertad. Fue uno de los símbolos internacionalistas de quienes en los años 30 pensaban que un mundo mejor era posible, y a quienes en muchos casos les fue arrebatada la vida por ello.
La falsa polémica abierta por Aguirre y otros personajes que se niegan a condenar una dictadura criminal de 40 años, me ha hecho recordar también las fotos tomadas por Robert Capa en Barcelona, durante la despedida de las Brigadas Internacionales en1938: miles de hombres puño en alto que habían dejado todo para tener el “honor de morir por nosotros”, porque la lucha contra el fascismo no distinguía de razas, idiomas ni fronteras. Y también trae a la memoria un fragmento del discurso que Dolores Ibárruri pronunció en aquella ocasión:
“Sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia, frente al espíritu vil y acomodaticio de los que interpretan los principios democráticos mirando hacia las cajas de caudales o hacia las acciones industriales que quieren salvar de todo riesgo”
Deberían preguntarse Doña Aguirre y sus conmilitones si ellas y ellos, que en determinados ámbitos se presentan como “los demócratas” por antonomasia, repartiendo o negando certificados de limpieza de sangre democrática, son también antifascistas.
Es más, deberíamos pararnos todos a pensar si se puede ser un demócrata sin ser primero un antifascista.
Arturo Peinado
Federación Estatal de Foros por la Memoria
Madrid, 8 de septiembre de 2009
Federación Estatal de Foros por la Memoria
Madrid, 8 de septiembre de 2009